Anthar y James se habían dirigido hacia donde estaba Lyra en cuanto ella avisó que estaban a punto de traspasar la línea, porque Evil les había advertido que como era lógico, la zona de las celdas estaba bien protegida a pesar de que, en lo que a ellos respectaba, no tenían más que dos prisioneros en aquel momento, así que cuando llegaron, se aplicaron al máximo para detener el ataque. Pronto notaron que Evil había tenido razón y no solo estaba bien protegida, sino que seguían llegando hombres y en esas circunstancias iba a ser muy difícil acceder. Oriana que había llegado junto con Aydan y Axel, buscó acercarse a Evil, y cuando lo consiguió, él se sorprendió al verse sujetado por la chica.
Sin embargo, antes de que él pudiese contestar, escuchó la enfurecida voz de Übel.
Evil la colocó con rapidez a su espalda, pero el rayo que había partido de la varita de Übel ya volaba hacia él, aunque no llegó, porque fue desviado por el de Altair. No obstante, no estaban como para distraerse en agradecimientos, así que Evil sujetó la mano de Oriana y corrieron hacia la entrada a las celdas. Altair corrió tras ellos y dejó a Übel enfrentándose a su peor pesadilla, Anthar Black.
Aunque Anthar se había sorprendido al verlo, enseguida recordó que el Übel que habían atrapado en el ministerio, no era el verdadero, de modo que hizo una rápida evaluación visual y cuando encontró lo que estaba buscando, el muy discutido destello de locura en los ojos grises se hizo visible.
Cuando Jason les había explicado el modo en el que aquellos desdichados podían replicarse sin recurrir a la transformación o a la poción multijugos, era utilizando magia oscura muy antigua, y un ingrediente importante era un trozo de aquel en quien se convertirían. También agregó, que habitualmente quienes lo hacían, se decantaban por utilizar los dedos, así que aquellos que estaban siendo sustituidos, con seguridad les faltaba la falange de algún dedo, o todo éste, dependiendo de cuántas veces hubiesen hecho aquello. Y fue así, que Anthar supo con seguridad que aquel sí era el verdadero Übel, pues le faltaba casi la totalidad del dedo meñique de la mano izquierda.
Anthar odiaba a todos y cada uno de aquellos sujetos, pero lógicamente le tenía especial manía a éste que era el que lo había sepultado vivo bajo un montón de escombros. En aquel momento. Übel tuvo la intención de desaparecer, pero un latigazo enviado por Anthar se lo impidió.
A partir de ahí, Anthar no lo desarmó dándole oportunidad de defenderse, pero se dedicó a atacarlo con precisión, y los del bando contrario que estaban observando tuvieron deseos de huir, pues Anthar estaba literalmente destrozando a Übel pedazo a pedazo. Justo es decir que cobarde o no, Übel resistió hasta el final cuando cayó con las piernas desechas, su cara ya desfigurada por la quemadura estaba irreconocible a causa de las múltiples heridas, y había perdido también un brazo.
Dicho esto, se enderezó, elevó su pie y clavó la punta de su bota en el pecho de Übel empujándolo, el individuo cayó de espaldas y no podría volver a moverse nunca más, pero tal y como dijo Anthar, su agonía sería lenta y muy dolorosa.
Lyra era sumamente certera, algo que había heredado de su padre y que se había visto reforzado con los años de entrenamiento, de manera que ningún imbécil al que apuntase se libraba de ser alcanzado. No obstante, para su desgracia esto ya se sabía, y en cuanto fue reconocida, el comandante del grupo que cubría el área de retención dio la voz de alerta y comenzaron a cercarla. Justin y Alex siempre habían hecho un excelente equipo con Lyra y sabían que ella era perfectamente capaz de defenderse y de despachar a sus atacantes en el proceso, pero en aquella ocasión vieron con consternación que eran muchos los que se empeñaban en despacharla a ella, así que se apresuraron a acortar la distancia que los separaba cada vez más angustiados, porque vieron que había sido alcanzada en el hombro.
Mientras ellos se abrían paso, otro mal nacido atacó a Lyra por la espalda y estaba a punto de rematar el ataque cuando tres cosas sucedieron al mismo tiempo. Un enorme lobo saltó sobre el individuo más cercano a Lyra, un furioso Demian cercenó la cabeza del que la había atacado, y el irascible Rigel no se había parado en consideraciones y había calcinado a los que estaban frente a su tía.
Evil, Oriana y Altair habían entrado finalmente a la zona de los calabozos, pero el trayecto hasta la celda no estaba precisamente libre, así que estaban aplicándose a despejarlo cuando Altair se obstinó al ver que venía otro grupo.