Khalid Cafiero.

Capítulo 15

Entro a la habitación de Eliseo, con mis piernas temblando, sujeto con fuerza la lata.

—¿Te encuentras bien? —escucho un susurro.

Me volteo y lo veo con sus ojos abiertos, el alivio entra de golpe a mi cuerpo y me acerco más a él; dejo la lata en la mesa y coloco mi mano en su brazo, apretándolo un poco.

—Al fin despierta.

—Sí, bueno, aún estoy adolorido, pero vivo.

—Es bueno escucharte.

—Te quería ver —dice de repente—, necesitaba saber que estabas bien, en ese momento, sólo podía pensar en tu bienestar.

—Estoy bien, aquí estoy, de pies —busco el lado gracioso del tema—, logramos salir de esa.

—Khalid me contó que tú le disparaste… —se detuvo.

Suspiro—. Sí, le disparé.

—Oh, Odette… yo de verdad lo siento mucho… yo no quería que tú…

—Tranquilo, estoy bien ¿sí? A demás, era la única salida, sino yo también estuviera muerta —le regalo una sonrisa—, pero gracias por preocuparte por mí.

—¿Cómo no hacerlo? Te agarré cariño —menciona con una sonrisa.

—Yo también, Eliseo.

Él me agarra la mano y lo lleva hasta su boca, dejando un pequeño beso en los nudillos, sonrío como una niña y posiblemente me sonrojo a tal acto.

—¿Necesitas llorar?

Aquella pregunta me deja sorprendida.

—¿Qué?

—¿Has llorado? Sé que lo que has pasado puede ocasionar un trauma en tu vida, ojala existirá una máquina del tiempo y haberte protegido mejor, estar a tu lado…

—Hey, hey, no te atormentes, estamos bien y es lo que importa —me siento a un lado de la cama—, y más bien, quiero verlo como un acto de sobrevivencia, lo cual es verdad, si no hubiera disparado, posiblemente Camilo u otra persona me hubieran hecho cosas peores.

—Eres fuerte, Odette.

—Gracias —me acerco a él y le doy un beso en la frente—, mejórate pronto.

Él ríe un poco—. Lo intento.

Pasan unos segundos en silencio, mirando lo que queda de la habitación y escuchando la máquina que lleva el conteo de su corazón.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Claro.

—¿Qué tan importante es Elena para ti?

Lo miro y él se queda callado por otros segundos—. Es mi vida, Odette.

—¿Algún familiar?

—No.

—Oh, ¿es como yo veo a Julius?

—Posiblemente, no sé qué tan dependiente eres con él.

—¿Dependiente?

—Ya sabes, que no puedes vivir sin él, y el amor, para mí, no es eso.

—¿Y cómo es el amor para ti?

—Mi amor es libre, puedo disfrutar las mismas cosas que comparto con alguien a solas, mi vida no rueda en una persona, mi vida rueda en mí. Elena, es la mujer de mi vida, sí, pero no moriré o dejaré de creer en el amor, por algo que no funcionó.

—Wow, es profundo —digo y nos reímos.

—Y tú ¿Cómo eres con Julius?

—Creo que dependo mucho de él, por lo que acabas de decir, hay cosas que no las disfruto si no está él… ¿eso es malo?

—No, con el tiempo aprenderás, no creas que nací con esa mentalidad del amor; eso sucedió con los golpes que llevé y el aprender a estar solo, y disfrutar esos momentos.

Pero antes de responder, un sonido fuerte me hace saltar de la cama, aquel sonido proviene de la habitación de al lado, miro a Eliseo y este trata de sentarse, lo cual evito, susurrándole tan bajo como puedo.

Al girar mi rostro, veo al mismo doctor del ascensor en la ventana, en su mano se encuentra una navaja, desvío mi vista a la puerta y veo el seguro de ella abierta; pienso rápido y me acerco, pero él también se acerca con rapidez.

Coloco todo mi peso en la puerta y trato de cerrar el poco espacio que él pudo abrir. Gruño y la puerta se cierra, le paso el pasador y doy algunos pasos hacia atrás sin quitar la vista de la ventana. Él empieza a golpear la ventana con brusquedad.

—Dime que la ventana resistirá.

—Lo dudo.

Busco algún objeto con el cual me pueda defender, pero el sonido del disparo se hace presente y veo como el cuerpo del doctor cae al suelo. Respiro y miro a Eliseo, que hizo el intento de sentarse con la frente llena de sudor por el esfuerzo.

En la ventana aparece Levi y luego Khalid, que con una patada abre la puerta, sorprendiéndome con su fuerza.

—¿Está muerto? —pregunto al ver que Levi desliza el cuerpo.

—No, creo que no —responde el jefe sin importarle.

—Él subió conmigo en el ascensor —digo—, iba para el área de cirugía.

Levi entra a los segundos—. Jefe, han visto mucho movimientos, al parecer nos están rodeando.



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En el texto hay: mafia, drama, accion

Editado: 16.06.2022

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