Kicho- Finalmente estás sonriendo.
MC- A... ajá...
La sonrisa de Kicho era más dulce que las estrellas de azúcar y me descubrí sonriendo. Tuve que dejar mi taza por miedo a dejarla caer en mi estado de timidez.
MC- ¿Estaba haciendo una mueca antes?
Kicho- Tu expresión estaba un poco tensa. Dada la situación en la que estamos, no es de sorprenderse. No te preocupes por eso.
Sirvió una taza de té para sí mismo y dio un largo trago. Me descubrí observando el movimiento de su garganta, porque todo en él, incluso la forma en que comía y bebía, era gracia. Dos tazas de té y la habitación tenía un delicioso aroma cálido.
MC- Me encanta el aroma de este té. ¿Es el mismo té que preparaste para mí cuando hablamos en tu habitación?
Kicho- Me sorprende que lo recuerdes. Yo, desde luego, recuerdo que... te colaste.
MC- Sí, lo hice. No fue hace tanto, pero ahora se siente como un recuerdo nostálgico.
Kicho- Así es. Muchas cosas han cambiado en poco tiempo para ambos. Tanto que el pasado reciente se siente como si hubiera ocurrido hace mucho.
Dejé mi taza. Kicho se llevó una de las estrellas de azúcar a la boca. El sonido al morderla, algo suave pero dulce desmoronándose, se sintió tan poético...
(El tiempo realmente pasó. Es curioso, considerando cuántas veces parecía que todo se detenía. Pero aquí estamos ahora.)
MC- Sabes, Kicho, no me arrepiento.
Kicho- ¿MC?
MC- Perdón por ponerme melancólica, pero quería sacar eso del camino primero. Estoy satisfecha con las decisiones que me trajeron hasta aquí. Así que, sin importar el destino que nos espere a los dos, no estaré decepcionada.
Kicho- ¿Cualquier destino...?
MC- Sí. Obviamente, me gustaría una buena. ¡Y estoy dispuesta a luchar hasta el final!
Kicho- Esperaba eso de ti. Entonces... lucharé contigo.
(Me alegro.)
Kicho se levantó de su silla para acercarse a mi lado. Con suavidad, apartó unos mechones de pelo rebeldes para besarme en la frente.
Kicho- Hemos hecho muchos enemigos. Pero estoy aquí, en la misma habitación, con la mujer que más amo en el mundo. Y me niego a dejarla ir.
MC- Mmm...
Desde allí, besó la punta de mi nariz. Luego, un toque en cada mejilla. Me pregunté —incluso lo deseé— si podríamos ir más allá. Me levanté de la silla, susurrando su nombre mientras le devolvía el beso. Él respondió, robándome el aliento. Aunque, por ahora, solo hacía una cosa: decir su nombre, una y otra vez, como una plegaria.
Kicho- MC... tomemos un descanso más largo.
Emití un sonido débil de aceptación. Kicho me levantó en sus brazos. Cuando me dejó caer, fue sobre la cama grande al fondo de la habitación.
(Me siento tan culpable por aceptar. Sé que deberíamos usar este tiempo valioso para planear, pero...)
¿Quién sabía cómo terminaría esto? Ahora mismo, él estaba aquí. Podíamos tocarnos. Cada uno necesitaba algo del otro que solo esto podía saciar. Enlacé mis brazos alrededor de él, atrayéndolo hacia mí mientras me hundía entre las sábanas.
MC- Ah...
Los besos desde este ángulo se sentían mucho más profundos. Podía saborear su dulzura en el calor de su aliento; un aliento que ahora compartía...
Kicho- Eres dulce...
MC- Estaba pensando lo mismo... ¿Quizás demasiado azúcar en el té...?
Kicho- ¿Te parece? Porque sabe mucho más dulce que eso... Un sabor incomparable, incluso frente a los manjares más exquisitos del extranjero...
MC- Mmm...
La lengua de Kicho parecía buscarlo, robando cada pizca de dulzura que quedaba en mi boca. Mientras yo me disolvía como un terrón de azúcar bajo sus besos codiciosos.
MC- ...Kicho... Yo...
Kicho- Me enamora esa expresión en tu rostro. Sabes que solo hemos estado besándonos, ¿verdad...?
MC- ...Mph...
Mis intentos de responder se perdieron en la tierna caricia con la que acarició mis labios.
Kicho- Hay tantos lugares en tu cuerpo que he soñado con besar. Una parte de mí quiere dejarte descansar. Otra parte no quiere perder esta oportunidad.
MC- ...No te preocupes por eso. Prefiero mil veces pasar este tiempo contigo que descansar.
Su expresión cambió.
(¿Qué estará pensando?)
Por un momento, los labios de Kicho se tensaron en una expresión concentrada. Luego acarició mis costados lentamente, ayudándome a incorporarme.
Kicho- ...Espero poder hacer que valga la pena para ti.
(Oh, Kicho...)
Sus ojos verdes brillaban con la luz de la pasión y la neblina de una emoción profunda. Mi corazón se estremeció por él.
MC- Todo ha valido la pena. Yo elegí esto. Todo. Por eso...
Deslizé mis brazos alrededor de él con fuerza. El calor que sentía pulsando con fuerza contra mí ahora avanzaba lento, profundamente dentro.
Kicho- ...Tienes razón.
Me sonrió mientras sus labios recorrían la curva de mi cuello extendido. Pequeños escalofríos de éxtasis corrían por mi espalda. Cada respiración sobre mi piel se sentía intensamente.
MC- Ah...
Era como si mis sentidos se hubieran fusionado con los suyos, porque sentía todo con el doble de intensidad. Kicho se separó de mis labios entreabiertos para mostrarme una sonrisa traviesa.
Kicho- ¿Así que haces sonidos tan encantadores dondequiera que te toque?
MC- No... necesariamente en cualquier lugar...
Una mano se deslizó bajo mi faja para sostener mis caderas y mantenerme firme. La otra desató mi obi, que ahora resultaba demasiado restrictivo ante la presión en mi vientre.