Me arme de valor y decidí enfrentar a Mikhen y preguntarle que sucedía, ella en vez de responderme simplemente ignoró mi pregunta y me miró fijamente a los ojos. Su mirada la verdad es que se veía muy… Triste, era evidente que algo estaba sucediendo aunque no entendía la razón por la que no quería hablarme…
En ese momento Khana se acercó a nosotros, mordió mi mano con la fuerza suficiente para que me doliera, pero sin lastimarme, solté a Mikhen y me dirigí a Khana.
Khana solo me miro, y mordió nuevamente mi mano pero ahora de una forma menos fuerte, supongo que solo me indicaba que dejara que Mikhen se alejara o que la dejara sola, al menos por un tiempo. Completamente impotente porque tras estos días he visto que no les ayudo en nada, a nadie decidí irme por mi cuenta, la verdad es que estaba muy molesto, más que con ellos, conmigo mismo. “¿Cómo puede ser posible que seas un completo inútil?”, me preguntaba a mí mismo, a la vez que me golpeaba ocasionalmente el pecho.
Pasaron muchas horas, mientras estuve avanzando y volteaba a mi espalda ocasionalmente, esperando que llegaran… Me dijeran que soy necesario y eso ayudara al menos un poco con este sentimiento que tenía atormentándome, pero en cambio detrás de mí solo estaba el vacío, e irónicamente mi única acompañante era mi sombra la cual con el pasar de las horas también me abandonó.
La noche llegó y el terreno se veía… extraño; la noche es un sitio peligroso no importa en qué parte del continente te encuentres y no tardaría mucho en darme cuenta de que tenía razón. En mi camino encontré un sitio que se veía algo lúgubre, era un pequeño campo con algunos árboles con la peculiaridad de que estaba completamente repleto de luciérnagas, las cuales volaban en direcciones completamente aleatorias y algo juntas las unas de las otras, lo cierto es que la escena era tan linda que me olvide por solo unos segundos de toda la tragedia que apresaba a mi mente, saque esa espada de cristal de su vaina y al momento de que toda la hoja estuvo fuera, las luces que emitían las luciérnagas se reflejaban de una forma majestuosa en la hoja; la atravesaba y salía por el otro lado con un color diferente, me quede completamente ensimismado mirando este espectáculo y sin darme cuenta de que mis piernas aún continuaban caminando. De pronto algo se interpuso en mi camino, tropecé con aquello, fuera lo que fuera y caí al suelo apenas dándome espacio suficiente para meter las manos y no golpearme la cabeza.
Al girarme y ver con que me había tropezado, vi una pequeña lámpara de aceite la cual estaba encendida pero su luz era más tenue que la luz producida por las luciérnagas, confundido decidí tomar aquella lámpara y al momento de elevarla, justo cuando apunte con ella hacia la derecha una puerta se hacía visible, cuando movía la lámpara a otro lado aquella puerta desaparecía y regresaba si aluzaba de nuevo. “¿Qué clase de magia extraña es esta?”, pregunte en voz ligeramente alta, de modo que solo yo mismo pudiera escucharme. Abrí aquella puerta que la lámpara me ayudaba a mirar y por el interior todo era oscuridad, y nada más; me adentré en el sitio y cuando mi pie dio el último paso la puerta se cerró rápidamente y al girar la lámpara esta desapareció, no sé si fue error, coincidencia, o parte especifica de la magia de este sitio, pero por extraño que parezca mi espada de cristal cayó al suelo y al momento de intentar levantarla mi mano soltó por… ¿error? La lámpara y esta cayó encima de la espada, la lámpara se rompió en mil pedazos y el aceite aun en llamas encendió la hoja de mi espada, al hacerlo y pasados unos segundos el fuego se apagó de pronto y justo un momento después destellos de luz comenzaron a salir disparados de la espada dirigida en todas las direcciones, con esto el sitio se comenzó a iluminar poco a poco hasta que toda la luz regreso, yo me encontraba nuevamente en ese campo cubierto de luciérnagas y frente de mí una mesa de roble con dos sillas, en la mesa dos tazas con algo que brotaba vapor de ellas y un sujeto de ropajes verdes con cabello despeinado que me miraba pacientemente.
Editado: 12.05.2022