“Siempre he estado sola”. Comenzó a decir Mikhen; “A pesar de mi magia, nunca fui capaz de conjurar a un Familiar y eso es algo que sin lugar a dudas es extraño, porque los de mi especie ni siquiera necesitamos conjurarlos, nuestra magia los crea por si solos. En mi caso no fue así, desde que la vida me fue otorgada después de que aquel príncipe capturara y asesinara a los anteriores de mi especie, nunca fui capaz de tener alguno, lo cierto es que nunca me preocupo ni me dio envidia por los demás Henheas, aunque me sentía sola… Todos podemos comunicarnos entre nosotros, pero no es lo mismo conversar con alguien a quien no puedes ver, abrazar o siquiera estar juntos sin hacer algo. Que lo contrario, insisto: No me molestaba como tal, pero me sentía ligeramente sola.
Un día una gran tormenta azoto el mundo entero, estoy segura que si viviste en ese momento la recuerdas, fue algo realmente extraño que nunca nadie pudo saber que la causo, pues natural no fue. Mientras estaba observando todo el espectáculo de este suceso un rayo cayó cerca de las afueras de mi bosque, por la curiosidad corrí a ver que sucedió, aun a sabiendas de que era solo un rayo. Al llegar a la parte extrema vi en el suelo un cachorro hembra de lobo blanco con el cuerpo de su madre encima de ella, su madre había sido completamente alcanzada por el rayo y protegió a su pequeña con su propia vida, ella estaba completamente aterrado por lo que acababa de suceder y rascaba a su madre intentando despertarla. Me acerque a ella y le extendí la mano, pero al ser un ser completamente desconocido no hizo más que gruñirme y morderme los dedos intentando alejarme de su madre, pues quizás pensaba que quería lastimarla. En mi mano y con ayuda de los arboles cree una pequeña flor frutal la cual acerque al cachorro, esta solo la mordió y la lanzo a otro lado, estaba completamente iracunda y no podía pensar que yo intentaba ayudarle. Decidí alejarme de allí, pues vi que no sería posible que confiara en mí; al día siguiente la tormenta ya había terminado, regrese al sitio y vi a la pequeña cachorra echada sobre su madre, completamente empapada y muy debilitada, seguramente se encontraba enferma por la lluvia. Al acercarme y con las pocas fuerzas que le quedaban se levantó, sus ojos apenas podían abrirse pero ella estaba completamente dispuesta a defender el sueño de su madre hasta que despertara, pero es un ser vivo… La resistencia de le acabo y cayó al suelo completamente exhausta y quedo dormida, con ayuda de los arboles tome el cuerpo de la madre y el de ella y los llevé hacia el lago, coloque a ambos dentro del mismo y estos flotaron hasta el centro, la pequeña loba después de varias horas se pudo volver a despertar y al mirar todo alrededor supo que algo había cambiado, volteo a mirarme y gruñó fuertemente de nuevo, aunque aún debilitado. Señale a su costado indicándole que su madre se encontraba allí, que no planeaba herirlos o siquiera separarlos, y quizás ella lo comprendió pues se detuvo, aunque si intentaba acercarme comenzaba a gruñir nuevamente, estaba claro que aún no confiaba en mí, aunque ya entendía, al menos un poco que yo no era un ser malvado.
Al no dejarme acercarme y solicitando la ayuda de los arboles le fui entregando fruta que podía recoger, al ser carnívoro no sabía si esto le ayudaría… Pero no encontraba opciones, pues mi naturaleza me impide quitarle la vida a otro ser, aun así sea para salvar a otro. De cada cuatro frutas que le entregaba, solo comía una y las demás las dejaba al lado de su madre para que ella comiera, lo cual evidentemente no sucedía y la fruta solo se marchitaba.
Editado: 12.05.2022