Capítulo III

Después de esa llamada todos se desconectaron totalmente, la ciudad se apago, las personas salieron afuera gritando y pidiendo por favor que todo parara, como si fuera que todo esto es un simulacro de cuarta.

Nos adentramos nuevamente a la casa solo mis padres e yo, Harri y Tomas, dijeron que iban a preparan algunas cosas por si venían civiles a llevarnos a un centro de refugiados, todo me parece una mierda desde que la ciudad se vea tomada por un virus mortal, que nos hacen quedarnos aquí y nadie nos explica nada, lo único que teníamos para comunicarnos ya no anda y me desespera.

Mi madre no para de llorar y la amo pero me pone mas nervioso y mas estresante de lo que ya estoy, no doy mas de vivir esta mierda. Subiendo las escaleras y dejando a mis padres en la habitación  de ellos, agarro una mochila y haré lo mismo que Tomas y Harri, pongo ropa cómoda, botas, linternas, camperas, mantas, y agarro mi bate.

Yo me meto a la ducha y me doy un baño de agua caliente aunque estoy sudando como cerdo, escuche que el agua caliente saca los nervios y relaja los musculo y no se si en verdad esta mierda funciona con otro pero sinceramente conmigo no funciona. Salgo y me pongo un un jean azul, mis zapatillas negras y una remera negra.

Bajo las escaleras nuevamente y mis padres están sentados en el sofá, no puedo ver a mi madre así, ella sufre de depresión y ansiedad, por eso siempre estamos para cuidarla, estamos al pendiente de ella para que no se la pase todo el tiempo acostada, desde que falleció mi abuela en ese accidente esta así y jamas pudo salir de ese pozo.

Salgo de mi casa y me voy directo para la de Tomas, que al lado derecho de mi casa, salto la lacera que separa las casas y llegando a su puerta este la abre y sale con una mochila colgada en su espalda, y como yo tiene su bate en la mano, seguro que si vamos a buscar a Harri este también lo tendrá por el simple hecho de que ese lo habíamos comprado de oferta en una tienda.

-Estas bien, hermano? - asiente – seguro? Sabes que puedes decirme todo, estoy aquí para escucharte

- Lo se, hermano- me pone una mano al rededor de mi cuello y me atrae hacia el como un acto de amistad- solo estoy preocupado por mis papas, ellos jamas están, en verdad tu madre es como mi madre de corazón al igual que tu padre, pero no puedo dejar de pensar en que si están bien, yo necesito saberlo, pero no hay por donde comunicarse.

-Mis padres te aman, Tom – sonríe- y te aseguro que a ustedes lo quieren mas que a mi, y no me importa, ellos tienen amor suficiente para los tres, y de alguna manera me alegra tenerlos como amigos y hermanos este no dice nada y llegamos a la puerta de la casa de Harri que vive del otro lado de mi casa, seria la izquierda, nos adentramos a la casa y esta todo oscuro, Tomas saca una linterna de su mochila y la prende, Harri no esta por ningún lado, escuchamos un grito de la parte de arriba y con Tomas nos miramos y subimos corriendo.

La escena que me encuentro me deja aturdido, el suelo, la cama y parte de la pared están repletas de sangre, al igual que la ropa de Harri, este tiene el bate en las manos y esta lleno de sangre cayendo al cuerpo inerte que esta en el suelo

-Yo… el – todavía se ve que estaba en shock y no le salían las palabras, carraspea y esta vez si habla o eso es lo que intenta – el… entro por la puerta de la cocina… me quiso atacar, tenia sangre en su cara, sus ojos estaban rojos y me quiso… me quiso morder

-Ya… tranquilo – me acerco y le quito el bate – entra al baño date una ducha y nos vamos a mi casa al igual que Tomas este seguía en shock y mientras mas tardábamos corríamos mas peligro. -Harrison, al baño ahora me mira y si decir nada se mete al baño,escucho que la regadera se abre y bajo a la cocina despacio con Tomas, que tuve que golpearlo para que salga del transe al ver la sangre. Llegando a la cocina antes de abrir la puerta miro y en la puerta de salida se encuentra mi vecina Ximena, creo que ese era su nombre, esta igual a como Harri describió al sujeto de arriba.

-Sube las escaleras muy despacio, Tomas – le digo susurrando, este me mira con una mirada de miedo – no hagas ruido y retrocede muy despacio y sube las escaleras

me hace caso y subiendo las escaleras muy despacio nos adentramos a la pieza de Harri, cerrando la puerta suavemente al mismo tiempo que Harri sale del baño y da un portazo haciendo que de la cocina se escuche un ruido y con Tomas nos miremos.

-La ventana, Harri – le apunto la ventana y este la abre – en la cocina hay uno igual a este, y creo que es Ximena

-Ximena… no puede ser, estaba buenísima – Miro a Tomas negando y este me sonríe, puto enfermo – ay carajo!

La puerta fue golpeada fuerte y el grito que pego Tomas hizo que de la otra parte golpeen mas fuerte, le pongo seguro a la puerta y Harri tira la mochilas de el y Tomas por la ventana.

Cuando eramos críos, en la ventana de Harri hay un árbol el cual es muy muy grande, cuando nos quedábamos a dormir y nos queríamos escapar pusimos una cuerda y bajábamos por esa cuerda, muchas veces salimos lastimados pero ya tenemos practica y el miedo se nos fue hace rato.

El primero en saltar fue harri, tomas miraba y yo solo sostenía la puerta por si se abría en algún momento, por que obviamente del otro lado estaba ella, y se que si descuidaba la puerta se iba a abrir e yo quería salir de aquí con vida. Tomas se sienta en el marco de la puerta y agarra la correa y se va deslizando hacia bajo, a mi me estaba traspirando hasta mi alma por el miedo a salir corriendo y que la puerta se abriera, siendo sinceros no me di cuenta en poner algún mueble para trabarla e ya es demasiado tarde como para hacerlo yo solo.

Un empujón del otro lado hace que por un momento la mente se me ponga en blanco, agarro el bate de Harri, el cual el imbécil por la adrenalina y el shock en el que todavía se encontraba hizo que se le olvidara. Los chicos me silban desde abajo y respirando hondo, mentalizando en que la puerta no se romperá ni nada, suelto el aire.