Katu: La bruja de la isla

CAPÍTULO 7: SUPOSICIONES

El grupo pasó el día en la comodidad del carro, en dirección a la carretera, esperando detenerse en gasolineras.

Para el adulto Andres, que descansaba en el asiento de copiloto viendo de reojo a Nathaniel conducir ansioso, se sentía en un viaje de seguridad. Inundando a los chicos de preguntas para calmar el ambiente silencioso que los hacía ver a cada ventana.

¿Dónde vivían?,¿De qué escuela son? ¿Qué planean estudiar después de salir?,¿Quieren que los adopte?, ¿Creen que puedan hablar bien de mí en la televisión? eran preguntas absurdas que hacía. Por el contrario de los otros tres, respondieron entre un “si” y “no”.

Esa primera noche, se refugiaron en la primera gasolinera en medio de la nada.

— Mientras no roben mi carro estaremos bien aquí. Haremos guardia para vigilar y que los monstruos no se acerquen. Nathaniel, Kaia, les voy a enseñar a usar la carabina — hablo firmemente Andres.

Su mirada se posó sobre cada uno de ellos, en diferentes actividades, Nathaniel configuraba una laptop, Kaia preparaba la cena y Daniel dejaba ajíes al ras de la vitrina. Eso último hizo confundir al adulto.

« Son raros » pensó por un largo tiempo, aumentando la paranoia por la pregunta: ¿Sabrán algo más?

Tuvo la misma pregunta al día siguiente, cuando los vio cultivar las semillas del ají en la tierra o cuando tuvo su clase de carabina, mientras el más pequeño hacía funcionar la radio.

« Ese niño, es inteligente » pensó. Aunque, más parecía un recordatorio para acercarse a él.

En la madrugada. Solo iluminados por las velas de una tienda por departamento. Daniel estaba embalsamado con encontrar más sobre la bruja, en esa laptop que Nathaniel pudo encender. Sobre todo, en el foro de consultas antiguas.

« Soy ingeniero y creo que la bruja de la isla San Lorenzo, se parece a la leyenda de Katu. La madre serpiente, por eso, no se pudo terminar el tren acuático »

— Katu … la bruja. ¿Eh?

Por más que encontrara una que otra respuesta indirecta a su pregunta, se sentía presionado. Pensaba que tenía que encontrar la razón por la que, la bruja los protegió aquella vez y se refirió a Kaia como “cuerpo”. No podía imaginar sus razones, todo terminaba por ser muy ficticio.

Todo era confuso en esa mente de un niño genio.

— Pero si ella es real … — susurro después de pelear consigo mismo.

— ¿Algo te molesta? — escucho de repente, era Andrés preparado para su turno.

Cerró el computador rápido. Sin dejar de ver esa sonrisa confiada que había dejado pasar como arrogante del adulto. Pensé por un tiempo pensando si era buena idea hablar de eso con Andres, pero para él, solo se trataba de ese famoso y amigable meteorólogo. Un hombre ayudando y enseñando a sus dos acompañantes.

Por eso, para Daniel era tonto no creer que era una buena persona.

Tomó menos de una hora explicar todo lo que pasó, desde la primera noche que fueron al parque, el día que encontraron a su abuela y bisabuela convertidas en un monstruo; la debilidad de los monstruos sobre el aji, la confusa aparición de la bruja frente a kaia y hasta sin querer, confesó la extraña relación que esos dos adolescentes hubieran tenido si es que sus padres se hubieran casado.

Claro que Andres se sorprendió, al principio no creyó lo que estaba escuchando, pero como poder negarse cuando él mismo recordaba sus experiencias en el colegio.

— De niño lo escuche, los mayores de la escuela hablaban de un reto — suspiró profundamente Andres — Aparecían noticias, sobre todo, de estudiantes o universitarios que pidieron un deseo.

— ¿Tú jugaste? — murmuró Daniel.

Andres dudo unos segundos, sosteniendo la respiración y negando delante de la penetrante mirada del inocente.

— El reto se trataba de entrar a un espacio oscuro, llamarla bajo el nombre de la tapada y resistir rasguños que te arañan tus brazos — pauso, un poco nervioso y volvió a respirar — Después. Escuchas un siseo, como si fuera una serpiente.

Eso hizo reaccionar al chico, recordando lo que había leído sobre “la madre serpiente”.

— Katu. Dicen que después de eso, tienes recuerdos de tu vida — dijo y descansó su cuerpo sobre el muro — algunos decían que era traumático, y de eso dependía que la bruja cumpliera tu deseo. Sin embargo …

Alargo demasiado su habla, sin darse cuenta de la atención del menor.

— Algunos decían que la bruja pedía algo como — pensó por unos segundos, cerrando sus ojos — comida o animales muertos o, hasta tu vida.

En ese momento, Daniel trago hondo. Sin saber que decir, su mente se fragmentó en dos, cambiando su hipótesis.

«¿Y si en realidad katu quiere matar a kaia y tomar su cuerpo? … Pero, Kaia nunca hizo ese reto. » concluyó sobresaltado y con una respiración agitada, pero fue entonces que sus hombros se relajaron y una agradable caricia cubrió su cabello. Era la mano de Andres.

Recordó a la abuela Rosa.

— Ya vete a dormir, los niños deben dormir doce horas — comentó para luego voltear hacia su carro.

Daniel hizo caso, acostándose en su prototipo de cama a lado de Kaia. Mientras Andres, volteaba a su magnífico carro, con su mente sobre la historia de Daniel y su sola conclusión.

« Si es que, esa niña tiene conexión con la bruja y esa bruja, es quien destruye la isla … entonces. Kaia, es peligrosa.»

Después de unas horas, Andres se levantó entre quejas de los dos adolescentes en medio de una pelea.

— Nos llevaremos el ají. Daniel y yo nos tardamos en tomarlos — explicó ella.

— Es mejor que lo dejemos para que otros sepan sobre la debilidad. — explicó el chico sin verse enojado, al mismo tiempo que kaia se veía reacia a escucharlo.

— ¡Entonces ve al campo y busca ajíes! — exclamó la muchacha, alejándose de Nathaniel.

— ¡No seas egoísta!

— ¿Y que si lo soy? — preguntó rápido Kaia — ¿acaso no todos lo somos?

« Esa chica, ¿solo piensa en ella misma? » dudo al verla dar un respingo antes de irse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.