Los gemelos Black trasladaron a Rigel al hospital, pero con una creciente angustia, porque a esas alturas ya todos habían sido heridos alguna vez en mayor o menor grado, y Rigel que tenía tendencia a lanzarse al peligro de manera inconsciente, casi siempre resultaba con alguna herida, pero era la primera vez que lo veían tan mal, ya que ni siquiera el día que había sido atacado con lo que creían era un Sectunsempra, lo habían visto así.
Jean Paul se desmaterializó y casi enseguida llegaron Lily y Arkania, ambas muy angustiadas pues ellas también habían sido concientes del mal estado de Rigel. Un momento después llego Jean Paul arrastrando con él a un sorprendido Armand que, a diferencia del padre de las criaturas, Silver o Abi, no estaba acostumbrado a aquello.
Una vez que Armand había registrado la situación, se había ahorrado las preguntas o posibles protestas y se había ido derecho a atender a Rigel, pero dadas las condiciones en las que lo vio, ya estaba dando órdenes para trasladarlo a una de las salas de urgencias. Los gemelos estaban plateándose si esperar o volver, pues la situación que habían dejado en el ministerio no era la más óptima, pero Rigel era como su hermano y la angustia los tenía paralizados cuando escucharon una voz conocida.
Sin embargo, los gemelos se miraron por una fracción de segundo, pero antes de que pudiesen decir nada, Sue Ellen se había fijado en Arkania y su madre que tenían una inconfundible expresión de miedo y desesperación que encendieron una luz de alarma en el cerebro de la chica.
Sue Ellen perdió el color y Jean Paul reaccionó con rapidez sujetándola, pues Sue parecía a punto de perder el sentido. Tardó algunos segundos en recuperarse, y aunque seguía muy pálida, había recuperado la estabilidad.
Aunque Lily estaba muy angustiada por su hijo, tuvo ocasión para pensar y eso no la ayudó mucho, pues ella al igual que todos en aquella familia, sabía que Sue Ellen Malfoy estaba enamorada de Rigel, así como también sabía de la poca simpatía que le profesaba Rigel, así que lamentó de veras la situación de la chica y en verdad deseó que llevase otro apellido. No era que Lily tuviese nada en contra, pues los largos sermones de su padre en el sentido de que nadie debía ser juzgado ni por sus apellidos ni por la sangre que corría por sus venas, habían encontrado eco en la conciencia de Lily y de Albus, pero en los casos de James y de Anthar aquello parecía imposible, y al menos Anthar había heredado aquella aversión a su hijo, de manera que aun en el improbable caso de que Rigel se hubiese mostrado inclinado a sentir siquiera simpatía por aquella chica, ya no digamos otra clase de sentimiento, la habría tenido muy difícil con Anthar.
Entre tanto en el ministerio, si bien habían sido atacados con una enorme fuerza y con un número muy alto de hombres, la pericia, la experiencia, la organización y el indiscutible y enorme poder de varios de los magos presentes, suplió con éxito la posible diferencia numérica y la sorpresa. Lamentablemente hubo bajas y muchos más heridos de los que habrían sido de haberse tratado de un enfrentamiento solo con los aurores, pero empeñados como estaban en salvaguardar las vidas de tantos inocentes como fuese posible, ocasionó algunas lesiones serias a muchos de ellos.
No obstante, una vez que la situación fue controlada, Joseph en compañía de Ron y Charlie, se ocuparon de los traslados a Azkaban. Joseph siempre se ocupaba de esto para garantizar la legalidad del arresto y que aquellos infelices no alegasen maltrato una vez que habían sido despojados de sus varitas; la única vez que no lo había hecho, James había masacrado a uno de ellos y el otro estaba en el piso para enfermos mentales de San Mungo.
Tyler con ayuda de Cristian se ocupó de hacer una rápida evaluación y clasificación de los heridos y de organizar los traslados al hospital por orden de urgencia. Tuvo una furiosa discusión con su padre, porque éste se negaba a ir al hospital, aunque había sido seriamente herido, pero quien puso fin a la misma fue Grace por el sencillo método de dejar inconciente a Sirius.
En otro lugar del Atrio que era donde estaban concentrándose todos, Daniela miró a todos lados y se angustió al no ver ni a sus padres ni a sus hermanos.