Kendall

Capítulo 5: Una fiesta privada

Una fiesta privada

Era demasiado tarde pero, aún así, allí estaba Kendall, de pie frente a la lujosa mansión de Darren Ford.

— Tranquila, sólo estarán mis amigos —la tranquilizó Darren con una sonrisa divertida—. Ya conoces a Drake, ¿no?

Ella asintió ligeramente sin prestarle mayor importancia. Toda su atención estaba fija en el barullo que dentro se originaba y en la música a todo tope que se oía desde los jardines.

Como fuera, tan pronto el muchacho abrió la puerta, dejándole entrar, lo descubrió. Estaban, probablemente, todo el equipo de fútbol de la universidad allí dentro. Los jugadores bebían, reían y fumaban con algunas chicas merodeando.

No era precisamente una fiesta sino más bien... una fiesta privada.

Porque todo lo que podía ver era a los compañeros de Darren con sus respectivas parejas.

— No sabía qué harías una fiesta

El chico a su lado soltó una risa breve y deslizó el brazo por encima de su hombro.

— Era una sorpresa, planeaba decírtelo cuando llegáramos pero me cancelaste por Kyle.

Todo su ser volvió a crisparse de enfado al recordar el pequeño incidente que acababa de tener con su supuesto mejor amigo.

Y solo entonces recordó un pequeño detalle.

Si mal no recordaba, Katherine siempre andaba detrás del equipo de fútbol, sobretodo detrás de Jace, en realidad. ¿Qué hacía entonces en la casa de Kyle West?

— ¿Qué se supone que es esto?

Dio un respingo cuando la fría mano de Darren tomó la suya, entrelazando sus dedos. Se dejó llevar, sonriendo tímidamente cuando todos los compañeros del chico notaron su presencia. Se sintió increíblemente observada, algo que no sucedía desde hacía mucho tiempo.

Y tímida, recorrió el enorme y costoso salón, lleno de decoraciones lujosas que seguramente valdrían más que su propia casa.

— Toma, Ken —dijo él cuando llegaron al pequeño bar situado en una esquina del salón.

Sonrió nerviosa, sintiendo que las miradas fijas en ellos le quemaba la espalda. Se había acostumbrado tanto a pasar desapercibida que ahora resultaba incómodo tener tanta atención.
Posó los labios sobre el vaso de plástico y con la mirada fija en Ford, siguió sonriendo ampliamente.

Se miraron durante largos segundos y todo a su al rededor dejó de existir por un instante. Se sentía extraño y diferente, pero demasiado increíble. Una sensación que le hizo cosquillear el estómago cuando los ojos de Darren se fijaron sobre ella.

Era uno de esos momentos en los que toda palabra carecía de importancia.

— No estoy vestida para tu fiesta privada, Darren —sonrió apenada, mirando sus jeans rotos y las zapatillas viejas.

Él solo se encogió de hombros y le sonrió.

— ¿Cuál es el problema?

Dio un vistazo a todas las chicas allí y volvió a sentirse fuera de lugar. Todas usaban vestido o alguna falda corta que les realzaba las curvas. Unos zapatos de tacones y el suficiente maquillaje como para hacerlas ver preciosas. Todas y cada una de ellas allí, lo estaban.

Y también estaba Kendall, con sus zapatos desgastados, su enorme sudadera y una gorra de lana que detestaba con toda su alma.
Se tocó la cabeza de manera inconsciente cuando sus ojos se posaron sobre las largas cabelleras de las demás.

— Creo que debería irme, no...

— No —le cortó él de manera inmediata, tomándola de la mano—. Voy a presentarte a unas amigas, te amarán.

Sus mejillas enrojecieron cuando se acercaron a un grupo de jóvenes, hablando y divirtiéndose.

Y nuevamente todas las miradas volvieron a estar sobre ella.

— Candice, Halley, ella es Kendall —dijo al par de rubias que la miraban sonrientes—. Mi amiga necesita relajarse, ¿pueden hacerlo? —rió a su lado.

— Claro, cariño, déjanosla a nosotras.

Un ligero pánico la cubrió cuando la mano de Darren soltó la suya. Lo miró al instante, pidiéndole explicaciones en silencio.

No iba a dejarla con ellas, ¿o sí?

— Darren...

El muchacho suspiró pesadamente y por un segundo desvió la mirada hacia alguien detrás suyo. Se acercó a ella y le tomó del rostro con suavidad antes de depositarle un fugaz beso en la frente.

— Jace está jodiéndome desde hace horas, Kendall, quiere hablarme de no sé qué mierda —rió—. Sólo míralo, está hecho un completo desastre... Realmente empieza a preocuparme.

Jace

Estaba ya demasiado enfadada con sus amigos como para tener que recordar a Jace Harries y a Hannah quién, por cierto, aún no le contaba absolutamente nada de su supuesto novio.

— No te preocupes, estaré un rato más

Darren sonrió aún más, como si aquella fuera lo que había estado deseando escuchar toda la noche.

— Perfecto —Le guiñó un ojo con diversión y le lanzó un beso volado a medida que se alejaba de ella— ¡Ya regreso por ti! ¡Diviértanse!

Soltó un interminable suspiro cuando regresó su atención sobre las amigas de Darren.

Pero ellas continuaban sonriéndole, mirándola con curiosidad y sorpresa.

— No eres el tipo de chica que Darren elige para traer a estas reuniones —admitió una de ellas con convicción— Lo siento, pero es extraño no verlo con una zorra como Katherine.

Frunció el ceño sin comprender.

— ¿De... de qué estás hablando?

Las risas que las muchachas soltaron no le gustó en absoluto.

— Vamos... ¿Acaso no lo sabes?

No entendía nada de lo que estaba sucediendo. Incluso sentía que se reían de ella.

— ¿Saber qué?

La alta cobriza sonrió a su compañera y se sonrieron maliciosas. Una de ellas le hizo una rápida seña, mirando a los lados para asegurarse que nadie las miraba y, Kendall se acercó obediente y curiosa.



#35825 en Novela romántica
#5924 en Chick lit

En el texto hay: apuesta, amor, corazonesrotos

Editado: 12.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.