El final de esta aventura está cada vez más cerca de lo que parece; al mirar el mapa ya tenía una dirección hacia dónde dirigirme y no había duda alguna, el sitio donde la otra espada se encuentra es “Ol-hon” Cualquiera pensaría que al momento de sepultar a un rey, todas las cosas que alguna vez le pertenecieron se van junto con él, sin embargo parece ser que a petición propia de él, el mismo rey ordeno que la espada Esaraque fuera escondida en Ol-hon.
¿Qué es Ol-hon?, seguramente es la pregunta que les da vueltas en la cabeza en este momento y la verdad es que no quisiera arruinar la sorpresa sino hasta que esté allí, el camino lamentablemente es demasiado largo, podría tomarme quizás un mes en llegar hasta allá y lo malo de esto es que también puede ser tiempo suficiente para que Mikhen logre su cometido y encuentre a todos los demás Henheas. Durante este tiempo me he estado preguntando sobre la posibilidad de convertirme en el próximo Rey supremo y aunque en un principio dije que no sería el caso, Que tal que, aquello que quiero lograr es justamente posible con el poder supremo de un Rey sin igual.
La razón de este grito y esta negativa eran evidentes. Soy humano, un humano con un poder que sobrepase su propio entendimiento no hace más que volverse loco, justo como sucedió con el anterior el cual según cuentas las leyendas no fue hasta el final que pudo darse cuenta de lo mal que estaba, el dolor que había causado, la angustia, agonía y sufrimiento de un mundo ya de por sí, demasiado lastimado. En este momento conforme voy pasando y caminando los alrededores no lo parece, pero basta ver un poblado o algún sitio para darse cuenta de que las cosas no están tan tranquilas como al menos yo, quisiera.
De pronto comencé a sentirme observado, perseguido… Gire mi cabeza en todas las direcciones en las que pude hacerlo y por más que intentaba ver algo, ninguna figura aparecía, el sentimiento fue haciéndose más y más persistente hasta que sin darme cuenta mi brazo tomo a Esaraque y defendió justo a mi espalda obligando a mi cuerpo girar bruscamente y lejos de toda percepción algo impacto a Esaraque rompiéndola nuevamente en muchos pedazos.
Claro está que nada me respondió y en cambio comencé a escuchar como el viento soplaba por el sitio, algo que curiosamente no podía escuchar antes. Sin bajar la guardia di algunos pasos hacia atrás, abrí mi puño e incline mi palma hacia Esaraque logrando que esta se reconstruyera y flotara hacia mi mano para tomarla de nuevo y apenas hacerlo sentí como por uno de mis costados algo quería atacarme y nuevamente bloquee perfectamente y aquella cosa logrando nuevamente que Esaraque se rompiera.
Pues cuando Esaraque se volvió a reconstruir otro instinto se hizo presente, aunque no parecía querer dañarme a mí, solo parecía no querer que esta arma se mantuviera, ya que mi cuerpo nunca sufrió un solo daño, solo la espada.
Después de eso el silencio se apodero de la zona, la voz ya no se oía más y el viento dejo de soplar; por curioso que parezca gracias a esta ligera charla con aquel ente inmortal, llegue a una conclusión sobre qué hacer una vez llegue a la sala de la espada: El Rey Supremo, debe renacer, debe haber un Rey Supremo que lleve al mundo a un futuro mejor y que arregle todo el mal que hizo el pasado, debe haberlo. Creo que después de todo Mikhen sabía que esto debía ser así…
Editado: 12.05.2022