Katu: La bruja de la isla

CAPÍTULO 6 : EL METERORÓLOGO

Las horas pasaron, acompañados de nuevos temblores en la isla. Los tres adolescentes decididos, a salir desapercibidos por los monstruos, robar comida de casas abandonadas donde podían pasar la noche y el punto más importante, un auto. Se escondían en plena madrugada de los monstruos, detrás de los pocos arbustos que existían en la calle próxima a la avenida.

Entre la poca calma que la carretera podría ofrecer, escucharon el incompatible rugido de esos monstruos, sonaba cerca y creaba un aire de tensión entre ellos. Sus espaldas se escarapelaron, mientras volteaban hacia el sonido, un gran monstruo de casi dos metros de altura corría por la carretera.

Tan rápido como ellos al esconderse con la esperanza de no ser vistos. Se quedaron en silencio viendo el humo y el quemado de la pista.

— Es tan rápido como un bólido — susurro Nathaniel, un amante de la mecánica en un corto susurro convertido en suspiro.

— ¿Qué importa? vámonos — Kaia instó, tomando la mano de su sobrino con determinación.

Solo dio un paso, cuando Nathaniel aún viendo el fuego de la avenida, alcanzó a ver al monstruo acercarse a ellos. Fue entonces que se levanto, en un acto tan rápido para empujar a los otros dos. Terminando por ser derribado por el monstruo.

Al mismo tiempo que un silbido agudo cortó el aire de Kaia, congelando sus movimientos. Kaia cayó de rodillas, sus manos aferradas a sus oídos, sorprendiendo a los jóvenes.

— ¿Kaia?

Desde su posición, Daniel observó con horror a la criatura abalanzarse sobre el mayor. Logrando ver su cabeza puntiaguda alejarse y volteando a él. Con dos pares de llantas pegadas a sus tobillos y corazón salido de su pecho, latiendo según su respiración.

Mientras que Nathaniel intentaba recuperarse. A lado de Kaia, las piernas de Daniel temblaban, paralizado ante la proximidad de la criatura y su mano a unos centímetros de su rostro.

Perdido en el miedo y a punto de orinarse, un ají golpeó el rostro deforme y estirado del monstruo. Solo pasaron unos segundos, cuando el monstruo retrocedió y cayó al suelo.

— Vamos — susurró la chica.

Ella golpeó a Daniel, quien corrió y ayudó a Nathaniel a levantarse. Pero, ella no pudo levantarse.

— ¡Kaia corre! — Daniel gritó, sujetando al adolescente que retenía sangre de su hombro.

Ella lo vio, pero aunque lo intentó, su cuerpo volvió a caer. Viendo al monstruo veloz levantarse, su cuerpo ahora estaba encorvado, sus músculos se endurecieron y su caja torácica apareció, mientras caminaba hacia ella.

— ¡KAIA!

« No » un profundo miedo cruzó sobre ella, cuando se cubrió con sus brazos y una rafaga de viento la empujó, rodando a unos metros de ella y terminando por ser clavado por una gigantesca estaca de hielo.

— ¡Aléjate de mi cuerpo! — se escuchó de una mujer.

Daniel la vio con intensidad. Como si estuviera analizando sus palabras, mientras se deslizaba con dolor hacia Kaia. Absorta por la figura de la mujer al caminar hacia el monstruo que salió ileso del ataque.

Con cada paso que daba, la espalda de la criatura cayó lentamente, como si fuera asfixiada por algo invisible.

Parecía morirse … estaba sufriendo.

En segundos las uñas de la bruja se volvieron garras alargadas que usó para saltar sobre el cuerpo. A la vista de esos jóvenes, esa mujer estrangulaba al monstruo.

Sus ojos se detuvieron a ver como la grotesca escena de la mujer arrancando el corazón del monstruo, mientras la sangre corría por su antebrazo derecho hacia el asfalto.

No le importo la sangre, estaba perpleja por poder escuchar perfectamente el latido del corazón.

— Vámonos — ordenó Nathaniel, jalando a la chica.

Estaba asustada, pero ni siquiera con los latidos resonando en su cabeza dejó de lado el odio sobre el chico ondulado. Así que en segundos se zafo del agarre y jalo con fuerza a Daniel.

No demoró en sobrepasar al chico, como antiguo miembro de atletismo, su cuerpo y cerebro reaccionaron a la necesidad de escapar, como lo hacía cuando Emma la buscaba.

No tomó mucho tiempo para que se dieran cuenta que volvían a encontrarse solos en plena carretera. Caminando con incertidumbre en sus rostros, Nathaniel limpiaba su sangre, kaia limpiaba su bufanda sucia y Daniel, enterrado en sus pensamientos, recordando el grito de esa mujer.

« ¡Aléjate de mi cuerpo! »

No tenía dudas. Estaba seguro, era la bruja que tanto había pensado. Ese mito que cada turista que pisaba la isla escuchaba.

La había visto con sus ojos, y por alguna razón. Había protegido a Kaia.

No sabia por donde iniciar, ¿debía preguntarle a Kaia si había jugado el reto de la bruja? ¿Aún cuando ella no creía en el mito?

Así era Daniel, podía jugar con preguntas y respuestas, hasta conseguir una hipótesis. Pero, en el momento que escucharon un motor de carro, los tres regresaron en sí, buscando su origen.

Era una camioneta todoterreno, lo suficientemente grande para que una persona duerma en el interior, tenía sus llantas y pintura repleta con gotas de sangre y aunque, todo lo demás se veía nuevo. Era sin duda un carro clásico.

— ¡Detente! — gritó Daniel al verlo, soltó su mochila y corrió al medio del carril.

— ¡Daniel, espera! — se escuchó kaia al intentar detenerlo — no sabemos quien esta ahi.

El niño movió sus brazos con intensidad, desesperando y deseando ser visto por quien estuviera dentro. De repente el claxon del carro se escuchó y en segundos, derrapó frente al niño.

Kaia dio un paso adelante segura por ir a su sobrino, pero fue entonces que Nathaniel la detuvo a la chica al jalar el aza de la mochila. Contestando con el ceño fruncido, su expresión se convirtió en sorpresa al ver al muchacho adolorido, con su mano libre en la nuca.

— quédate aquí, yo voy por él — mencionó él para luego caminar hacia el menor.

Ella no dijo nada, viendo como el chico se acercaba a ese pequeño hombre a quien debía proteger. Ese único familiar que le quedaba y que hasta el momento no había hecho nada más que quedarse a un lado de ellos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.