Capítulo 13: Ultimo regalo

La situación parecía haberse apaciguado un poco, pero solo pareció… De la nada Mikhen, el niño Henheas y su gato familiar se echaron al suelo y comenzaron a gritar con mucho dolor, por más que mirábamos en todas las direcciones no podíamos ver indicios de que algo los estuviera dañando, en verdad había nada y por curioso que parezca incluso Khana se veía un poco adolorida, parecía que lo que les estuviera ocurriendo les afectaba a todos los que compartían su magia; al pensar en ello regrese mi mirada a la espada de cristal y algo extraño estaba ocurriendo, por el interior una especie de humo parecía estarse esparciendo por la hoja de la espada y girando violentamente alrededor de ella, pensé que esta espada es la que estaba causando aquello así que la tire al suelo rápidamente y la intente destruir pero me era imposible le pedí ayuda a Ryu pero ni siquiera él pudo hacerle daño al arma, parecía que ahora su resistencia había crecido inconmensurablemente, ya no era simplemente cristal sino algo más…

El humo en la espada de pronto dejo de girar de forma violenta, se detuvo en seco y poco a poco comenzó a desaparecer y al momento de no haber algo todos se pusieron de pie de forma lenta y temblorosa.

• ¿Qué ha sucedido? – Pregunté completamente asustado.
• Debemos ir… - Fue lo único que respondieron Mikhen y el pequeño, justamente al unísono.

Intente que Ryu le preguntara a Khana para saber si ella sabía lo que había ocurrido o mínimo tenía alguna idea, pero parece ser que ni ella tenía conocimiento por esto; el camino hacia el bosque del norte la verdad es que es muy largo pero por la enorme preocupación que teníamos logro que el camino se fuera como si nada.

Llego un momento cuando a la distancia pudimos ver lo que en algún momento fue el bosque del norte. El cielo estaba completamente nublado e incluso llovía levemente, Mikhen se dejó caer de rodillas al mirar a lo lejos la escena que no era necesario acercarse más para estar seguro de lo que era… Ella comenzó a llorar en silencio sin permitirlos verle el rostro y el pequeño Henheas abrazaba a su gato con mucho sentimiento.

• ¿Qué ha sucedido? – Pregunté sin darme cuenta de mi ignorancia.
• … - Mikhen lejos de responderme solo me volteo a mirar, en su rostro no podía ver alguna expresión, y su voz no me decía algo.

Entendí mi error y simplemente decidí alejarme un poco, creo que quedarme allí después de esa pregunta tan estúpida no era la mejor opción, aun y cuando Mikhen no lo haya mencionado; llegue hasta donde se encontraba Khana y aprovechando su gran altura solo me quede sentado recargado sobre una de sus patas.

• No sé por qué una especie tan bella como ellos. – Comencé a decirle. – Tiene que sufrir algo como esto, ¿Es que acaso han hecho algo? – Concluí.

Khana se quedó inmóvil mirando hacia delante, no a los Henheas sino hacia el bosque algunos kilómetros hacia el frente, después se echó al lado de mi pero mantuvo su distancia, estaba concentrada en lo que miraba y supongo que también a ella le pareció prudente dejar a Mikhen y el otro pequeño solos un momento, pues aunque ella es el familiar de Mikhen, no es uno normal…

Pasados algunos minutos Mikhen se levantó del suelo, tallo sus ojos y lanzo hacia el suelo varias lagrimas las cuales al momento de entrar en contacto con el suelo se pudo ver como se esparcían hacía varias direcciones creando vegetación por donde pasaban, la escena fue muy curiosa y he de aceptar que quede ligeramente asombrado por ello.

• Vamos. – Dijo Mikhen hacia todos nosotros, subió en Khana y comenzaron ambas a caminar hacia el bosque a lo lejos.

No paso mucho tiempo y llegamos a lo que antes fue el bosque, todo estaba completamente calcinado, la muerte asechaba en todos los rincones y por más que buscábamos había una sola cosa que no encontrábamos… vida. Todo el paisaje era evidente que la magia no podía encontrarse por ningún sitio, se veía completamente solo, triste y deshabitado y lo peor no fue eso… sino lo que encontramos después que fue lo que acabo por destruir a Mikhen.

Justo al centro del todo, donde se encontraba el gran lago, que en este momento estaba completamente seco, al centro del mismo se podía ver un bulto que sobresalía de entre todo lo demás pues no parecía algo natural, nos acercamos y vimos como una persona de un tamaño mayor al mío se encontraba “impresa” en el fondo del lago, su cuerpo yacía ahí sin moverse o dar indicios de que aun podía salvarse, Mikhen completamente deshecha se tiró sobre el cadáver y en una lengua que no pude entender comenzó a hablarle de una forma que le desgarraría el alma a cualquiera, por su parte el otro pequeño Henheas simplemente se quedó quieto, quizás al haber nacido apenas su relación con ese sujeto no era la más profunda, pero aun así podía sentirse que también le dolía, pues de alguna manera uno de sus hermanos se encontraba justo frente de si y no podía hacer nada para ayudarlo.

En mi cintura algo comenzó a sentirse extraño y al fijarme detenidamente, la espada se encontraba actuando de forma aleatoria de nuevo, su hoja me comenzó a quemar la pierna y me obligo a sacarla de su vaina, al hacerlo por el calor que emanaba me vi obligado a soltarla y esta cayo en vertical para después ladearse exactamente hacia donde el cadáver se encontraba, cayó encima de Mikhen la cual fue al igual que yo quemada por el arma y se quitó de su camino al serle imposible mover el arma; al caer en el cuerpo de aquel Henheas el viento comenzó a soplar fuertemente, los pocos árboles que aún quedaban en pie crujían repetidamente como si alguna bestia gigante los estuviera rompiendo y pasados algunos segundos la espada comenzó a fundir el cuerpo y se metió en el, al hacerlo la lluvia se detuvo abruptamente y los crujidos se detuvieron de igual forma. Todo se volvió silencio, incluso Mikhen que podía escucharse sollozando se quedó callada simplemente mirando sin poder hacer nada, su rostro estaba completamente confundido y me atrevo a decir que incluso en shock; y la magia no se detuvo aquí, el día comenzó a pasar rápidamente hasta que se hizo de noche y la luna llena brillaba sobre nosotros de una forma inusual, nunca la había visto igual e incluso llegue a pensar que estaba completamente loco, tenía un color rosado muy claramente visible, el cielo por completo estaba estrellado y podría incluso jurar que las estrellas se movían algo que no sucedía antes, la espada comenzó a absorber esa luz y a reflejarla en varias direcciones y eso no es todo… Los sonidos volvieron, la calidez junto con ellos y por ultimo un respiro… Del cielo estaban cayendo gotas de agua y ni siquiera había demasiadas nubes, la cadencia del agua comenzó a hacerse más fuerte hasta que de pronto el lago se comenzó a llenar una vez más a una velocidad sorprendentemente rápida, claro que todos nos asustamos por lo que estaba ocurriendo y rápidamente decidimos salir del centro del lago, al llegar a la orilla, notamos que el agua caía exactamente en la circunferencia exacta de la forma del lago y ni una sola gota por fuera de ella, la luz de la espada brillaba con fuerza y formaba un espectáculo de luces (únicamente rosas) que poco a poco le regresaba lo bello a este sitio, Mikhen de estar muy lastimada y triste desde que vio que su hermano había fallecido, ahora parecía volver a sonreír aunque fuera muy levemente.

• ¿Acaso? – Pregunté yo.
• No. – Dijo ella, de una forma más tranquila. – El ya no regresara a la vida… Y tampoco habrá uno de los nuestros que le reemplace. – Concluyo de forma melancólica pero muy serena.
• ¿Por qué? – Pregunté. - ¿Acaso no está regresando la magia al bosque?
• No. – La voz de Mikhen se tornó nuevamente entristecida, se puso en cuclillas y acariciaba una pequeña flor que crecía lentamente cerca de sus pies. – Los Henheas somos uno con nuestro bosque; creo que te lo había mencionado. – Reiteró. – Si el bosque muere y nosotros no, el bosque vivirá, si nosotros morimos y el bosque no, nosotros viviremos o uno nuevo nacerá… Pero cuando ambos morimos la magia del bosque no puede volver a crecer…
• ¿Y esto? – Pregunté completamente confundido pues era evidente que esto no era natural, sino algo hecho completamente por magia…