Kattleya: Diarios de la Flor

PROLOGO

En el inicio del mundo muchos Dioses quisieron intervenir en la creación de la Tierra.

Apenas existían los primeros humanos cuando Milá y Aeron pelearon asegurando que esta creación era menos que divina. Aseguraban que si ellos crearán la humanidad, sería perfecta.

De esta forma se firma una apuesta. Se crearían Islas completamente desiertas, únicas, cuyo límite sólo sería la imaginación de su Creador. Donde los Dioses tendrían la potestad y libertad de crear su raza perfecta. Cuando el resultado fue dicho muchos sucesos se desencadenaron provocando la gran guerra dejando como resultado una gran destrucción. En medio del caos un valiente joven surgió desde el sufrimiento para pelear por quienes no pudieron defenderse, siéndole otorgado un gran don; inmortalidad. Cualidad reservada únicamente para los Dioses.

 A pesar de los años la guerra continuo. A pesar del esfuerzo del joven muchos seguían cayendo por una guerra sin sentido. Las muertes comenzaron a ser incontables y los lamentos llegaron hasta la CREATURAE . Fue entonces cuando los Dioses intervinieron una vez más. Habían creado un mundo lleno de seres físicos a los cuales ahora veían morir sin motivo. Negándose a la posibilidad de intervenir directamente decidieron darles una profecía, porque era todo lo que tenían, pero todo lo que ellos tendrían:

Dos pequeños niños nacieron ya pesar de todo estos se convirtieron en Reyes bondadosos mas conscientes de la inminente guerra crearon un plan de contingencia. Tal decisión fue el desencadenante de muchos sucesos más. Se crearon planes sobre planes para evitar los imprevistos pero aun así nada funcionó.

 

 

Dilo , Verano 1997

 

El aire movía las cortinas y la corriente refrescaba toda la cabaña dejando que los ocupantes durmieran con tranquilidad. La noche sin luna era propicia para ocultarse entre el follaje del bosque mas ambos padres descansaban semi vestidos sobre el colchón de plumas por completo inocentes a lo que estaba por suceder.

Tres hombres maniobraban entre las plantas de colores y árboles frutales. Caminaban en silencio apenas dejando sus huellas entre las ramas y hojas secas a su paso. Desde su posición observaron la cabaña entre los árboles y el pequeño sendero hasta ella. El sonido de las olas hizo imposible que cualquiera escuchará los pasos que se acercaban hasta la pequeña casa. Al llegar se dispersaron en todas las salidas. Los encapuchados vieron a través de las cortinas a los dos cuerpos sobre la cama con doseles. Uno de los encapuchados apuntó su arma ferozmente con la intención de disparar y salir en silencio. Gozo de la sensación de tener bajo la mira de su arma a la mujer que consideraba una traidora. Bailo internamente al saber que disfrutaría matar a su pequeña familia y de una vez por todas recobrar el honor de su raza, pero el sonido de las puertas al ser pateadas le dejó por completo desconcertado. El estruendo le dejó fuera de lugar unos segundos antes de reaccionar. Escucho los gritos de sus compañeros y la ira provocó dos pequeños espasmos en su mano que desencadenaron que dos disparos salieran de su arma.

Vio a ambos cuerpos tirarse al suelo de un salto saliendo de su ángulo de visión con rapidez.

Maldijo internamente y sin importarle comenzó a disparar tratando de herirlos o detenerles lo suficiente para poder acercarse y darles un tiro fatal. Pateó el suelo con ira al verles escapar. Tomo de su cinturón varias granadas de gas y las sostuvo en sus manos pensando en su siguiente movimiento. Las tiró por la ventana y las vio rodar hasta que las perdidas de vista. Espero hasta ver el humo para tomar la careta que colgaba en su espalda y sin mas de un brinco atravesó la ventana y apuntó entre la oscuridad, pero le era imposible ver entre el gas y la careta.

Louisa y Jonathan saltaron de la cama al escuchar el estruendo de las puertas. Por un minuto ambos quedaron en completo silencio pero la primera salió de su letargo y sacó con rapidez la pequeña caja debajo de la cama donde guardaba una pequeña pistola calibre 22. Sin pensarlo metió el cargador y le quitó el seguro provocando un click que apenas se escuchó entre los estruendos. Observó a su esposo asustado y cuando sus ojos se unieron entre la oscuridad esta tomó su mano y dio un simple asentimiento que le dio suficiente valor para reaccionar. El hombre salió y se dirigió con prisa hasta la habitación contigua. Entro de golpe y vio a su pequeño hijo debajo de la cama. Dio un portazo al entrar mientras corría hacia él y lo jalaba hasta su regazo. Lo envolvió en sus brazos y recorrió con sus ojos su anatomía en busca de alguna herida inexistente.

Tomó la sabanas de la cama y las razgo, con una parte cubrió la nariz y boca de su hijo para luego hacerlo con el mismo. Sabia que no tenían tiempo y por ello su respiración estaba agitada a tal punto que creía que se desmayaría entre inhalación y exhalación. El humo se filtraba por debajo de la puerta así que tomó el edredón para cubrir la pequeña grieta y tal vez conseguir más tiempo. En ese instante Louisa entró con arma en mano logrando que su pequeño se echara a llorar. En cuanto la vio a los ojos supo que ella haría lo que fuera para sacarlos de allí y eso le calmó lo suficiente como para envalentonarse para salir.

Jonathan cargo al pequeño en brazos al ver que estaban juntos y con su esposa delante corrieron hasta la cocina. La cocina estaba justo al lado de la habitación así que se detuvieron en la isla del desayunador para cubrirse. Afuera se escuchaba como se intercambiaban tiros y aprovecharon el margen de tiempo. Ninguno entendía qué estaba pasando. << ¿Quiénes disparaban? >> Los Dilenos no tienen así que la otra opción es que los tiradores se estuvieran matando entre ellos. Era obvio que Aeron estaba en persona en la isla. << ¿Cómo es que entraban a la isla si el hechizo sobre ella hacía que cualquiera que saliera olvidará su ubicación >>




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