KICHO- MC... no fue una excepción a esto.
Mitsuhide lo miró fijamente.
Mitsuhide- Según tú, nuestro presente está afectando su futuro. Y tú, sabiendo cuál es ese futuro, ¿has traído más guerra a esta tierra para cambiarlo?
KICHO- Sí.
Mitsuhide- ¿Por qué?
KICHO- ¿Explicarme tendría alguna posibilidad de cambiar tu opinión?
Mitsuhide- Sabes la respuesta a eso.
KICHO- Entonces, ¿por qué perder el tiempo respondiendo? Nada de lo que digas cambiará mi opinión tampoco.
Mitsuhide- Incluso cuando su vida pende de un hilo?
Kicho no respondió. Había tan poca vida en sus ojos, que era difícil decir si siquiera había registrado la pregunta del otro.
KICHO- Quieres decir algo. Dilo.
Mitsuhide- Veo dos opciones delante de ti. Si dices la verdad sobre MC, entonces su desaparición significa que estás logrando cambiar nuestro futuro. Has asegurado que la guerra continuará. Por lo tanto, tu primera opción es seguir avivando esas llamas como un espíritu colérico.
KICHO- ...¿Y mi segunda opción es abandonar mi causa por un breve destello de esperanza?
Mitsuhide- Exacto. Ahora, solo tengo una opción.
Mitsuhide levantó su arma.
Mitsuhide- Luchar por la causa en la que creo y proteger la vida de MC en el proceso. Y haré todo el mal o el bien que sea necesario en esa lucha. ¿Has tomado tu decisión, Kicho?
KICHO- ¿Realmente quieres saberlo?
Kicho metió la mano en su abrigo una vez más... BANG. El estruendoso sonido resonó en el pequeño edificio. Y ambos hombres gruñeron de dolor.
Mitsuhide- Kh...
KICHO- ...N-Nunca hubo... una elección. Estoy caminando por el único camino que alguna vez me fue dado.
Sujetando su hombro derecho, Kicho atravesó la puerta destrozada.
KICHO- Subo porque ante mis pies, solo hay escaleras... Fue eso lo que me trajo de vuelta aquí.
Mitsuhide- ¡Espera...! ¡Tú eres...!
Mitsuhide recibió un golpe de refilón en el costado. Para cuando pudo volver a levantar su rifle, Kicho ya se había ido.
-----------------------------------------------------------------
Motonari- Ya te amenacé una vez. ¿Cuántas veces más vas a tentar tu suerte, señorita?
MC- ¿Crees que tropecé a propósito?
Esbirro- Estaba observándola y sí, ¡creo que lo hizo!
Seguía atada, con las manos detrás de la espalda, pero más te vale creer que no iba a dejar de resistirme. No hasta el final.
(Parece que Motonari quiere matarme para que Kicho no tenga a nadie que lo detenga. Debe haberme traído aquí para matarme en un lugar donde nunca encontrarán mi cuerpo. O tal vez dejarme morir en algún pozo. No sé por qué lo está haciendo de esta manera, pero definitivamente no esperan que regrese con vida. Y Kicho... Kicho no sabrá dónde estoy. Nunca sabrá dónde encontrarme y yo no... ni siquiera podré decirle nada).
Motonari- Déjame preguntarte otra vez, ¿quieres morir?
MC- Estoy intentando ralentizarte y arrastrar los pies porque NO quiero morir.
Motonari- Entonces empieza a comportarte. A nadie le gusta un rehén malcriado.
MC- ¿Soy un rehén?
Motonari- Kicho estaba tratando de mantener tu pequeño secreto oculto, pero yo ya sabía sobre ti. Los Oda deben estar desesperados o ser estúpidos para enviar a una princesa que tropieza con sus propios pies todo el tiempo como espía.
Me pregunté qué secreto. En retrospectiva, esto es mejor que la otra opción.
(Además, saber que yo era un espía habría explicado la forma en que Motonari me estuvo provocando desde el principio)
Motonari- Parece que finalmente ha llegado.
Escuché el crujido de sandalias sobre la grava y me giré para ver...
Motonari- Te has tardado bastante, Kennyo.
(Kennyo. El antiguo abad de Hongan-ji y el que intentó asesinar a Nobunaga la noche en que llegué).
Kennyo- ¿Quién es esa joven?
Motonari- Es Oda. Mejor aún, es la linda concubina calentadora de cama de Nobunaga.
(¡¿WOAH?! ¡¿Qué?!)
MC- ¡Retracta eso ahora mismo! No soy una concubina y NUNCA he estado en la cama de Nobunaga, ¡de todos los lugares!
Motonari- ¿Qué demonios? Suenas más enojada por eso que por el secuestro, mi lady.
MC- ¡Por supuesto que lo estaría! Kicho no piensa que soy eso, ¿verdad? Más te vale no haberle dicho.
Motonari- Él es el único tipo que no quieres que piense que te acostaste con el Rey Demonio, ¿eh? Heh. ¿Es tan importante, eh?
MC- ¡Yo, eh...!
(Sigo olvidando que estoy rodeada de enemigos. ¡Maldición, Dios del Engaño!)
Hora de fingir que no dije nada que revelara mis sentimientos.
Motonari- No voy a indagar. De todos modos, no me importa.
Kennyō- Mira, la clave es que ella es Oda. En efecto. Ahora veo por qué estabas tan cerca de Honno-ji esa noche.
MC- ¿Tú, eh... me recuerdas...?
Pero no era una mirada cálida de familiaridad lo que me estaba dando. Un escalofrío recorrió mi espalda al recibir una mirada de un odio tan ardiente de alguien a quien solo había conocido una vez.
Motonari- Parece que ustedes dos se llevarán de maravilla. En fin, ahora es tuya. Muéstrasela al Rey Demonio para reírte o diviértete torturándola en privado.
MC- ¡¿Eh?!
Con una orden de Motonari, su subordinado me empujó hacia Kennyo. Estaba bastante segura de que iba a caer de cara sobre la grava, pero Kennyo me atrapó en sus brazos. Era fuerte.