-¿Así esta bien?- Pregunta dudoso un hombre de cabellos blancos que intenta hacer un curioso arreglo de globos.
Unas preciosas esmeraldas lo miran fijamente, mientras asiente y carga a una pequeña Lemuriana rubia -Si, se ve muy bonito… Abuelo…- Da su afirmativa, para contemplar lo que ha estado haciendo un anterior Aries.
Un suspiró sale de los labios de aquel moreno no tan convencido por el trabajo que ha hecho -Mu, no creo que sea cierto…- Sostiene lo que parece ser una especie de globos amarrados en forma de flor, o esa era la idea principal, ya que parece más solo el concepto de varios de esos plásticos inflables amarrados sin dirección alguna.
El pelilila se había dado cuenta de ello, pero no es capaz de matar la felicidad e ilusión de su abuelo por el lado del patriarca -Es la primera vez que hace algo como esto, es normal que aún le cueste trabajo…- Le intenta animar, mientras sonríe y arrulla a la pequeña que está profundamente dormida en sus brazos.
Cierra sus ojos por un instante, sus claros verdes dejan de ver a su nieto, para después abrirlos y suspirar -He roto varios globos… Es algo muy difícil para mí… Perdón, si no estoy siendo de mucha ayuda…- Un sentimiento de cierta culpa se dibuja en su rostro, cabizbajo, dejando que diezel arreglo que hizo caiga al suelo.
Junto con otros que se notan mejor elaborados.
La sorpresa en la carita del Lemuriano de veinticuatro años se nota, para rápidamente acercarse al peliblanco y tomarle el hombro con la mano que libero del agarre de la infante en sus brazos -Claro que está haciendo de gran ayuda… Usted y…- Aun le parece muy curioso, raro y hermoso que en este año, ha conocido tantas verdades, que simplemente no podría creer si algún día alguien se las hubiera predicho. Le cuesta ser tan cercano a dos caballeros de antaño, mucho más experimentados que sus padres, no sabe aún si decirles por el título que les corresponde, o por el lazo de familia que tienen. Esto provoca que se sonroje en más de una ocasión al hablar con ellos -El abuelo Hakurei, están ayudando tanto para organizar esta fiesta sorpresa para Kiki- Sonríe para el moreno, indicándole con esto que todo está bien, que no se sienta mal por ello.
La dulce sonrisa del actúa Aries, lo hace recordar tanto a la persona que ama, y que da gracias el haber podido revivir a lado de su Hakurei en esta oportunidad, que sin duda no desaprovechara.
Mu es la viva imagen de su ascendencia tanto Lemuriana como humana, una buena combinación de genes.
Y aunque de su parte, no exista gran relevancia de esta herencia, o bueno es lo que creía de apariencia, pues de actitud y personalidad ambos son similares entre sí.
No lo duda más, acaricia la cabeza del pelilila con delicadeza y ternura, el pensar que este joven, es el hijo de su hijo es maravilloso.
-Lo dices por que eres muy amable…- No puede evitar esbozar una sonrisa, para también sonrojarse levemente, y sentir tantas ganas de volver abrazar a su familia.
Avenir es así de cariñoso, le nace el abraza y demostrarle de todas las formas posibles a su familia que los quiere tanto.
Es difícil para él darse cuenta que tanto la vida fue cambiando, y él no pudo estar en ninguna etapa de su hijo, mucho menos nieto, pero… Ahora que tiene la oportunidad de hacerlo y darles todo ese cariño, tratara de estar siempre con ellos… Todo lo que pueda.
El tacto de esa caricia es tan similar al de su papá, el patriarca, es obvio…
También Mu encuentra similitudes en la sonrisa de su abuelo con Shion… En sí, en todo el rostro salvo por los ojos rosas y las marcas Lemuriana, son iguales y aunque los cabellos esponjosos sean diferentes en cierta forma, también tienen buenas comparaciones…
Sin duda, nadie puede negar que exista gran parentesco en esta hermosa y poderosa familia de dorados en su mayoría regidos por la constelación guardiana de Aries.
-No, de verdad…- Avergonzado por ser algo consentido por alguien más que no sea sus padres, esposo o hijos, aún debe hacerse a la idea -Lo está intentando, y ayudando bastante, usted se levantó muy temprano para empezar a preparar muchas cosas, y que Kiki no se diera cuenta- Cualquier cosa que los demás hagan por sus niños es algo tan valioso que jamás lo olvidara.
Retira la mano de aquella cabeza lila, apenado por qué no pudo contener su emoción por este día -Bueno… Es que… Yo no podía esperar por ver la carita de felicidad de Kiki y… Quería empezar temprano… Para… Que todo este hecho y… Lo disfrute- Sin pensarlo mucho, de forma inconsciente empezó a jugar con sus dedos… Una clara evidente para demostrar los nervios en esta familia, una herencia que aún se sigue dando en tres generaciones después, y pude que una cuarta igual.
El actual Aries no puede evitar sentir como su corazón late de emoción, el pensar que vivió sólo durante un tiempo, y luego… Varias cosas más ocurrieron que le dieron a Kiki, que pensó que su vida debía transcurrir en la soledad, con su pequeño… Que jamás volvería a ver a su maestro, quien resultó ser su papá quien le dio a luz, que pudo estar al fin con la persona que ama, y que esta maravillosa unión diera de resultado, no sólo un hijo, sino dos… Y ahora, la familia crece con milagros de la misma Diosa que protegen.
Es increíble y perfecto, que no saben como actuar aun.
-Kiki, estará realmente feliz- Una ligera sonrisa deja escapar el pelilila, acomodando a la pequeña que comienza a estirarse de su postura, pero aun sin abrir sus ojitos -De hecho… Debe estar disfrutando tanto el haber salido con el señor…- Tan solo con pronunciar esa palabra, rápidamente una voz desde la cocina de Aries se escucha como si lo regañara de inmediato.
-¡¡¡TU ABUELO HAKUREI!!!- El patriarca, aunque aún sea algo sorpresivo, y que no lo esperaba del todo, lo ha empezado a aceptar muy bien… Claro que de su cumpleaños al de Kiki solo son dos días de diferencia…. O bueno un día de por medio.