La relación entre Louis y Cassandrea, si era que podía llamarse de esa forma, era explosiva por donde quiera que se la viese. Cuando Louis se había presentado con Jason en Inverness la noche del regreso de todos a casa, y después de que Cassandrea había mirado con ira a Louis, pasó a ignorarlo olímpicamente. Justo es decir que para asombro especialmente de sus padres, Louis se había comportado de manera inmejorable, pero eso no hizo que la volátil gemelita cambiase de actitud. Finalizada la cena y cuando ya Louis estaba planteándose ahorcar a Jason por haberlo obligado a ir a Inverness, repentinamente Sandy se dirigió a él.
Louis casi dejó caer el vaso que tenía en la mano y su expresión debió ser épica, porque la mitad de los presentes estaba riendo con sumo descaro, aunque él no se enteró de nada.
Él se apresuró a ir tras ella mientras los malignos J.B., Jean Paul, François y J.L. le hacían burla en silencio, pues tampoco eran estúpidos como para incurrir en la ira de Cassandrea.
Louis lo pensó un momento, y aunque se suponía que Jason había abierto todas las puertas en la memoria de Cassandrea, no estaba muy seguro de que hubiese abierto una en específico, de modo que decidió ir con cuidado.
En ese brevísimo lapso de tiempo, Louis había pasado por una indecente cantidad de emociones que iban desde el deseo de tomarla en sus brazos y besarla, hasta el violentísimo deseo de ir a arrancarle la cabeza a Jelinek. No obstante, se controló lo mejor que pudo e intentó pensar algo coherente qué decir, pero al parecer ella no esperaba que dijese nada y se marchó de forma inopinada dejándolo allí plantado.
En los días subsiguientes las cosas no mejoraron mucho y en realidad todo parecía indicar que Cassandrea lo odiaba con vehemencia, pues al día siguiente de su llegada y cuando ya todos se habían retirado a descansar, la puerta de la habitación de Jason y Lyra fue violentamente despedazada dándole paso a una extraordinariamente furiosa Cassandrea. Para buena fortuna de la chica, Jason había identificado con prontitud su energía, porque de lo contrario las cosas habrían podido ponerse muy feas, ya que aparte de la natural sorpresa, ella había interrumpido una candente escena entre sus padres, aunque no notó esto debido a la ira que llevaba encima.
Como era lógico no había necesidad ninguna de añadir un nombre a aquella oración, y Jason se llevó una mano a la frente preguntándose qué nueva estupidez habría cometido el necio de Louis para provocar a su hija, y aunque en aquel momento quería arrancarle la cabeza él mismo, hizo su mejor esfuerzo por tranquilizarse primero él y luego ver qué podía hacer por su hija.
Lo único que estaba salvando a Lyra de la previsible reacción de Jason en contra de cualquiera que molestase a su bebé, era el hecho cierto de que amaba a Lyra con la misma clase de locura que amaba a su hija, de manera que nunca en su vida había estado en una situación peor.