Parte del plan
Darren se sacudió el cabello húmedo mientras iba a buscarla por las afueras del campo de deportes.
Estuvo relajado y tranquilo hasta que lo notó.
Gruñó al verla muy abrazada con aquel chico que no era capaz de soltarla. Sentía, por primera vez, increíbles celos y deseos de golpear al alto rubio para que soltara a Kendall. Pero no podía hacerlo. No podía simplemente ir y golpear al chico sin quedar como un estúpido celopata ni que sus amigos lo miraran confundidos. Aunque ahora eso era lo de menos. Caminó hacia ellos y rodeó a la chica de cabello castaño oscuro de la cintura, atrayéndola hacia su cuerpo y alejándola del rubio que no dejaba de sonreír. Lo fulminó con la mirada, extrañamente enfadado.
—¿Todo bien, pequeña?— le susurró al oído
Ella se soltó del agarre y su corazón dio un brinco al ver aquella increíble sonrisa en el rostro de la castaña.
—Ethan, él es Darren— los presentó cuando el rubio volvió a sonreír a Wiese con cariño y ternura. Presionó la mandíbula al instante
—Su novio— puntualizó mientras le estrechaba la mano aún mirándole muy serio
Ethan soltó una risa, claramente divertido, antes de asentir ligeramente.
—No me dijiste que tenías novio— la regañó con una ceja levantada pero sin dejar de sonreír— y menos uno tan territorial...— soltó una risotada antes de fruncir el ceño, como si acabase de recordar algo. Sólo entonces miró a la castaña y la miró curioso— ¿y qué pasó con Kyle?
—Nada, Ethan, olvídate de él
Intentó regular su respiración ante aquella situación. Era increíble lo celoso que se había puesto sólo por verla abrazando a otro chico como si su vida dependiera de ello y, de igual forma, ante la mención de aquel nombre. Realmente empezaba a creer que entre West y Wiese sí había sucedido algo.
Pero, por otra parte, se sentía estúpido y sobretodo confundido por aquellos ridículos celos que debían ser inexistentes. Intentaba convencerse de que solo se trataba de una herida a su orgullo.
—Eso espero, Kendall— bufó en voz baja y la mirada burlona del rubio lo atrapó soltando humo por las orejas— Tranquilo tigre, sólo soy Ethan— informó como si fuera lo más obvio del mundo— su primo,
Las palabras del chico cayeron sobre él como un balde de agua fría. No podía sentirse más humillado ni menos estúpido de lo que estaba.
—Así que... —La mirada de Ethan se endureció— espero que no le hagas daño o yo mismo te dejaré sin deporte, campeón.
Y una corriente helada recorrió su columna dorsal con rapidez.
—Claro que no —masculló entre dientes antes de entrelazar los dedos con los de ella—. Lamento arruinar el momento familiar pero debemos irnos.
Esperó largos minutos hasta que se despidieran y volvió a tomarle de la mano para caminar tenso hasta los vestidores. Tan pensativo que no le importó entrar con ella. Así que muy tarde notó el error. Sobretodo cuando, al pasar por los casilleros, tuvo que soportar los silbidos que sus amigos lanzaban a la castaña sin dejar de mirarla con descaro.
Kendall a su lado ya estaba muy tensa y algo retraída cuando unos cuantos chicos los siguieron solo para mirarle el trasero. Quería pensar que sólo intentaban fastidiarle pero después de cada semana que transcurría se dio cuenta de que Kendall Wiese realmente les gustaba, ella era como la conquista imposible y que jamás conseguirían.
—Hey, preciosa —oyó decir a Dexter detrás de ellos—. Si este idiota no te hace feliz puedes venir conmigo.
Siguió fingiendo que los ignoraba y que no deseaba golpearles hasta que la dejarán en paz. Pero no era suficiente. Porque él nunca había defendido a ninguna chica y mucho menos se había puesto territorial o celoso. Sería la burla de sus amigos si lo veían de aquella manera.
Pero no podía soportarlo más.
—Lindura, cuando Darren te deje tirada me buscas, ¿eh?, no lo olvides
—Ford, ¿cuándo acabas con tu diversión?— bramó otro—. Yo también me quiero divertir un rato con ella
Era una lástima que todos sus compañeros supieran de su Kendall y su venganza.
¿Cómo iba a decirles que la respetarán cuando, al mismo tiempo, la utilizaba?
Giró bruscamente hacia ellos para encararles. Si bien no todos estaban allí, los demás o la observaban con descaro o de reojo. Pero de cualquier forma le enfermaba porque ninguno de ellos tenía ningún derecho de hacerlo.
—¿Decías algo, Black? —insistió con frustración mientras abrazaba a la castaña contra su cuerpo, protegiéndola y alejándola de esos perros hambrientos—. Vamos, dilo de una jodida vez que no tengo todo el día.
Sólo Harries estaba cruzado de brazos y observándole con desaprobación, ni siquiera prestando atención a la chica.
—Que yo también quiero divertirme con ella— se encogió de hombros— ¿No era ese el plan?
—¿Qué?
Su rostro empalideció y se contuvo todo lo que pudo por no callar a Black a golpes antes de que siguiera.
Lo haría más tarde.
—Sólo es un idiota, pequeña, no le hagas caso —La tranquilizó antes de tomar una larga bocanada de aire— Como no la dejen tranquila voy a encargarme de cada uno de ustedes —masculló con enfado— ¡Ya! ¡Regresen a sus asuntos, joder!
La castaña de tensó ante el grito y los demás chicos lo observaron incrédulos y sorprendidos por aquella reacción tan defensiva. Aunque no parecieron tardar mucho hasta que el entendimiento y alivio afloró en el rostro de cada uno.
"Probablemente Darren solo estaba enfadado por tener que seguir con todo eso y, quizá, había tenido un pésimo día"
—No puedes traerla a los vestuarios, Darren— informó Jace en la misma posición, apoyado sobre los casilleros— Si el entrenador se entera, te regañará. Además...— lo observó incrédulo— ¿Qué esperabas que sucediera? Sabes que a ellos...— suspiró y negó con la cabeza mientras se iba— o eres idiota o lo haces apropósito. Deja de ser tan egoísta, ella no tiene la culpa de nada.