Khana

Capítulo 18: Camino dividido

Escuchando la historia de Khana note que mientras lo hacía miraba fijamente a mi espada, la cual no había dudas de que era aquella a la que se le nombraba: Esaraque. Le pregunté si ella querría destruirla en ese momento pues al haber absorbido de alguna manera a Ryu, seguramente parte de sus pensamientos se encontraban impregnados en ella. Khana solo me dijo que no, y en cambio me indico que eso es una decisión que yo debía de tomar eventualmente, pues al ser el portador de una de ellas claramente seria yo quien decidiría si quisiera ser el nuevo rey de todo o quizás y solo quizás destruirlas.

Este pensamiento me hizo ahondar entre mis propios deseos: ¿Qué es lo que en verdad quiero? Y cuando caí en la cuenta de lo que significaría ser el rey de todo, decidí rápidamente que las armas no podrían ser utilizadas sino al contrario tendrían que ser destruidas. Caminamos hacia donde Mikhen se encontraba junto con los otros dos Henheas y la discusión comenzó.

  • Necesitamos encontrar a la espada hermana de esta. – Dije firmemente mientras sostenía en mi mano a Esaraque. – El único método disponible que tenemos para que el mundo deje de tener tanta miseria y que esto a su vez les deje de causar tanto daño a ustedes, es que estas espadas dejen de existir. Nada puede lograrse si todo continúa como esta, o si se repite el mismo patrón que la vez anterior y se le da nacimiento a un nuevo gran rey.
  • Eso no puede ser. – Respondieron al unísono los Henheas. – Si, eso no puede ser. – Afirmo Mikhen. – Al contrario lo que debemos hacer es que los Henheas entreguemos la vida al portador de Esaraque, para que con todo el poder que conlleva serlo, de fin a esta enorme locura.

Yo me quede pensando un momento y un poco molesto le replique.

  • ¿Cómo es siquiera posible que pienses en el hecho de que yo puedo ser aquello que piensas y lograrlo deshaciéndome de ti o de ellos? – Conforme lo decía me encontraba un poco más molesto por lo absurdo que sonaba. – No es algo que piense hacer, y sin lugar a dudas no lo hare. – Concluí tajante y di algunos pasos hacia atrás acercándome a Khana.
  • Coincido con ellos… - Confirmo ella mirándome fijamente.
  • Khana, desde. – Comenzó a decir Mikhen.
  • No hagas muchas preguntas. – Respondió levemente Khana mirándola con cariño. – Después te explicare que sucedió. Por lo pronto solo quiero decir que la mejor decisión es justamente aquella que ustedes como Henheas han dicho y no es otra que dar sus vidas para que el gran rey sea quien concluya con todo este desastre.
  • ¿Pero cómo puedes decir eso? – Pregunte algo molesto. – ¿No te das cuenta de que estas básicamente mandando a su muerte a aquella persona que siempre has intentado proteger con tu vida? Es algo que no comprendo y que no dejare que suceda, así eso signifique irme por mi propia cuenta, buscar las armas y destruirlas con mis propias manos, no daré la vida de Mikhen para que esta estupidez del gran rey se haga realidad de nuevo y todo sea llevado a la locura otra vez.
  • ¿Y qué te hace pensar que estas armas pueden ser destruidas? – Me pregunto el otro Henheas con mucha calma. – No creerás que las Esaraque son simples armas comunes y corrientes, ¿O sí?
  • Sé que no lo son. – Respondí. – Pero cualquier cosa puede ser destruida, hasta hace unos minutos pensé que los dragones no podían ser derrotados y sin embargo acabo de ver como uno de ellos fue completamente despojado de toda vida… Entonces no me vengas conque esta cosa no puede ser destruida.

Termine diciendo mientras lanzaba la espada hacia el suelo y la cual fue rota en miles de pedazos para poco a poco irse regenerando. Lo cual solo provoco una mirada desafiante del otro Henheas. Durante toda esa noche ninguno de nosotros quiso hablar con los demás, el grupo se dividió ahora en dos los cuales estaban conformados por únicamente dos decisiones diferentes: Destruir la espada, crear al gran Rey. Ambas irónicamente opuestas, Crear y destruir.

No pude esperarme durante la noche y un impulso me dio de lleno, me levante tome mis cosas y empecé a caminar lejos de ahí, me sentía verdaderamente incómodo.

  • ¿Te vas? – Preguntó Khana.
  • Lo siento. – Respondí.
  • No lo hagas. – Agregó.
  • Tengo que despedirme e ir a destruirlas, es algo que debo hacer.
  • Me refiero a que no debes sentirte culpable por irte. Lo entiendo y es por ello que no planeo intentar detenerte sino al contrario, planeo impulsarte, pero aun así siento que la decisión que estas tomando es la equivocada, nosotros iremos por un camino diferente y una vez que tengamos a todos los Henheas con nosotros regresaremos contigo y así podrás convertirte en aquello que a tu consideración es la elección incorrecta, pero que te aseguro es la indicada.
  • No sé qué tipo de criatura seas Khana. – Dije con un poco de vergüenza. – Pero aun así eso no significa que lo sepas todo o tengas la claridad de cómo deberían de ser las cosas.
  • ¿Y el hecho de que seas humano te hace más capaz? – Debatió mientras me miraba muy fijamente.
  • No lo digo por eso, a lo único que me refiero es que al menos en esto sé que yo tengo la razón y lo he visto muchas veces cada que un Henheas muere y la belleza de su bosque se va con él. La decisión correcta es mantener con vida a los Henheas y a estas cosas destruirlas de una vez por todas, así en un futuro cercano ya no volverá a suceder.

Al concluir de hablar Khana solo se limitó a mirarme y tras un gran bostezo se marchó dejándome atrás, y yo sin mirar atrás comencé a caminar, apenas dar unos pasos hacia delante alcance a escuchar como a lo lejos Khana grito: “Busca cerca de donde las hadas moran” No mire hacia atrás y simplemente asentí con la cabeza y agite la mano despidiéndome de ella y un nuevo viaje lejos de todos ellos comienza, todo para demostrar aquello de lo cual estoy seguro.



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En el texto hay: criaturas magicas, lobo, magia

Editado: 12.05.2022

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