Louis se había incorporado en la cama justo en el momento que Jason entraba a la habitación. Jason había decidido que la única manera de hacer que Louis descansase era forzando su subconsciente al sueño y eso había hecho, pero si había regresado era porque el tiempo que había estimado para la recuperación ya había concluido y no se había equivocado, pero si bien estaba seguro que físicamente Louis estaba bien, se alarmó mucho cuando vio sus ojos llenos de lágrimas, y como solo podía haber un motivo para ello, el constante dolor de su corazón que no lo había abandonado ni un solo segundo durante los últimos años, se agudizó.
Como aquella era una meta compartida, Jason no dijo nada y a continuación Louis le relató su reciente encuentro con Cassandrea, lo que no contribuyó en nada a mejorar el golpeado ánimo de Jason y, por el contrario, al igual que Louis comenzó a imaginarse toda clase de posibles horrores, pues según lo que sabían de Raziel Jelinek, era un maldito sádico y aquella frase inconclusa de Cassandrea pasaría a torturar sus mentes en lo sucesivo mucho más que su ya muy larga ausencia. Abandonaron la habitación para ir en busca de Iván, Jason les relató lo sucedido con Malfoy y su hija, y aunque les apenaba aquello, especialmente a Iván que conocía a Sue, al menos en el caso de Louis su prioridad era otra. Sin embargo, antes de que pudiesen ponerse en camino y retomar las cosas donde las habían dejado, les llegó una urgente llamada de auxilio que no podían ignorar y se desmaterializaron hacia el lugar de donde los llamaban.
El callejón Diagon entraba en las prioridades del departamento de aurores como lugar a ser protegido, tanto por el tráfico de personas que circulaba por él a diario, como por el hecho de que allí estaba el centro financiero de su mundo, de manera que era un muy probable blanco para Jensy y sus hombres que ya habían atacado lugares similares en otros países. No obstante, en aquella época la vigilancia del lugar era aun mayor, pues estaban en temporada vacacional, lo que incrementaba la afluencia de personas especialmente de jóvenes magos y de muchas familias que decidían realizar las compras escolares temprano para evitarse el congestionamiento de final de vacaciones.
Uno de los escuadrones de aurores a los que correspondía la vigilancia del callejón ese día, era al que pertenecía Daviana y que estaba comandado por su amigo de toda la vida Patrick Hamilton.
Todos sus compañeros de promoción fastidiaban mucho a Daviana por aquello, ya que habrían tenido que ser sordos para no notar que ese era el modo como Albus Potter se dirigía a ella, algo que de paso solo hacía él, porque desde que Daviana había ingresado al departamento todos la llamaban por su nombre para diferenciarla de su hermano David.
Ambos rieron, porque Patrick era una amenaza al estilo Alexander y todos estaban seguros que jamás en la vida se ataría a una sola mujer, así que cuando tenía problemas de cualquier especie que involucrasen a féminas, bien fuese con alguna que pusiese más ahínco en cazarlo, o que intentase enredarlo en algún feo asunto, Daviana le servía de escudo, algo que había sucedido desde la escuela y los que los conocían desde entonces, pensaban que si algún día Patrick perdía su tan cuidada libertad, sería por Daviana, solo que no podían andar más equivocados, pero como era algo que les convenía a ambos que pensaran, no se molestaban en ridículas aclaraciones. Sin embargo, en breve la alegre sonrisa de Daviana desaparecería al escuchar la conocida voz del odioso señor Potter.
Dicho esto, no se entretuvo y siguió su camino mientras Daviana lo miraba con deseos de patearlo.