Kassandria. La Ciudad Perdida

Cap. 56 Venganza II

 

Raziel bajó a toda velocidad y maldiciendo el haber hecho que Cassandrea colocase aquel hechizo que le impedía desaparecerse allí dentro. A medida que avanzaba iba viendo las huellas del conflicto, pero una vez que estuvo en el camino hacia la salida principal se tranquilizó, pues allí no había señales de lucha, lo que significaba que o bien los habían atrapado, o se estaban escondiendo en algún lugar de palacio y ya no podrían salir. Aun así, avanzó hacia la puerta y le sorprendió ver tanta quietud, pues estaba seguro que los aurores estarían haciendo esfuerzos por entrar. Sin embargo, cuando llegó a la puerta y salió, el panorama no era el más alentador, porque había docenas de cuerpos tirados y un tumulto a unos cuantos metros; se detuvo en lo alto de las escalinatas de entrada intentado ver mejor y sus ojos se dilataron al ver a Altair atacando a Zly y las condiciones en las que estaba el último.

A Raziel en realidad le importaba muy poco la suerte de Zly, y lo que lo había enfurecido había sido ver a Altair libre, porque sí él lo estaba, Stone también lo estaría. No obstante, decidió darse vuelta y salir por otra puerta para sorprenderlos por la espalda, pero cuando salió y apenas había caminado unos metros, se encontró con el cuerpo destrozado de Übel, aunque eso no lo detuvo y su único pensamiento fue que aquel infeliz nunca había sido lo bastante hábil. No obstante, cuando finalmente llegó a donde le interesaba, la sorpresa lo paralizó y la ira amenazaba con ahogarlo.

 

Cristian, Juliette, Monique, los gemelos Morgan, y Vladislav que había regresado después que atendieron las superficiales heridas por las que sido llevado al hospital, no estaban entre los que observaban el enfrentamiento entre Altair y Zly, porque ellos se habían desviado por una de las transversales de la ciudadela y se habían encontrado con una edificación que si bien no tenía las dimensiones del palacio que se hallaba en el centro, sí tenía unas bastante considerables. Los sorprendió que no hubiese guardias en la entrada, pero aun así avanzaron con cautela, ya que habían notado que muchos de los edificios tenían trampas para intrusos. No obstante, cuando estaban por ingresar, aparecieron Albus, Daviana y David quienes los detuvieron.

  • ¡Esperen!  --  les gritó Albus  --  Podría ser peligroso
  • Ya lo comprobamos, tío Al  --  le dijo Juliette

Efectivamente ella había hecho la mencionada comprobación, pues aquella señorita había heredado la pasión de su abuelo Bill por la magia de protección, y era a lo que en realidad pensaba dedicarse.

  • De acuerdo July, pero deja que yo entre primero  --  le dijo él
  • Tú no irás a ninguna parte, señor Potter  --  lo detuvo Daviana  --  te quiero de preferencia entero, y si alguien va a suprimir cualquiera de tus partes, seré yo

Mientras Albus intentaba no perder la paciencia, los chicos ahogaban la risa y David había resuelto el asunto avanzando él. Cuando lo notaron, ya él había abierto la puerta, y como nada había sucedido, la pareja dejó de discutir y fue tras los muchachos que ya subían a todo correr. En las primeras estancias no encontraron nada y, de hecho, aquel lugar parecía vacío, pero repentinamente un rayo dio contra una columna, ellos se protegieron y al girarse se encontraron frente algunos rostros conocidos, al menos para Albus que era el mayor de aquel grupo.

  • Avery  --  murmuró con rencor  --  y naturalmente tenías que estar en compañía de delincuentes como Kovacevic, Goyle, Salvin y… Lestrange  --  enumeró Albus, aunque habían algunos otros

Si bien era cierto que la mayoría de los más jóvenes no conocían a Walter ni a ninguno de los mencionados por Albus, sí habían escuchado lo suficiente acerca de todos ellos, así que aferraron sus varitas, pero fue Daviana la que lanzó el escudo protector que repelió la primera tanda de maldiciones que llovió sobre ellos. De los cinco chicos, el único que no era hijo de algún peligroso auror era Cristian, pero no por eso resultó un contrincante más fácil, así que la primera idea de Walter y los demás, acerca de que la tendrían sencillo con aquellos críos, pronto les fue aclarado su error, especialmente a Walter a quien Juliette atacó con saña, pues ella adoraba a su tío Tyler, y pensaba que ya había llegado la hora de que aquel imbécil pagase por lo que le había hecho.

A otro al que no le estaba yendo especialmente bien era a Goyle, y si él estaba sorprendido, más lo estaba Albus, aunque no así Daviana, pues sabía que aquel individuo se había ganado a pulso el odio de Monique que era la que lo estaba atacando, ya que había sido él quien diese muerte a Anette Valois, la madre de Monique, así que en cuanto escuchó el nombre, y aunque no sabía cuál de aquellos sujetos era el portador del mismo, la dulce francesita enfureció y fue él mismo quién se encargó de descubrirse al hacer un estúpido comentario con relación a la madre de la chica.

Y, por último, Vladislav estaba dando una soberbia demostración de destreza al enfrentarse a un peligroso individuo como Rabastan Lestrange, y en su caso el odio estaba tan justificado como el de Monique, porque había sido Rabastan quien los secuestrase a él y a Iván, y era algo que Vladislav no podría olvidar mientras viviese.

Aunque Albus se había sorprendido al ver las actuaciones de Monique y de Vladislav, a quienes siempre había considerado chicos hábiles, pero no especialmente peligrosos, no podía descuidarse, porque él estaba haciendo frente a Weiss Salvin y estaba seguro que aquel sí era el verdadero.




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