—¡Debiste ver sus caras de terror, cuando patrullamos la cuadra!
—Poco les faltó, para apagar las luces.
—Eso que no presenciaron la captura de uno de los líderes externos de la rebelión.
—Dicen que el comandante no tuvo piedad, ni con sus hijos discapacitados.
—¿Es cierto que el culpable de dichas discapacidades, fue de nuestro comandante?
—Se dice que fue una advertencia.
—Como también que fue la primera muestra de piedad que tuvo, para quien fue su camarada.
—Bah, deben ser solo rumores…
—¿Tu crees? A mi parecer, es muy propio de la rivalidad entre los oficialistas y los rebeldes.
—Y quienes pagan por ello, somos nosotros.
—Te equivocas. Nosotros ya fuimos seleccionados. Así que dirás los que aún están en el orfanato. Su paradero, sí que es incierto.
Atiendes a la discusión habitual en el comedor, pero pronto pierdes el interés, en lo que pasas por enfrente de las puertas, y disfrutas de la soledad de los pasillos que te preceden.
Como es hora de la cena, comprendes el fenómeno. Aun así, te cuestionas como es que ignoraste la plenitud del silencio y la paz que te rodea.
Por mucho que actuas por inercia a tus emociones conflictivas, y, por ende, por decisión propia, te permites unos segundos de gloria.
Ya conoces el eco de los pasos, en ocasiones, trotes, según el evento. Cómo también, la tensión del cuerpo, antes de encomendarte a una misión. Sin olvidar, la dualidad de tus sentimientos, a la hora de ejecutar.
De hecho, el cuerpo tiembla, al recordar con nitidez, las veces que tu espada y la de Van, en conjunto, cumplieron con las órdenes del sistema.
Uno que estás determinado a destruir, en el segundo que respiras hondo, y exhalas la última duda que hace dudar tu fe.
Sin embargo, mientras las risas siniestras de tus ex camaradas fluyen sin atrevesar en intensidad las puertas del comedor, sujetas con fuerza el mango de las espadas con tus manos descubiertas.
Y, si bien te decepciona que tus pasos rompan con la magia del silencio que te rodea, el eco de las suelas de las botas del uniforme, te reconfortan al igual que el zumbido fantasmal del filo al cortar el viento, en lo que haces girar las espadas en el aire.
Necesitas concentración, determinación y coraje. Las cuales, acumulas, en lo que decides empezar con el laberinto en espiral de la organización.
Cuyas habitaciones superiores, pertenecen a los altos rangos. Más preciso, el del comandante, el primero de tu extensa lista.
Al cual encuentras de espaldas, vaya a saber con qué pensamiento, en lo que observa como los de turno noche, realizan una hoguera en donde en los cuerpos de sus enemigos van a ser incinerados.
Tan absorto está en la escena, más que nada, en los semblantes desesperados de quienes cumplen con la orden, y se refugian en sus hogares mientras observan desde sus ventanas, en vez de revelarse.
El miedo que causa, ya no es un elemento de poder, sino de gozo. Una emoción perversa que lo hace sonreír detrás de la máscara negra, y al reflejo de la ventana, en el segundo que el filo frío de las dos espadas, se cruzan en el cuello.
Y sin darle tiempo, en lo que sus pupilas se dilatan al verte en el reflejo de la ventana, a sangre fría, mueves las espadas con la misma precisión con que derramas una lágrima.
Pues, sabes el costo de tus actos. Eres consciente de que debería ser de otra manera. Hasta le dedicas un lamento a tus deseos rotos.
No obstante, en una tierra de nadie, sin ley ni orden, te resignas a tus huellas impresas de sangre, la cual bajan la escalera caracol, y enumera la masacre de tu catarsis.
Así como, uno a uno caen, sus almas pesan en tus espadas.
Y, pese que la noche parece eterna, cálida ante el crepitar de la hoguera a las afueras del orfanato, la cual, a medida que desciendes, pierdes de vista, eres consciente que la tranquilidad, pronto se volverá una verdadera rebelión.
Sabes que sobrevivir está descartado. Con lo arriesgado de actuar solo, hasta esperas que alguien, quién sea, se interponga.
Como es al cruzarte con el compañero de cuarto de Van, que sale de la cuadragésima quinta habitación del séptimo piso del edificio.
Editado: 19.04.2025