Aunque Ben y Altair estaban lejos de estar completamente recuperados, un par de días después de la desastrosa visita de Raziel, fueron levantados y colgados de nuevo de los grilletes. Como Ben fue levantado primero, cuando levantaron a Altair y mientras lo conducían hacia la pared, pudo ver a su primo y le dolió el corazón, pues a pesar de que ellos se habían curado de las sucesivas heridas, el torso de Ben presentaba un aspecto lamentable y estaba surcado de cicatrices. No obstante, lo que más preocupaba a Altair era la actitud de Ben durante los últimos dos días, ya que parecía haberse dado por vencido, había rechazado comer y prácticamente no había dicho nada por mucho que Altair lo había intentado.
Un encierro como aquel, aparte del hecho mismo del aislamiento, había estado vestido de sufrimiento físico y emocional, de modo que cualquiera que hubiese sido sometido al mismo y suponiendo que hubiese sobrevivido, habría enloquecido, sin embargo, ellos habían seguido luchando. Ben se había refugiado en la esperanza de sacar a Cassandrea de allí, mientras que Altair si bien también quería hacerlo, su refugio era la visión de destrozar pedazo a pedazo a aquellos mal nacidos, y aunque había derramado gran cantidad de sangre, la que aun corría por sus venas, parecía haber sido sustituida por concentradas corrientes del veneno del odio. Con las cosas así, y viendo a Ben en aquel estado, Altair la emprendió en su contra no porque sus sentimientos por él hubiesen variado, sino con la intención de despertarlo, ya que si de algo no podía darse el lujo era de perder a Ben.
Altair suspendió su cháchara cuando escuchó pasos, y aunque Ben no tenía deseo de hablar ni de nada en realidad, su cerebro estaba en perfecto funcionamiento y pensó que suponiendo que quien se acercase fuese Evil, iba a pasarlo mal con el humor asesino de Altair. No obstante, no se trataba de Evil, sino de otros dos sujetos, uno era no muy alto, pero sí muy bien parecido y atildado, lo que hizo recordar a Ben como solía vestirse Altair, y en cuanto abriese la boca le quedaría claro que era inglés, mientras que el otro aparte de estar terriblemente desfigurado por lo que parecían quemaduras, le faltaba una mano, y al escucharlo hablar determinarían su extranjería. Ambos le resultaban familiares, algo natural porque los habían visto al inicio de su cautiverio, pero como no habían vuelto a verlos no podían precisarlo.
Weiss se acercó con cautela, porque, aunque ambos estaban firmemente sujetos por los grilletes, él sabía que aquel par de individuos eran peligrosos sueltos o amarrados. Otro asunto que entendió Weiss fue que, si bien los prisioneros habían llegado allí siendo poco más que adolescentes, ya eran hombres y unos sin duda muy resistentes, porque a juzgar por sus aspectos y siendo que él sabía perfectamente de lo que eran capaces Raziel y Zly, era como para que hubiesen muerto hacía mucho, lo que dejaba pocas dudas acerca del poder que se les adjudicaba y de su extrema terquedad.
Weiss entre otras muchas cosas carecía de paciencia y le sobraba arrogancia, pues estaba convencido de su propia importancia. El padre de este individuo había sido un mortífago sumamente leal a Voldemort y había inculcado a su hijo no solo las ideas puristas con respecto a la sangre, sino que le había enseñado además, que si había algo peor que un sangre sucia, era un traidor a la sangre, título que en la actualidad se disputaban los Weasley y los Black, de modo que en opinión de Weiss, si aquel necio muchachito realmente fuese un Black, sería doblemente traidor y ciertamente no merecería los poderes con los que había nacido. No obstante, intentó sujetar su lengua y después de examinar a Ben que no había abierto la boca, dio un inseguro paso hacia Altair causando la hilaridad de éste.
Aquel comentario le valió un violento golpe en el estómago, pero teniendo en cuenta los niveles de dolor a los que había sido sometido en los últimos años, ni siquiera registró aquello como dolor.
Bien fuese porque en realidad Altair estaba haciendo algo, o por simple miedo, Weiss dio un paso atrás seguro de que su cabeza estaba a punto de explotar, pero como esto cesó en breve, se dijo que se estaba dejando sugestionar por lo que sabía de aquellos chicos.