Una vez que Jensy estuvo razonablemente seguro de que Cassandrea iba a recuperarse, hizo que los guardias sacasen a Raziel de la habitación, pero mientras él se dirigía a otro lugar del palacio, uno de los guardias lo detuvo.
Aquella había sido su intención desde un inicio debido a lo que Zly y Raziel habían provocado al inyectarles el virus a los prisioneros, porque aparte de que pudieron haberlos matado con ello y a Jensy le interesaba mucho mantenerlos vivos, también habían provocado que varios de sus hombres se contagiasen, el mismo Raziel había resultado afectado y había contagiado a su vez a la chica con el terrible desenlace de la pérdida de su hijo y casi de ella misma. No era que Jensy fuese un defensor de la vida humana, pero aquello fastidiaba mucho sus planes, de manera que había enviado a Zly al calabozo desde hacía varios días atrás, y si Raziel no estaba en uno era por las condiciones en las que había estado y por el asunto de Cassandrea, pero ahora que todo estaba resuelto, el muy imbécil iba a pagar por ello.
En cuanto Jensy llegó al salón principal y cuando se disponía a recibir los informes acerca de las actividades en las diversas partes del mundo donde se había infiltrado, entraron varios sujetos en carrera.
Si alguno de los presentes hubiese podido ver la cara de Jensy en aquel momento, algo imposible porque él nunca recibía a ninguno de ellos sin la máscara, habrían corrido muy lejos y les habría resultado mucho más beneficioso, pues unos segundos después, los desgraciados caían fulminados sin tener oportunidad de informar nada más, algo muy perjudicial para Jensy de cara a los hechos futuros.
Altair y Ben seguían al lado de la cama de Cassandrea, y aunque estaban seguros de lo que habían hecho, al menos en el caso de Ben tenía expresión de preocupación.
Aunque eso también era cierto, no constituía por sí mismo un problema, pero Altair sabía que nada ganaba con recordárselo a Ben y sabía que él seguiría preocupado hasta que ella despertase. Sin embargo, a diferencia de su primo, a Altair le preocupaba justamente que Cassandrea recuperase el conocimiento, pues no había olvidado que la última vez que la habían visto ella no los había reconocido y había intentado matar a Ben. No obstante, Altair se equivocaba al pensar que Ben quizá había olvidado aquel detalle y eso quedó demostrado un poco más tarde.
Altair sabía eso puesto que una vez que habían aislado y eliminado el virus de su sistema, Ben se había ocupado de reparar los posibles daños que había causado la toxina en el sistema nervioso y en el circulatorio, mientras que él se ocupaba de otros órganos igualmente importantes, así que esperó con cierta aprensión a que Ben completase lo que quería decir.
La conversación quedó suspendida cuando Cassandrea se quejó y comenzó a moverse haciendo que ellos pretasen inmediata atención. Altair se concentró en sus signos vitales que afortunadamente marchaban bien, y Ben lo hizo en el aspecto exterior colocando una mano sobre su frente.