Kennya:cazadora de lobos. ©

Salvada por lobos


•~Capítulo 4~•
Salvada por lobos.

 

Habían llegado una vez al corazón de lo que una vez fue la unión soviética. Estaban nuevamente restablecidos en la capital y era momento de mover las piezas sobre el tablero.

 

Alekséi miraba su reflejo en el enorme espejo de la habitación del departamento.

 

Sergei negaba con la cabeza.

 

-Eso suena como un muy buen plan. Debo admitirlo Alekséi, pero hay un problema... Si Lyosha se adelanta y la persigue y la reclama antes que tu, será el final de tu aventura, esto es arriesgado. Si te acercas demasiado tal vez no puedas frenarlo.


Arreglaba la corbata con desesperación de sólo oír el sermón de Sergei.

¡Por la diosa! ¡Era su lobo! Sabía de lo que era capaz. Lyosha no la lastimaría jamas. Ella era su Luna. Su otra mitad.

Su lobo era salvaje y muy sobre protector. Jamás se había considerado un hombre civilizado, su instinto era más salvaje que el de los demás. Conocía a su lobo pero, aún así tenía sus dudas. ¿Podría contenerse?

"...Habría que descubrirlo."

Y partieron. Ideando un nuevo plan para hacerla caer a sus brazos sin mayores percances.

Dmitriy y Sergei habían ordenado que varios escoltas vigilaran el starbucks por unos días. Así al menos seguirían sus pasos. Así al menos Alekséi se mantendría un poco menos ansioso.

Ahora debía ocuparse de los encapuchados.

Ambos eran su prioridad.

(***)


Hacerse pasar por una persona "normal" le estaba costando demasiado. Nada de armas. Nada de acción.
Estar entre las cuatro paredes del departamento era asfixiante. Ir y venir de la cafetería. Ver tv y irse a la cama comiéndose las uñas en la espera de nuevas órdenes.

"... Espera nuevas instrucciones. Yo estaré al tanto de ti pequeña. Recuerda, nada de busca pleitos. Mantente al margen."

La espera la estaba matando. Pero lo cierto era que si toda la información que tenía llegaba a manos de Alekséi Ivanov... La organización estaría acabada.

Según los informes los chuchos ya pisaban sus huellas.

La organización tenía como prioridad separar las manadas púes juntas eran más fuertes y la eliminación de los Alphas costaba más vidas de cazadores.

Si cumplía su misión matando a Alekséi la manada mas poderosa, la mas grande "Steelfang" todas las demás se debilitarían. Y tal vez los vampiros y roges  aprovecharían la situación haciendo leña del árbol caído.

Algo le decía qué los roges estaban muy cerca.

Pronto habría guerra si no detenían a ambos clanes por igual.

De pronto, llamaron a la puerta. Con la guardia arriba lentamente se acerco a la puerta. Dudaba que fuera un lobo, de serlo no tocaría la puerta tan amablemente. Miró por la mirilla. Desconcertada abrió la puerta.

Era Irína.

—¿Lista para salir a beber algo? ¡Y no aceptó un no por respuesta! Saldrás hoy si o si. Ya tengo todo listo y el taxi espera afuera.. ¡Apresurate!—

—Ésta noche no creó..

—Shss.. Shss. ¡No digas más! Esta noche, ¡Será la mejor y no lo estropearan tus huidas secretas! ¡Aaaandandooo!

Y así a trompicones y a rastras literalmente la chica rubia arrastro a la cazadora con ella a algún bar cercano.

La noche avanzaba y a velocidad rayo Irina la hizo cambiarse para una noche de diversión en la ciudad. Kennya no solía salir y menos tener vida social, pero era hermosa y amable, ésta noche seguro caían rendidos a sus pies.
Al llegar al dichoso antro, las luces de neón iluminaban la acera y las personas que esperaban entrar.

"Las trece lunas" con la silueta de lo que parecía un lobo aullando. ¿Coincidencia? Kennya se quedo embelesada mirando las luces. El recuerdo del Alpha llegó a su mente, esos ojos grises convirtiéndose poco a poco al color del plomo.

La voz de la rubia la sacó de sus cavilaciones.

—¡Ésta genial! Ya quiero entrar. ¡Vamos a divertirnos esta noche! Y con suerte ligar.

La mirada pícara de la chica provoco incomodidad en la cazadora.
Esto de ser "normal" ya no le estaba gustando.

Adentro la musica electrónica embotó sus oídos. Era difícil escuchar la voz de su amiga. Las luces en el techo iluminaban parpadeante el lugar abarrotado de personas bailando.

El Dj movía las manos al compás de los contantes altos y bajos de la música.

Para Kennya era algo increíble y asfixiante. Envolvente.




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