Katu: La bruja de la isla

CAPÍTULO 17: POR MI, ELLOS O NOSOTROS.

Estoy buscando a alguien. Es del grupo de búsqueda.

Las mujeres se revolvieron, confundidas. Pero, al mismo tiempo, apenadas. Sin saber que decir, hasta que una volteo su cuerpo al menor.

— Normalmente llegan antes que se oscurezca el dia — respondio y volteo al cielo — pero … hubo un problema una vez

Fue entonces que Daniel reaccionó. Más interesado que antes, acomodó su pierna y dejó caer su peso.

— Yo era gerente de economía — pauso, sorprendida — Pero, estando aquí, ofrecí mi apoyo con las cuentas, aunque … Ah. Olvidalo. No vayas a insistir en preguntar a los padres. ¿bien? Eres un niño y parte de la familia. Pero, será mejor que te quedes con tu grupo.

— Entiendo, gracias — susurró él, antes de despedirse.

Su mirada era baja, su respiración era increíblemente lenta al igual que su pasó. Tenía el mismo agrio sentimiento cuando buscaba información sobre Katu, fatigado a sus apenas diez años, su corazón latía con fuerza, por solo recordar a esos padres que llegaron armas para “recoger” a niños.

Hipnotizado por sus pensamientos, se detuvo unos segundos hacia las rejas, el límite del bosque y la escuela. ¿En qué momento caminé tanto? Se preguntó cuando escuchó una respiración agitada.

Daniel se volvió hacia todas partes, tratando de descifrar cómo se iría de ese lugar. Aunque, aún su mente no dejaba de pensar en Linda y el bebe.

— El grupo de búsqueda volverá con comida. Solo cocinen — escuchó de pronto. Era el padre Matias, dando órdenes a un señor vestido con mandil.

«Esto, ¿lo haría Sherlock Holmes? » se preguntó. Inconscientemente caminaba hacia él, limpió sus manos sudorosas sobre su pantalón y en una larga respiración, se relamió los labios. Era una oportunidad de oro, hablar con quien desconfiaba, pero, también peligroso.

— Padre, ¿Puedo hablar con usted?

— Oh, tú eres el familiar de Nathaniel Jones, ¿No? — pregunto y al verlo asentir, suspiro con un poco de nervios — dime.

— Cuando nos salvaron —soltó rápido, deteniéndose por milesima de segundo y regresando a él — una chica y un bebe venían con nosotros, estoy preocupado por ellos.

Matias acentuó su expresión. Entrecerrando sus ojos, con una suave sonrisa.

— Ella me dijo que debía regresar a buscar a sus amigos de la calle y sobre el bebe, le dolió dejar a su hijo pero está en buenas manos en maternal.

— Claro —susurró Daniel, dándose cuenta de la mentira oculta detrás de las palabras del hombre— me alegro, ella habló mucho sobre sus amigos. Kaia y Nath estarán tranquilos de saberlo, gracias padre.

— De nada — fue lo último que dijo antes de alejarse.

Y ahí estaba, nuevamente entre lo que sucedía ahí dentro y el verdadero temor que era Katu. Solo dio unos pasos más, cuando volteo a la enfermera, si iba a decidir, entonces solo quedaba hacer una pregunta más.

— Niño — escuchó. Era la enfermera desde una ventana — ¿Buscas a Linda? Yo la atendí

Daniel no respondió, la vio con tanta intensidad que surgió una incomodidad en la mujer. Quien acercó un poco su cabeza y volteo alrededor, empezando a mover su mano, para que él se acercara.

— Los padres hacen cosas muy raras — susurró ella — desaparecen a algunos, benefician a otros y tienen un sistema de castigos muy raros.

— ¿Cómo sabes?

La mujer inclinó su mirada, rodando los ojos, antes de volver con él. Mostrando una foto de una niña.

— Fui el primer grupo que salvaron, junto a una niña que estaba en el mismo bus. Tenía cinco, así que me quedé con ella hasta que llegamos aquí — suspiro, en una corta pausa llena de dolor — El padre Matias iba a aceptar la adopción, pero ella era muy juguetona.

— ¿Qué pasó con ella?

— Se metió en un problema, quería ir con un grupo de búsqueda. Pero una de ellas se transformó, intentaron protegerla, pero el simple hecho de que se infiltraran y pusiera en peligro a las demás, era un castigo.

— ¿Y dónde está? — dudo, en una combinación de miedo y sorpresa. Que fue reemplazada por tristeza, al ver la duda de la enfermera

— Ni yo sé — se quejó ella, entre lágrimas que empezaban a brotar — solo quiero verla. Daría lo que fuera por ella, hasta mi vida. Si pudiera hacer un embrujo, lo haría.

En aquel momento, Daniel frunció el ceño, tenía una nueva idea.

« El reto de la bruja »

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Solo habían pasado un par de horas, cuando Kaia y Nathaniel desaparecieron y en la cafetería, Emma y sus amigas hablaban alegremente, esforzándose por mantener la calma. Después de todo, no era la primera vez que golpeaban a otras personas.

« Ventajas de que el padre se acostara con mi madre, me debe una » era lo que siempre decía Emma al ser protegida por Matias. O Oliver, cuando era protegido solo por ser el novio de Emma.

— Quería que me disculpara con esa loca — anunció Oliver, sentado a lado de ella, con una gran sonrisa burlona.

— Pobrecito de Nath. Pero esta vez, esa desgraciada no se salva — concluyó Emma, mientras una repentina molestia la hizo pasar sus dedos bajo su nariz, viendo de reojo dos gotas de sangre.

Suspiro profundamente, recordando que la pérdida de caída era la primera parte de la transformación.

Por otro lado, bajo el edificio residencial de varones e iluminada por las ventanas cubiertas de ese semisótano. La antigua lavandería era usada como el cuarto de retención, Kaia se encontraba ahí, amarrada y sujetada por sogas incrustadas en la pared.

Solo habían pasado un par de horas desde lo ocurrido en la exploración, pero su hambre parecía la de dos días.

— Es bueno el ayuno, así tendremos más comida para nosotros.

«¿Nuestros?» pensó Kaia. Comprendió en segundos lo que estaba viviendo. Era la misma injusticia que la horrorizó por años a manos de Rose, ahora estaba a cargo de los "padres" de la gran familia.

— Kaia Moon, solo necesité veinte minutos para buscar tu historial — siguió él, con un leve repudio entre sus palabras — tu familia no tuvo recursos, eres una campesina que con suerte vivió en la isla y que con suerte está sobreviviendo estos días.




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