CAPÍTULO 7

EL EMPALADOR

Escarbo su sexo con mi palo con clavos, percudido de sangre seca de perras anteriores, mientras orino su asqueroso rostro lleno de lágrimas secas y mocos negros percudidos, mocos que se van despegando con mi orín amarillo pálido después de ultrajarla, aterrorizarla, basurearla, golpearla y minimizarla.

La poca cosa aún sigue respirado, sin un ojo, sin su lengua, sin uno de sus pies y con las costillas rotas.

Sus jadeos me la ponen dura, su sufrimiento me enciende y quiero más, necesito hacerla sufrir más, quiero que se apague lentamente, quiero ser el último ser humano que la vea antes de irse al infierno, quiero aprovecharme de su alma así como me apoderé de su cuerpo, quiero martirizar su espíritu y violar hasta su inconsiencia.

Descuelgo a la perra de los ganchos de mi pared y la tiro al piso, la pateo, escupo y orino una vez más. Ato sus manos a su espalda mientras sigue jadeando... Me paro a buscar mi termo con agua hirviendo y tiro lentamente el agua en la vagina de la zorra... mmm, siento que lo está disfrutando.

¡Epa! Se acaba de cagar, eso me excita. Recojo su excremento, abro su boca y se lo hago comer; trata de luchar para vomitarlo, pero le tapo su boca inmunda y sucia con uno de mis trapos de piso... trapo que uso para limpiar el orín de Ángelo, mi gato.

¡Sí, perra sucia, si! Ahógate con tu propio vómito, ahogate, maldita cerda impura. ¡Termina de arder en el infierno! ¡Muere, muere!

Estúpida analfabeta, ¿cómo puede ser que todavía no quieras morirte? Nunca nadie había soportado tanto. ¿A caso crees que tienes derecho a vivir, cerda inmunda?, ¿crees que tienes derecho a una segunda oportunidad? Ja, ja, ja.

Río mientras pateo su cuerpo. ¿Cómo es posible que te atrevas a desafiarme, perra codiciosa?

—Vení para acá, pedazo de basura —dice mientras toma su cuello.

—¡Muere, maldita, muere!

Golpeo su rostro con furia mientras mi rostro se empapa de su sangre y mocos. Su sangre salpica toda mi barbilla y lo disfruto; oh, cómo lo disfruto.

Esto te lo hiciste vos, esto te pasó por ambiciosa y materialista. Ja, ja, ja, ¿príncipe azul?, pero qué puta más ingenua. Eso es para que aprendas que las apariencias engañan, maldito desecho de hembra.