No quise girarme pero un estruendoso rugido sacudió todo mi cuerpo, del susto saque mi espada (no la de cristal) y al voltear justo al frente no veía algo, completamente en guardia gire mi cabeza en todas las direcciones en las que podía intentando encontrar aquello que había rugido de aquella manera, por el sonido era claro que era un orco… pero no uno cualquiera, sino uno maldecido.
En el mundo todas las razas están expuestas a ser malditas, las peores maldiciones son aquellas que se hacen sobre una criatura con un corazón ennegrecido, y con esto me refiero a criaturas que han sufrido mucho más de lo que sus mentes pueden soportar, la maldición termina de corromper hasta su alma y este deterioro les da habilidades por encima de sus propias capacidades además de que los hace hábiles en el uso de la magia de maldición, la cual es una variante menos poderosa de la magia negra y cabe aclarar que no tienen raciocinio o un ápice de inteligencia restante, solo son cuerpos dedicados a asesinar todo aquello que en su camino pueda cruzarse.
Esta criatura en particular me resulta muy impactante que no la haya sentido y/o visto al momento de llegar a este sitio por primera vez, pues en el momento en el que me sintió debió haberse abalanzado sobre mí para despojarme de toda vida que por suerte aún tengo, lo raro es que no podía verlo por ningún lado, de pronto un crujido se escuchó por mi izquierda, al momento de girar a ver que era algo me golpeó fuertemente en mi costado derecho hiriéndome bastante, aun podía moverme pero por algunos minutos el aire se escapó de mis pulmones y recuperarlo me fue demasiado difícil, en este lapso de tiempo pude darme cuenta de que esa criatura estaba haciendo uso de alguna especie de magia de camuflaje la cual si he de ser sincero ni siquiera sabía que fuera posible lograrla, eso solo me hacía ver que el nivel de esa criatura no era pero para nada común, no tenía muchas oportunidades contra esa cosa por lo que mejor decidí huir, estaba solo y aunque siempre me he sentido como un inútil, si muerto será aun peor… Corrí tanto como pude en la primera dirección donde vi, a mi espalda parecía que aquella cosa no me estaba siguiendo porque no podía escuchar o ver vestigios de sus pasos o andar, aun así decidí no confiarme y continúe corriendo hasta que mi cuerpo no pudo más, caí al suelo completamente exhausto y por la caída la espada de cristal se salió de su vaina, al momento de tocarla para regresarla a su sitio de ella comenzaron a salir nuevamente muchos destellos de luz, tras unos escasos segundos aquellos destellos comenzaron a dirigirse en una única dirección y la luz parecía quedar “atrapada” en un cuerpo, ese cuerpo se movía velozmente intentando, sacudirse o quitarse de encima todos esos destellos pero le fue imposible y con el escaso pasar del tiempo la figura se volvió completamente visible.
Un enorme Orco, que por la pura vista parecía tener más de 60 años (siendo 110 la edad media entre ellos) De su cuerpo emanaba un extraño miasma negro el cual por si solo era a prueba definitiva de que estaba completamente corrompido por la magia oscura, al momento de que se dio cuenta de que lo estaba mirando me miró fijamente y rugió de una forma aún más imponente que antes, estaba armado con una gran espada completamente dañada, oxidada y astillada la cual parecía tener un peso de mucho más de 10 kilos, el Orco abalanzo la espada hacia mí de forma vertical y como ahora podía verlo evadirlo no fue muy complicado, del golpe en el suelo saco muchísima tierra y rompió demasiadas rocas las cuales se despedazaron al instante y cuyos trozos me golpearon en algunas partes de mi cuerpo (sin dolerme demasiado) Acto seguido aquella bestia continuo con su ataque ahora de forma horizontal, alcance a cubrirme por mero reflejo utilizando el arma de cristal y justo como debió haber sucedido antes… la espada se rompió en mil pedazos, era evidente que no soportaría, ¡Solo es cristal maldita sea!, el Orco evidentemente no le importo un demonio lo que había visto y se dedicó a perseguirme lanzando tajos aleatoriamente con el único fin de darme el golpe de mi vida, yo completamente molesto le lance el ultimo pedazo de la espada que aún tenía en la mano, que era básicamente solo la empuñadura y continúe esquivando.
Con el paso del tiempo me di cuenta de algo muy importante… Durante este tiempo tal parece que he estado sobreestimando mis propias habilidades, ¿Cómo lo sé?, bueno… Esta batalla lleva más de media hora y he logrado esquivar todos y cada uno de los golpes de esa enorme criatura, me ha dado ya algunos golpes y aunque han sido considerablemente fuertes mi cuerpo se logra restaurar con mucha rapidez… y lo que es más importante: sigo vivo.
Al hacerlo comencé a atacar yo, cada golpe que esa criatura daba la evadía e instantáneamente contraatacaba yo, le logre hacer varios cortes a lo largo del cuerpo pero en vez de sangre solo salía de ese extraño miasma como si se estuviera drenando, pero de igual forma sus movimientos se volvían más violentos, estaba claro que estaba sufriendo, continúe con los ataques por más tiempo pero algo no estaba bien… A este ritmo lo único que haría sería cansarme y cuando eso suceda todo acabara mal, por lo que tenía que idear alguna manera de acabar con él, pues insisto: A este ritmo el que perderá seré yo. Avance en reversa y me cubría con los árboles que tenía cerca de mí, opte por utilizarlos para gastar menos energía y de paso ver que tanta fuerza física poseía esa criatura y lo cierto es que entre más de esa cosa era drenada de su cuerpo más fuerza perdía, pero aun con ello me sobrepasaba en fuerza física eso era evidente, es un orco después de todo.
La verdad es que por más que pensaba no podía dar con una forma de matarlo antes de que el me acabara a mí, le di muchas vueltas a la situación y ninguna opción era lo suficientemente buena para lograr mi cometido, pero estoy seguro que alguna manera debe de haber.
Editado: 12.05.2022