Cap. 26 Los herederos
Después que Jensy había hecho su afirmación, y aunque lo dicho por aquel individuo no le dijo nada a Ben, la alteración de Altair sí lo preocupó mucho y comenzó a preguntarse quién demonios era aquel sujeto, pues, aunque Ben había sido un excelente estudiante, no recordaba aquel nombre.
- ¿Y bien? ¿Qué tiene de importante ese hombre suponiendo que sea quién dices que es?
- Dunkeld Corbenic fue el último heredero de su linaje y poseedor de un enorme poder mágico, ya que era descendiente de una familia Drahìrli
- ¿Una familia qué? -- preguntó Ben a Jensy y al mismo tiempo a su primo -- ¿Qué demonios es eso?
- No tengo ni la menor idea -- contestó Altair
- ¿Nunca te has preguntado de dónde procede tu inusual poder?
- No -- contestó Ben con simplicidad
Y la verdad era que no había tenido tiempo para cuestionarse eso, porque prácticamente apenas se estaba enterando que lo poseía cuando fueron secuestrados y luego encerrados allí, de manera que no estaba mintiendo. Mientras que Altair estaba reprochándose el no haber prestado más atención al árbol familiar de los Stone y haberse conformado con lo que le había dicho Silver con relación a que su abuelo había sido huérfano y que había crecido en un orfanato.
- Pues debiste hacerlo y así sabrías de lo que estoy hablando -- estaba diciendo Jensy -- los magos que descendemos de los Drahìrli, somos…
- Un momento -- lo detuvo Ben -- ¿Esos tales Drahìrli tienen algo que ver contigo? Porque si es así, entonces estoy seguro que yo no soy uno de esos
- No seas necio, muchachito, ese al que llamas primo, y tú, son descendientes de esas familias tanto si te gusta como si no -- continuó Jensy -- En tu caso y como ya te dije, eres un Corbenic, y si no llevas el apellido que te corresponde, es porque tu tatarabuela no era la mujer adecuada para Dunkeld, de manera que jamás reconoció a su hijo
- Eso tiene un fallo, porque cuando nace el hijo de un mago, y suponiendo que el niño lo sea también, su nombre queda mágicamente registrado con el apellido que le corresponde
- Tú lo acabas de decir, en caso de que el niño sea un mago, pero sucede que tu bisabuelo no lo era
- ¿Cómo dices?
- George Stone era un Squib -- dijo Jensy y Ben rio
- Tu historia sigue teniendo fallos, porque los squibs no tienen hijos magos
- No los tienen, porque normalmente sus parejas no lo son, pero la mujer con la que se caso George, era una bruja -- aclaró Jensy
- Bien, todo eso es muy… ¿interesante? -- dijo en tono de duda -- pero no veo que…
- Todos los Drahìrli estamos destinados a unirnos -- lo interrumpió Jensy -- pues somos la sangre mágica más poderosa y los únicos con verdadero derecho regir los destinos de la humanidad. Los muggles son seres débiles, propensos a los vicios y fácilmente manipulables; son inestables e indecisos, tan pronto quieren una cosa como otra, y eso es lo que los hace manipulables e indignos de decidir por sí mismos lo que les conviene, de manera que necesitan un líder que les diga qué hacer, así que no merecen dirigir el mundo. En cuanto a los magos que han cedido estúpidamente nuestro mundo a esos necios, tampoco tienen derecho a ostentar ningún poder de decisión, porque nos han reducido al anonimato cuando podríamos estar ocupando el lugar que nos corresponde.
Tanto Altair como Ben fueron concientes del cambio de actitud, pues no solo el tono de voz de Jensy había variado, sino su expresión, y sus ojos tenían el brillo del fanatismo desquiciado, de manera que los chicos habían elevado las cejas llegando a la muy lógica conclusión que lo mejor que podía suceder era que alguien suprimiese la cabeza de aquel loco peligroso antes de que fuese demasiado tarde. Ellos no tenían idea de cómo estaban las cosas en su mundo, pero lo que sí sabían era que sus parientes seguían dando la batalla, pues la reciente herida de Evil así se los confirmaba y esperaban que estuviesen haciéndole las cosas muy difíciles a Jensy, o el futuro no solo de su mundo, sino del planeta en general estaría en franco peligro.
Aun tuvieron que soportar cerca de una hora más de la arenga de Jensy, pero Ben no dijo absolutamente nada y no lo habría hecho, aunque Altair no le hubiese recomendado no contradecir a aquel sujeto, ya que él sabía tan bien como su primo, que estaba en una especie de trance psicótico y sería mal asunto intervenir. Cuando finalmente Jensy recuperó su muy cuestionable cordura, miró a Ben casi con cariño.
- Debemos estar unidos, tú eres el último Corbenic, el heredero por derecho del poder de tu familia
Dicho esto, se dejó caer en el sillón y le hizo una seña para que se retirara, así que Ben se alejó lo más aprisa posible de aquel demente, pero en cuanto llegó a las puertas del salón, se encontró con Kaylo y con Übel quienes lo condujeron nuevamente a la celda. Llegaron a la zona de reclusión y lo empujaron dentro sin mucha ceremonia y sin entretenerse se marcharon.
- Ya sabía yo que este individuo estaba zafado y ahora no me queda ninguna duda suponiendo que las hubiese tenido -- dijo Ben, pero para su sorpresa Altair lo miraba en insólito silencio -- ¿Qué?
- ¿Realmente no sabes nada de los Corbenic?
- Vamos Altair, sabes que historia no fue una de mis materias preferidas y casi estudiaba para aprobar y nada más -- dijo Ben con fastidio