Kassandria. La Ciudad Perdida

Cap. 41 Escándalo

 

Durante los últimos años, los aurores se habían encargado de llenar las celdas de Azkaban con muchos de los hombres de Radvansky, y aunque Jason no era uno de los más dados a dejarles la cabeza sobre los hombros, no por eso era menos conocido por los que estaban allí detenidos. Teniendo lo anterior muy en cuenta, cuando Jason fue llevado a Azkaban, Joseph se aseguró de que fuese colocado lo más lejos posible de individuos especialmente desagradables y más por preservar la integridad física de dichos individuos que por la seguridad de Jason, pues sabía que si alguno de aquellos sujetos decía algo relativo a la desaparición de los chicos o traspasaba la delgada línea que dividía la paciencia de la locura de Jason, éste los haría polvo sin el menor remordimiento y ya tenían suficientes problemas como para añadirle la muerte sumaria de alguno de aquellos desdichados.

En Akaban a diferencia de muchas cárceles, y aunque en el mundo mágico también había corrupción, no tenían celdas preferenciales para detenidos de importancia social o económica, de modo que todas eran exactamente iguales y la única posible diferencia, era que algunas estaban más aisladas y eran las que en épocas pasadas se utilizaban para los reos de alta peligrosidad y donde había mayor cantidad de dementores. En la actualidad no había Dementores y aquellas celdas eran utilizadas solo para someter a aislamiento a los presos que observaban una conducta agresiva, y como medida de castigo temporal. Dadas las circunstancias, Joseph decidió llevar a Jason a una de estas celdas que eran neciamente llamadas por los presos, de máxima seguridad, aunque no había ningún motivo para ello, pues como se explicó anteriormente, solo estaban apartadas del cuerpo principal del edificio, pero sin ningún hechizo o encantamiento especial o diferente a los del resto del edificio.

Jason había dedicado las primeras horas en aquel lugar a descansar un poco, pero una vez hecho esto comenzó a poner en orden sus ideas. Demian Turel era el hijo de Irina, por tanto, había estado en contacto con aquella gente durante mucho tiempo, pero según la información que Jason manejaba, y la misma era mucha, Turel se había separado de ellos incluso antes de abandonar la escuela. También sabía de su paso por la academia de aurores y que no había hecho un mal papel a pesar de que luego decidió no quedarse, lo que en opinión de Jason había sido acertado, o individuos como Anthar, James y él mismo, con seguridad lo habrían hecho polvo en cualquier momento.  Sabiendo lo anterior, se había estado preguntando dos cosas, la primera, si su información era correcta y en verdad aquel sujeto no tenía contacto alguno con Radvansky; y la segunda, algo más preocupante, si todo aquello no era una trampa para acercarse a ellos con intenciones nefastas, o a Lyra, lo que sería aun peor y esto hizo que Jason se incorporase de forma súbita. No obstante, se tranquilizó al pensar que Lyra estaba con Anthar y estaba positivamente seguro que tendrían que matarlo para separarlo de ella, aun así, decidió enviarle un mensaje a su hermano comunicándole sus sospechas, pero advirtiéndole que de momento guardase silencio y solo se mantuviese alerta. Cuando estuvo más tranquilo recordó también que, aunque veían poco a Turel, sí escuchaban hablar de él, pues aquel individuo parecía muy activo y aparentemente bueno para lo que hacía indistintamente de lo que esto fuese. A diferencia de Louis que había escuchado más o menos las mismas cosas por casualidad, Jason se había mantenido directamente informado, pues nunca había confiado en ese sujeto, y siendo que trabajaba en el mismo lugar que su mujer, él consideraba de vital importancia aquella información, pero al parecer no sabía tanto como pensaba y sería así en cualquiera de los dos escenarios que se había planteado, es decir, tanto si Turel sabía cómo llegar hasta su hija por poseer alguna información obtenida por un medio lícito, pero desconocido para él, como si era una trampa y seguía órdenes de Radvansky.

A eso de medio día, Jason comenzó a experimentar la familiar sensación de encierro que hasta ese momento no lo había molestado tal vez por estar inmerso en sus pensamientos, o al menos eso creía él, pues cuando Louis estuvo allí más temprano lo notó extraño, aunque él no registró eso hasta este momento. Jason había pensado que ahora estaba en mayor capacidad para controlar aquella particular debilidad, pero evidentemente se había equivocado. Se dejó caer sobre la cama en un intento por equilibrar su energía sin percatarse que había pasado ya mucho tiempo y que eso ya no sería posible, pues se debilitaba a paso veloz.

 

Cuando Louis regresó de Avalon las cosas estaban más o menos igual, lo que no contribuyó en nada a mejorar su humor. Lyra y Anthar acababan de salir a desayunar y LeBlanc lo hacía allí mismo, así que el se paró al lado de la cama y miró a Iván.

  • ¿Ni una señal?
  • Ni siquiera se ha movido  --  contestó él  --  ¿Te divertiste en tu paseo?
  • Ah sí, no tienes idea de cuánto  --  dijo en forma distraída, pero no por eso menos irónica  
  • Bien, si no te importa, voy a comer algo mientras tú vigilas a la bella durmiente
  • Durmiente tal vez, pero…
  • Es un cuento muggle  --  le dijo Iván mientras caminaba hacia la puerta  --  Solo espero que no demore cien años en despertar como la chica del cuento

Louis compuso expresión de horror, pero recordó lo que le había dicho Elaine y dudaba que ella considerase que 100 años podían calificar como pronto. Harry, James, Jeremy, Dominique, Lily y Albus pasaron por allí a lo largo del día, pero el único que se quedó más tiempo fue Albus.




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