Khana

Capítulo 20: Templo de la Suerte.

Al momento de ir caminando Sof la verdad es que parecía ignorarme por completo, intentaba iniciarle plática pero ella solo se mantenía firme caminando delante de mí y sin mirar atrás.

  • ¡Sof! – Grité un poco desesperado. - ¿Me oyes?
  • ¿Disculpa? – Pregunto ella un poco nerviosa. - ¿Me hablabas a mí?
  • ¿Pues a quién sino? – Dije con algo de ironía.
  • Oh, perdóname. Sucede que en realidad nunca pienso que me hablen a mí directamente, por lo tanto no suelo voltear o responder… ¿Qué necesitas?
  • Pues un poco de información sobre a dónde vamos. No me han dicho más que nada y me da curiosidad como es que me dejaron ir así de sencillo por algo tan preciado como la princesa de la calma.
  • ¿Quién dijo que te hemos dejado ir? – Contesto ella con una cara muy seria y haciendo muecas con sus ojos y boca. – Aunque es cierto que te estoy llevando cerca de donde la planta crece, eso no significa que la obtendrás fácilmente. De hecho, la única forma de obtenerla es mediante la suerte.
  • ¿Suerte? – Le pregunté con demasiada curiosidad e intriga. - ¿Cómo es que se depende de algo inexistente?
  • Si vas allí con el pensamiento de que la suerte no existe, definitivamente nunca podrás encontrar la flor. A diferencia de tus creencias la suerte si existe y no solo eso, sino que el hecho de que te esté llevando hacia allá, puede incluso ser a causa de la suerte, no una mera coincidencia.
  • Pero… - Me quede pensando un rato y después decidí mejor quedarme callado.

Sof al ver que yo ya no planeaba hablar giro su cabeza y continuó su andar un poco más rápido que antes. Con el pasar de los minutos terminamos llegando a un sitio demasiado extraño, era como un gran y enorme templo completamente hecho de roca tallada, y parecía haber sido a mano. En los muros había muchísimos grabados de diferentes tipos, todos y cada uno de ellos en la lengua de las hadas y algunos otros a las orillas de cada esquina o intersección en algún otro idioma, mayormente habla humana.

En cada una de las intersecciones donde estaba alguna letra o runa de algún otro idioma, estas brillaban de una forma inusual que titilaba eventualmente de una forma bastante lenta.

  • ¿Qué es este lugar? – Le pregunté a Sof.
  • Entra. – Dijo ella secamente y después se giró y se fue sin volver a decirme alguna palabra.

Sin más remedio intente acercarme a la gran puesta de piedra musgosa que se encontraba justo frente a mi subiendo quizás 13 escalones de probablemente una altura no mayor a 10 cm entre cada uno. Al momento de estar frente de la puerta esta no se abrió, me coloque exactamente frente a ella y la toque con mi mano haciendo un poco de presión, pero la puerta no se movía ni un poco, justo en ese momento un sonido se hizo presente a mi espalda, gire la cabeza y un pequeño mono estaba golpeando un objeto metálico con una roca, él estaba completamente encima de la roca y golpeaba con fuerza aquella cosa. Al mirar más fijamente note que aquello que golpeaba era una llave dándome cuenta de que justamente seria lo que necesitaría para acceder a este extraño lugar. Me acerque delicadamente al mono el cual no se inmuto por mi presencia o intento alejarse, solo me miro una vez y continuo en lo suyo, al estar lo suficientemente cerca le extendí la mano para que me diera la llave, el mono solo me vio y se giró, se bajó de la roca y después de pocos segundos volvió a subir con otra roca en su mano la cual me entrego y continuo en su trabajo.

  • No, pequeño. – Dije de forma dulce. – Quiero aquello que golpeas contra la roca. ¿Me lo das?

El mono evidentemente no entendió una sola palabra de lo que decía y solo me miraba y emitía sonidos con su boca. El mono dejo la llave sobre la roca y después bajo caminando, en ese momento yo pude haber tomado esa llave, pero hubo algo que me lo impidió y que me avisaba que no debía hacerlo, por lo que espere a que el mono regresara y fuera el quien me la diera. Pasaron varios minutos y aquel mono no regresaba, cada segundo que pasaba me veía tentado a tomar aquella llave pero a su vez sabía que no debía hacerlo y justo cuando estuve por darme por vencido y tomar la llave escuche como una rama se había roto gire mi cabeza rápidamente y vi como aquel mono venia caminando hacia mí, el mono regreso se volvió a subir a la roca y al mirar que la llave seguía allí su semblante cambio drásticamente, ahora me veía, lo hacía fijamente. El mono tomo la llave y la ingreso en esa misma roca que estaba golpeando y el giro, dentro de la roca algo crujió y esta se partió en dos revelando del interior otra llave hecha de roca tallada muy hábilmente con bellos adornos en todos lados. En ese momento el mono me miro e hizo más sonidos con su boca y señalo la llave, la tome y solo milésimas de segundo después, el mono desapareció dejando una pequeña bola de humo con su silueta la cual fue desapareciendo poco a poco a causa del aire.

Ya con la llave en la mano me regrese hacia la puerta y la comencé a examinar para ver donde podría meterla para abrirla pero no parecía haber alguna grieta o algo similar, después de algún tiempo pude ver cómo había una parte con un musgo ligeramente más blando que el resto, sin esperanza coloque la llave y empuje y para mi suerte la llave entro a la primera, ya dentro solo gire la llave y se escuchó como algún mecanismo del interior hizo función. Empuje la puerta y esta se abrió con mucha facilidad ahora, me adentre en el gran templo y por el interior solo se veía un enorme pasillo que parecía no tener fin; solo camine…

Hubo un momento donde juraría que escuchaba voces que repetían mi nombre de una forma suave y serena, no parecían agresivos sino al contrario parecían seres pacíficos que solo buscaban compañía.

  • ¿Quién esta ahí? – Pregunté mirando hacia todos lados. – Sal. (o salgan.) – Diciendo lo último entre dientes y para mí mismo.
  • Un humano. – Se escuchó que dijo un susurro. - ¿Cómo es que un humano ha podido entrar a este sitio? Nunca nadie puede superar la prueba del mono y toman la llave antes de que regrese. ¿Acaso existe un humano que no sea arrogante y egocéntrico?
  • Nah. – Respondió esa misma voz. – Todos los humanos son iguales.
  • Entonces, ¿Cómo explicas esto? – Dijo de nuevo la misma voz, aunque con un tono ligeramente cambiado. – Un humano no podría entrar a este sitio a menos que no lo fuera.
  • ¡Eso es! – Se dijo la voz muy enérgicamente. - ¡Ese sujeto no es humano!



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En el texto hay: criaturas magicas, lobo, magia

Editado: 12.05.2022

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