Llevaba tres semanas trabajando como secretaria personal de Kicho. Me había acompañado en su trabajo todos los días y, sin embargo, no había aprendido nada que pudiera ayudar a las fuerzas de Oda. Motonari, por otro lado, se había esfumado después de que yo descubriera quién era. Quién sabía lo que estaba tramando ahora. En lugar de sabotear a nuestros enemigos, los estaba haciendo más eficientes.
MC- ¿Te vas unos días?
KICHO- Sí. Es un gran negocio pero no se puede hacer en Sakai. El lugar no está muy lejos.
MC- Ya veo. Bueno, ¡espero que salga bien!
(Por fin, el descanso que estaba esperando. Con tiempo para mí, podría husmear un poco o al menos informar a...)
KICHO- Hablas como si pensaras que te voy a dejar atrás.
MC- Yo... ¿voy contigo?
KICHO- Por supuesto. Nos vamos pasado mañana, por la mañana. Asegúrate de estar preparada.
(¡Podías habérmelo dicho antes!)
KICHO- Aparte del trato que acabo de mencionar, ¿tienes alguna otra pregunta o duda?
MC- No. Ninguna...
(Necesito mi trabajo de secretaria para seguir aquí, así que tengo que seguirle la corriente. Sinceramente, aunque me dejara aquí, probablemente tendría a otra persona vigilándome. Todavía hay una oportunidad de aprender algo en el camino. Seamos positivos).
----------------------------------------------------------------------------------------
Dos días después... Me preparé para un viaje y seguí a Kicho fuera de Sakai por primera vez desde mi llegada.
KICHO- La familia que te acogió te cuidó mejor de lo que esperaba. Estaba preparado para oír que no sabías montar a caballo.
MC- Oh, me dieron unas cuantas lecciones de supervivencia... de la forma más amable, claro. Pero este caballo es manso. No creo que nadie tenga problemas para montarla.
KICHO- Parece que te entrenaron con uno difícil.
MC- Era una luchadora, de acuerdo. Sólo lamento que decidiera que yo era su enemigo.
(Para ser justos, yo tampoco me fiaría de mí. No con todos los gritos y sacudidas que estaba haciendo)
KICHO- Los caballos son tan diferentes como nosotros los humanos. Pero el que estás montando ahora es una yegua que suelo reservar para los invitados. Está acostumbrada a la gente y es muy fiable.
MC- Tu propio caballo tiene el mismo aspecto.
KICHO- Esta desconfía de todos y de todo. Pero está acostumbrada a mí. Si le pones a alguien más encima, le da un ataque violento.
MC- Parece que has visto algunos intentos memorables...
(A mí, sin embargo, me parece un encanto)
Montaba una yegua blanca, como las de los cuentos infantiles. El propio Kicho era rubio. No se le veía ni una arruga, como si fuera inmune al mundo.
(Un poco diferente de lo que yo llamaría el clásico aspecto de "príncipe", pero una imagen digna de estar en los libros. Así está guapo).
Me quedé mirándolo un poco más mientras él dirigía su mirada hacia adelante.
KICHO- Ya puedes verlo. Es ese asentamiento al pie de la montaña. Descansaremos primero y luego entablaremos conversaciones con el jefe de la aldea.
MC- Entendido.
-------------------------------------------------------------------------------------
Llegamos, pero...
MC- ¿Kicho? Este lugar parece...
Era un pueblo agrícola, sólo que la mayor parte de los campos habían sido quemados, y las casas en hilera estaban en ruinas.
(Este lugar parece que estuvo a punto de escapar de la destrucción. Y no estoy del todo seguro de que lo hizo. Tampoco creo que fueran desastres naturales)
La respuesta de Kicho fue fría y mesurada.
KICHO- Es una ocurrencia común.
MC- ¿Toda esta destrucción?
KICHO- ¿En este periodo? Sí. Supongo que los bandidos son los responsables.
¿Por qué destrozar un lugar después de haberlo robado? No es por ser así, pero ¿no es malo para los bandidos que sus cotos de caza se estropeen?
KICHO- Si los dejas lisiados, no podrás hacer frente a las repercusiones. Es brutal pero cuando sólo puedes ver tu supervivencia inmediata...
MC- Pues a mí me parece un sinsentido...
(Quizá sea "como funcionan las cosas aquí" pero no tengo por qué soportarlo. O... ¿quizás sí...? Uf, ver cosas así me hace cuestionarme si tengo alguna posibilidad de sobrevivir en este tiempo...).
KICHO- Primero vamos a la casa del jefe de la aldea. Está al final del camino.
--------------------------------------------------------------------------------------
JEFE- Lord Kicho. Que bueno verlo de nuevo.
(Sí. Parece el tipo de jefe de aldea)
Un anciano de pelo blanco y aspecto amable, con una ligera joroba, que vive en la casa (comparativamente) más grandiosa de la aldea. Kicho se inclinó y yo hice lo mismo. Nos sonrió a los dos. Como un abuelo que ve a sus nietos en Navidad.
JEFE- Me alegro de que hayáis podido venir. ¿Has visto lo que nos hicieron? Bandidos. Fue justo el otro día, también.
KICHO- ¿Están a salvo los aldeanos?
JEFE- Tuvimos algunos heridos, pero todos están resistiendo por ahora. Los hombres de la aldea se unieron para ahuyentarlos antes de que pudieran hacer más daño, pero el miedo persiste... Eso es lo que más nos ha dolido. Nadie durmió bien anoche. No sabemos cuándo volverán...
KICHO- Ya veo.
JEFE- Y volverán. Mientras esa lacra siga viva. Todos sabemos quién es el verdadero culpable de que las cosechas se marchiten, de los incendios y de los ataques de los bandidos. ¿Qué será lo próximo, pregunto...?