Kecia Y El Dragón Blanco

14 LA ESPADA ENVENENADA

-Yo le llamo a eso manoseo…si bro, te toca el pecho como si nada? Y te obliga a estar en una forma que no quieres? Es abuso de poder.-Dijo Wayne cogiendo una de las espadas para practicar que había en la pared.

-Si…sonare como un cobarde pero, ambas me asustan la mujer serpiente y la reina.

-Todas las mujeres asustan.

-Pero estas dos más, es decir….una serpiente que asco, que bueno que fue un sueño.-Dijo Sean buscando la espada que le había dado la reina.

-pero parecía tan real.-Dijo Wayne recordando lo horrible que se sintió.

-Oh, aquí esta.-Dijo sean sacando la espada de la funda, era una espada bastante hermosa, tenía una piedra preciosa de color verde, como una esmeralda brillante en la mitad de la empuñadura, el plateado brillaba bastante y estaba bastante afilada.

-Que hermosa.-Dijo Wayne.- ¿De dónde la sacaste?

Sean la agarro fuerte y la levanto observándola detenidamente y de repente sus ojos parecían idos.

-¿Sean, estas bien?

De repente sean levanto su espada y la dirigió hacia Wayne como queriendo herirlo, Wayne fue rápido y se defendió con la espada que tenía.

-Wow, cálmate sean!

Pero sean continuo luchando con Wayne, parecía querer matarle y no prestaba atención a lo que este le decía.

-No crees que deberías explicarme primero como hacerlo?.- Wayne seguía tratando de alejarse de sean pero este seguía queriendo lastimar a Wayne.

-Sean por favor detente! .- Wayne se había puesto detrás de una mesa de madera para que sean se alejara, pero este seguía atacándolo. –BASTA SEAN!.- grito Wayne cuando sean partió con la espada la mesa en dos.

Wayne tenía el corazón acelerado y recordando aquellas películas que solía ver antes comenzó a defenderse con  la espada que tenía, o al menos  a hacer lo que pudiese.

-DI ALGO SEAN, PORFAVOR,

Sean parecía estar en otro mundo, su cuerpo estaba luchando como si fuese un cuerpo sin alma. En un movimiento fuerte y mientras Wayne intentaba defenderse, sean logro derribar la espada de Wayne y este se fijó en los ojos de sean, estaban del color de la esmeralda.

-Tú no eres sean.-Wayne comenzó a caminar hacia atrás mientras sean se acercaba a él con la espada levantada Wayne cerro los ojos. –Esto va a doler.- Dijo apretando más sus ojos, estaba literalmente entre la espada y la pared, no había nada cerca con lo que defenderse.

-SEAN DETENTE! .- Margot saco un arma extraña, era como un amuleto alargado plateado y en la mitad tenía una piedra roja, Margot la toco y salieron  dos filosas y grandes cuchillas de cada lado, rápidamente golpeo el brazo de sean haciéndole una limpia pero dolorosa herida y haciendo que este soltara la espada.

Sean y Wayne soltaron gritos de dolor. Sean se sostuvo la herida que le había hecho Margot, y Wayne tenía una gran cortada en su brazo.

-Oh no Wayne.-Dijo Margot agachándose hacia donde estaba Wayne sosteniéndose su brazo ensangrentado.

-¿Que ha sucedido?.- Dijo sean confundido y sosteniéndose su herida y luego mirando la espada.

-No la toques! esta envenenada…aléjate de ella sean. Ayúdame a llevar a Wayne a la habitación.

Entre los dos levantaron a Wayne y dando pasos débiles llevaron a Wayne a la habitación de Margot.

-Algo me pasa, no me siento bien.-Dijo débilmente Wayne.

-Es el veneno, acuéstate.- Dijo Margot mientras Wayne se recostaba.

-creo que sé que hacer…ya vuelvo, tu mientras resiste por favor... sean quítale la camisa.

-Que es lo que he hecho, como lo siento.-Dijo sean cuando le quito la camisa y la armadura.

Pero las voces de Margot y Sean sonaban lejos y Wayne lo estaba viendo todo borroso. Por los lados de su herida estaba saliendo venas con moratones y su cuerpo comenzaba a sudar y todo quedo oscuro.

 

Cuando Wayne abrió sus ojos vio el rostro borroso de Margot, luego su vista se aclaró y se dio cuenta de lo bella que era la princesa.

-De cerca te ves más hermosa.-Dijo Wayne sin pensarlo y quejándose por el intenso ardor que sentía en su brazo, luego se dio cuenta de que Margot le estaba echando en su herida un liquito extraño. Margot sonrió.

-Seguro? No te dejes engañar recuerda que soy un ogro disfrazado de princesa.

-¿No lo eres?.-Dijo Wayne avergonzado al notar que ella lo había escuchado la noche anterior.



#1238 en Fantasía
#195 en Magia

En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 02.01.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.