Kendall

Capítulo 3: Un error más

Un error más

Entró a la última clase que tendía aquel día y que, lamentablemente, compartía con Katherine, la chica que tanto la odiaba. Caminó directo a su pupitre e ignoró olímpicamente la desagradable escena que Darren hacía con la rubia. Podía verlos besándose incluso desde la otra punta del salón, comiendose mutuamente como si nadie más existiera.

Bufó exasperada, pensando en que eran el uno para el otro. Después de todo a ambos les fascinaba llamar la atención de los demás.

— ¿Llego tarde? —dijo Kyle a su lado, claramente agitado.

— Aún no llega el profesor

Rodó los ojos al ver a su mejor amigo mirando a la pareja muy cariñosa. Sabía lo mucho que a Kyle West le gustaba Katherine, aunque no lograba entender por qué. La manera con la que solía observar a la rubia incluso la dejaba sin aliento. A veces, simplemente, deseaba que alguien también le dirigiera una esas miradas. Kathy no lo merecía y es que Kyle era uno de los mejores chicos que había conocido.

— Realmente me pregunto qué es lo que ves en ella, Ky

El cobrizo meneó la cabeza ligeramente, apenas prestándole atención. Un par de mechones rizados le cayeron sobre la frente, absorto en Katherine mientras deslizaba los dedos en su cabello ensortijado.

— No lo entenderías, nunca te has enamorado —murmuró su amigo en un largo suspiro—. Ella es... la chica más increíble que he conocido jamás.

"Si supieras"

Eran en ese tipo de situaciones cuando se preguntaba por qué no le había contado todos los problemas que pasó por culpa de Katherine Bourne.

—Tomen asiento —ordenó el profesor tan pronto llegó al salón.

Apenas lo vio dejar sus cosas en el escritorio y empezar a escribir en la pizarra cuando su mirada volvió a perderse sobre la pareja. No sabía por qué pero, a diferencia de Kyle, toda su efímera atención recayó sobre Darren Ford. Los ojos azules del castaño se posaron sobre ella con sorpresa al pillarla observándolo. Sus mejillas se tornaron carmín cuando el chico le guiñó el ojo, una lánguida sonrisa coqueta deslizándose en él.

Giró la cabeza rápidamente con la vergüenza calentándole el rostro. E intentó convencerse de que eran solo imaginaciones suyas pero en el resto de la clase sintió que la observaban con insistencia. Su nuca quemaba como nunca y apenas podía prestar atención a lo que el profesor decía.

— La monografía que deberán entregar a fin de mes contará, como mínimo, con treinta páginas —le escuchó decir mientras giraba la cabeza con disimulo.

Sintió su corazón detenerse cuando sus ojos volvieron a toparse con los azules de Darren. Estaba reclinado sobre el asiento con tranquilidad, mirándola indemne. Frunció el ceño, su rostro ardiendo nuevamente cuando Darren levantó una ceja hacia ella con arrogancia, retándola en silencio.

— Señorita Wiese, ¿tiene algún problema? —espetó el profesor con fuerza, haciéndola girar bruscamente hacia el pizarrón—. Le recuerdo que la clase es aquí adelante, no en la cara del señor Ford.

Se encogió en su asiento cuando la clase estalló en carcajadas. Se cruzó de brazos después de murmurar una disculpa y se mantuvo quieta durante el resto de la clase.

— El trabajo será en parejas y, no, los grupos los hice yo así que no se molesten en buscar a sus amigos —ordenó mientras repartía a cada uno una hoja blanca llena de nombres emparejados.

Miró extrañada a Kyle y deseando internamente que le tocara con él o, de lo contrario, su trabajo sería un desastre.

— Frederick Whales —murmuró su amigo a su lado con una enorme sonrisa en el rostro —. Que suerte, ¿eh? Ya aprobé el curso

Rodó los ojos una vez más

— Suertudo, a ti te ha tocado con alguien bueno pero a mí...

Buscó su nombre rápidamente en la lista y casi suelta un grito al ver con quién le había tocado. Con el ceño fruncido, volteó a ver a Darren por tercera vez en el día. Le fulminó con la mirada al verlo acercarse a ella con una enorme sonrisa triunfal, como si acabara de ganar un premio.

— Buenas tardes, compañera —dijo con galantería una vez delante suyo, apoyando las manos sobre el pupitre—. Será interesante pero desde ahora te pido que, por favor, dejes de comerme con la mirada

Abrió los ojos desmesurados e intentó alejarse lo más posible cuando se inclinó hacia ella.

— No te estaba...

— No mientas, Kendall, no funciona así —rió y tomó uno de sus mechones—. Eres muy graciosa cuando te sonrojas...

— Déjala en paz, Ford

De pronto Kyle lo había empujado lejos de ella con tanta facilidad que pudo respirar con normalidad.

— Olvídalo, Darren, eso nunca sucedió

Siguió a Kyle apenas un par de pasos cuando la detuvo, tomándola del brazo.

— Será mejor que empecemos esto lo más pronto posible, ¿no crees?

Rió ligeramente al pensar en lo desesperado que se veía por querer acabar el trabajo pronto. Y, bueno, no le culpaba, una larga monografía a su lado no sería nada interesante.

— Como quieres —Se encogió de hombros y tiró de su brazo para que le soltara—. Podemos hacerlo en mi casa o si prefieres en la biblioteca no tengo ningún...

— ¡No! En tu casa está muy bien, a las cinco

Asintió extrañada por el repentino cambio de humor del chico. Mirándolo confundida mientras se iba con el mismo porte elegante de siempre.

— ¿Cómo se supone que irá si no tiene mi dirección?

— Es un idiota, Kendall, prométeme que tendrás mucho cuidado con él

Rió ligeramente ante la idea de Darren y ella juntos. Se veía tan retorcido e imposible que le causó mucha gracia. Él era el tipo de chicos que, simplemente, no salían con chicas como ella.

— Vamos, Ky, no es como si fuera a fijarse en mí —bromeó, caminando con él hacia el estacionamiento—. Es el tipo de chicos que no se interesan en esas cosas.



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En el texto hay: apuesta, amor, corazonesrotos

Editado: 12.06.2020

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