Dejándola de lado
— ¿En serio crees que soy tan estúpida, Kendall? Jace no me gusta en absoluto, si lo he besado es precisamente porque me gusta hacerle enfadar —rió su amiga como si de cualquier cosa se tratase, de algo sin importancia—. Pero... —Soltó un largo suspiro y esbozó una tonta sonrisa, enrollando un mechón de cabello en su dedo—. Drake es tan lindo... Hoy me invitó a la fiesta pero el idiota de Jace se enfadó solo porque estaba ahí y ya sabes el resto.
Drake Donovan
Bueno, tenía más sentido porque, sobretodo, a Hannah siempre le había gustado Drake. Y no la podía culpar, él realmente era, además de atractivo, amable, educado y con una hermosa sonrisa que era capaz de enloquecer a cualquiera. Siempre era caballeroso y amable, era así como todos le veían.
Era imposible creer que haría algo malo, por eso solo podía reír a carcajadas cuando oía ciertos rumores negativos sobre él.
— Es que no logro entender qué es lo que hay entre tú y Jace.
Hannah le miró apenas un instante y sonrió, levantándose del banco con la mano extendida hacia ella.
— Es un idiota, déjalo —se encogió de hombros Hannah.
Le siguió, caminó detrás de su amiga y rodeó su hombro con el brazo, riendo como siempre lo hacían.
Entonces se pasaron el resto del camino conversando, riendo y, siempre, escuchando las quejas de Hannah que no dejaba de despocritar contra Jace Harries. No lo decía pero, aún así, se recordó internamente ser más observadora en cuánto a Hannah. Porque aunque su amiga no quisiera admitirlo, le parecía que realmente sí había algo más allá de odio y desprecio con el rubio.
Así que en los días siguientes, en clases, todo había regresado a la normalidad, o al menos entre ambas. Porque Kyle parecía haberse olvidado de ellas. Por ejemplo en ese preciso instante estaba recostado sobre los casilleros con Katherine encima suyo, susurrándole cosas al oído y haciéndole reír. De alguna manera, sentía la rabia bullir dentro suyo al ver la amplia sonrisa que su amigo esbozaba cuando la chica empezaba acariciándole el brazo. Detestaba que Katherine siempre tuviera que meterse en su vida. Primero Gale, ahora Kyle, era como si la rubia quisiera obtener la atención de todos y sin excepción.
— Vamos, Kendall, olvídalos. Luego me encargo de Kyle —La ánimo Hannah a su lado, halando de su brazo para que continuarán avanzando.
Y eso hicieron.
Pero sin saber por qué últimamente se los cruzaban casi a diario, la figura de tres chicos se posicionó frente a ellas. Darren las observó con una amplia sonrisa, como si guardara un secreto que le daría el triunfo algún día. Drake camino directo a ellas y Jace... Jace Harries tenía su mirada furiosa reservada únicamente para Hannah. Rígido y con las manos en los bolsillos, recorría la fría y grisácea mirada sobre su amiga de manera tan intensa que no le gustó en absoluto.
— ¿Cómo están? —preguntó Drake con una amplia sonrisa antes de deslizar los brazos sobre ellas—. Extrañé a mis chicas, ¿saben?
Hannah soltó una risita tonta y se acurrucó bajo el brazo de Donovan como acto reflejo.
—Y nosotras a ti, Drake. Hoy estás más guapo de lo normal —sonrió Hannah, acercándose a él para deslizar la mano sobre el hombro de Drake con suavidad, tan cerca que empezaban a lucir un cuadro muy romántico.
Drake le sonrió en respuesta porque, entonces, Hannah estaba diciéndole algo al oído que, al parecer, era más importante. Los observó extrañada porque, aunque recientemente Hannah le había contado que las cosas entre ella y Drake iban cada vez mejor, se le hacía difícil, al menos, verla con alguno de los tres mejores amigos.
Incluso le resultaba sorprendente verlos allí, apoyados contra los casilleros, murmurándose cosas en la escasa distancia que los separaba, riéndose y observándose como si nadie más a su al rededor existiera.
— Vete a la mierda, Darren —espetó Jace cerca de ella.
Giró con reticencia y los vio de pie a su lado. Jace incapaz de dejar de observar a la pareja y Darren rodando los ojos con aspecto frustrado y cansino. Miraba con recelo, cierto odio ardiente derritiéndose en sus ojos grises, respiraba fuerte y los labios del joven se mantenían presionados con rabia.
— No seas tan idiota, Jace, créeme cuando te digo que empeoras las cosas. Ni yo soy tan estúpido para jugar con Drake, ¿y sabes por qué? Ambos sabemos quién las tiene para ganar cuando se trata de mujeres —dijo Darren sin darle mucha importancia—. Él no es precisamente un angelito como todos creen —rió—. Sabes que puede ser el peor si así lo quiere.
— Que te calles —siseó el rubio antes de encaminarse por los pasillos con aspecto enfadado— Los dos me importan una jodida Mierda, Drake y esa... esa loca de Hannah.
— Sí, ya lo noté... —soltó Darren sarcástico, elevando las cejas con burla—. Mientes muy mal, por cierto.
Kyle estaba con Katherine y, de pronto, Hannah y Drake empezaban a desarrollar una relación más allá que de la amistad. Es más, casi se queda sin respiración cuando su mirada volvió a toparse sobre ellos. El rostro de Drake inclinado sobre su amiga, acariciándole la mejilla con suavidad, como si ella fuera lo más delicado que pudiera existir. Los ojos oscuros del muchacho sonriéndole en la escasa distancia y sus narices rozándose...
— ¡Joder!
Se sobresaltó repentinamente al oír que, en la distancia, Jace acababa de golpear una de las puertas con brusquedad, claramente furioso.
Entrecerró los ojos mientras Darren le tomaba del brazo y halaba de ella para que le prestase atención. Porque estaba demasiado sumida en sus pensamientos, entrelazando ideas y pensamientos, como para notar algo más. Como para darse cuenta de que, con aquella sonrisa triunfal pintada que traía Hannah en el rostro, su amiga no le había dicho toda la verdad.
— ¿Jugando con Drake? Dime que no estaban hablando de Hannah —murmuró furiosa cuando lo tuvo al frente suyo.