Anthar había demorado unos minutos más que su mujer y su hija en llegar al hospital, porque después de aturdir a Übel, había buscado a quien entregárselo para que fuese llevado a Azkaban.
Lily había soltado a Arkania y había corrido hacia él refugiándose en sus brazos.
Después de eso se acercaron a donde estaba Arkania, pero, aunque Anthar intentó hablarle, su hija parecía una estatua de piedra en la que lo único que tenía vida eran sus ojos que despedían un furioso brillo asesino.
Anthar se sintió preocupado, porque si una característica, tenían sus tres hijos, era que en cualquier circunstancia y desde que estaban pequeños, rara vez Rigel se alejaba mucho de sus hermanas. En fecha más reciente, él había tenido oportunidad de comprobar que esto seguía siendo así y que a la hora de un enfrentamiento permanecían juntos, y constituían una fuerza poderosísima, de manera que le resultaba muy extraño que Arkania estuviese allí y Daniela no.
Anthar se sintió un poco más tranquilo, porque si la gemela estaba con aquellos tres, seguramente estaba a salvo, algo que pudo comprobar unos minutos más tarde cuando se presentaron ella y Axel. No obstante, si bien se tranquilizó por ese lado, la mencionada tranquilidad sería muy breve, porque un momento después salió Armand.
Lily aferró el brazo de Anthar y éste cerró los ojos emitiendo a continuación un silencioso llamado de auxilio a sus hermanos que se materializaron casi al instante y al mismo tiempo.
Lily y Daniela se habían sorprendido al verlos materializarse casi encima de ellas, pero mientras Tyler que venía lívido y con expresión de terror, hacía esa pregunta, Jason se había ahorrado este trámite ingresando directamente a los pensamientos de Anthar y acto seguido se fue derecho a la sala de atención.
Anthar había enviado el mismo mensaje a ambos por dos motivos, el primero idéntico en ambos casos, y era que los dos eran sanadores, y el segundo sí difería, pues en el caso de Jason, era porque él había sido su punto de encuentro con el mundo al que pertenecía, fue el de Jason el primer rostro familiar que vio Anthar a los once años y con el que se identificó de manera inmediata, fue Jason el que lo rescató de las manos de los Voroviov y el primero con el que conversó. A pesar de que después de eso pasaron varios años antes de que lo volviese a ver, ese primer vínculo que se estableció entre ambos a partir de aquella frase: no somos hermanos, pero puedes considerarme como tal de ahora en adelante, fue y seguía siendo un hecho, pues a todos los efectos prácticos Jason era su hermano. Y en el caso de Tyler, y aunque tampoco compartían a sus progenitores, desde aquel lejano día en el que los azules ojos de Tyler lo miraron con tristeza pensando que él lo odiaría por el apellido que llevaba, había nacido entre ellos una corriente de afinidad que creció rápidamente hasta convertirlos en los hermanos que eran hoy en día. De manera que en aquel momento en el que Anthar sentía que su corazón se hacía pedazos ante la perspectiva de perder a su hijo, en quienes primero pensó fue en ellos y solo les curso una frase: Ayúdame hermano, algo que ambos corrieron a hacer.
En el caso de los dos sanadores, Jason había experimentado una súbita angustia al percibir el intenso dolor de su hermano, con la naturaleza fría que lo caracterizaba había conservado la calma y se tranquilizó al verlo entero, pero al determinar la naturaleza de la ayuda que estaba pidiendo, se había ido directo a hacer lo necesario. Mientras que Tyler casi sufre un colapso, porque, aunque él no tenía la capacidad de Jason para percibir las emociones, le bastó con el tono de la petición para que en los breves segundos que le tomó materializarse en el hospital, pasaran por su mente toda clase de horrores y casi había esperado encontrarse con Anthar muriendo en una camilla. Si bien Jason era frío y controlado, Tyler era mucho más emotivo y siempre había tenido una capacidad enorme para preocuparse por los demás, pero cuando se trataba de su familia, esta capacidad se exacerbaba, y si el involucrado era Anthar, casi enloquecía, porque definitivamente aquel individuo había sido más su hermano que el propio, y aunque adoraba a Rowena de una manera enfermiza, en la bromista opinión de su mujer, la relación que tenía con Anthar superaba a cualquier otra.