El tiempo transcurría lentamente mientras esperábamos a que Mikhen abriera sus ojos; el bosque en el que estábamos había sufrido muchísimos daños y se notaba en la piel y cuerpo del otro Henheas que nos acompañaba. A diferencia de Mikhen su cuerpo estaba muy agrietado y ocasionalmente cuando intentaba caminar se tambaleaba con dificultad; era evidente que, el hecho de que el bosque hubiera sufrido tantos daños le paso factura a el también.
Y tras ello se quedó callado caminando lentamente por los alrededores del bosque, sin alejarse mucho de nosotros, con cada paso de daba se notaba en su mirada y porte, que la situación no iba para nada bien, el bosque pronto comenzó a desprender un cierto aroma el cual no era muy agradable, no olía como a cuando un cadáver que está pudriendo… Pero sin lugar a dudas era el olor de la muerte.
Khana en ese momento se levantó, estando antes sentada se colocó delante de mí y con su hocico me empujó hacia el lago, al llegar hasta él me obligo a agacharme y ver mi reflejo en el agua.
Por la frustración me separe bruscamente de ella y me adentré en el bosque a caminar solo, no sabía la razón por la que esto me afectaba tanto… Ni siquiera conocía antes la existencia de estos seres y solo con el simple hecho de verlos decidí protegerlos, la idea me confundía tanto y a su vez me enojaba demasiado no poder hacer nada que incluso llegue a pensar en que, el hecho de que estuviera yo aquí no era más que una simple coincidencia… No soy fuerte, hábil, inteligente, “¡Solo puedo hacer nada, maldita sea!” Grité fuertemente. Ante el grito una figura se comenzó a materializar frente de mí, lo cierto es que me sería muy difícil explicar cómo era, la única descripción que puedo dar es que era un rostro enorme que parecía estar hecho completamente de cristal, pero un cristal que se movía tal cual hojas, se doblaba y movía con naturalidad, el rostro me miraba fijamente y aunque movía los labios no parecía decir una sola palabra, ese movimiento continuo por algunos segundos y después se comenzó a fundir; el vidrio derretido caía en el suelo y se escuchaba como algo hervía con fuerza pero una luz bastante incandescente no me permitía ver adecuadamente lo que sucedía, la figura se terminó de derretir por completo y justo en el suelo una espada hecha completamente de vidrio se posaba justo delante de mí, por los rayos de luz que en el bosque podían percibirse la espada brillaba mucho aunque poco a poco esta incandescencia se iba haciendo menor y menor hasta que solo quedo una espada de vidrio recargada en el suelo; apenas verla la situación me hacía pensar que era alguna especie de trampa por lo que no intente tomarla, simplemente la miraba con mucha curiosidad.
Lo cierto es que esa espada me daba mucha tentación tomarla pero no importa como lo viera, que aquella figura hubiera aparecido justo delante de mí y no solo eso, sino que se fundiera y diera forma a esa espada… la cosa no podía ser más extraña, decidí mejor alejarme de allí, olvidarme de esa espada y seguir mi camino hacia no sé dónde, porque nada podía ser normal… Aunque… “Este es un bosque mágico… ¿No?” me dije a mi mismo en voz alta, di media vuelta y camine de regreso hacia donde esa arma se encontraba, me agache y justo antes de que mi dedo la tocara me detuve, tenía miedo… De todo el grupo soy el más débil y si esto es una trampa, estoy solo… No sé si podré salir con vida. Me volví a levantar y camine rápidamente hacia otro lado completamente decidido a ignorar la espada y simplemente… Me volví a detener, “¡Maldita sea!”, grite y repetí muchas veces a la vez que me golpeaba la cabeza, regrese una vez más y ahora sin pensar simplemente agarre la espada, pero justo cuando mi mano se posó sobre ella mi mente fue transportada a otro sitio.
Todo se veía muy curioso, era como un gran mundo en blanco cubierto completamente por cristal, no había una forma aparente y muchos colores se podían ver por la refracción de la luz en el vidrio, la verdad es que daba mucho miedo pero a su vez se veía muy bonito todo el paisaje.
Editado: 12.05.2022