Kilómetros Para Sobrevivir

Capítulo IV

Al entrar a mi casa con Tomas y Harri detrás mío mis padres están parados alado de la chimenea con una de las catanas de mi madre y mi padre tiene un arma en sus manos- no se en que momento esto se volvió una película de acción de las que tanto le gustan a Tomas – me acerco a mis padres y mi madre me mira con ese amor impregnado en sus ojos con el que siempre se nota cuando mira a mi padre.

- Estas bien, cariño? - asiento, mira detrás mío y al ver a los chicos el brillo en sus ojos se hace mas intenso- Chicos, están bien?

- Si, señora Sofía- contesta Tomas

La sonrisa que le sale a mi madre por la repuesta de Tomas se borra casi al instante cuando nota que el único que no respondió fue Harri, este mira a la nada misma, mi padre lo apunta con una de las linternas y Harri en ese instante sale del transe en el que estaba

-Estas bien, campeón? - Harri asiente – Seguro?

-  Si, señor Rizzo – mi madre se acerca a el y le agarra las mejillas- Señora Rizzo…

-   Que pasa, hijo? - a este se le empañan los ojos con lagrimas que no deja salir y así como si nada abraza a mi madre dejando a esta muy sorprendida, sin decir nada ella también lo abraza – Tranquilo, Harri, ya paso tranquilo, todo estará bien

En verdad creo que el mas afectado aquí y ahora es Harri, primero por que sus padres nunca estaban en casa y su madre jamás le dio el mismo amor que mi madre le da, y segundo, mato a una persona que casi lo ataca y eso lo tiene todavía en un shock, y lo entiendo todos estaríamos igual, primera persona que mata y es por defensa propia.

-   Harri mato a una persona – dice Tomas haciendo que me enojara y le de un golpe en la cabeza- Auch! Solo dije la verdad

Cuando dije que Tomas era el menos delicado y que todo le importaba un mierda, hablaba enserio.

-Pero no es manera de decirlo, solo se defendió – mi mama le agarra de nuevo los cachetes – el esta en estado de shock por el momento que paso, entro una persona infectada por el virus, tenia los ojos rojos y sangre por todos lados, de alguna manera con Tomas vimos a Ximena, la chica de enfrente, estaba en la cocina y cuando la vimos corrimos rápido para el cuarto de Harri, pero cuando entramos Harri salía de bañarse para sacarse toda la sangre y saliendo del baño cerro fuerte la puerta y esa cosa la escucho…

Tomas me interrumpe

-Esa cosa – apunta para afuera haciendo referencia a la casa de Harri – esa cosa… era Ximena tu vecina, Darvyn – niega y mira a mi madre – este chico no tiene corazón

-  El caso es que tenemos que irnos, ahora – todos me miran como si fuera que me salió un tercer ojo-  que? Dejen de mirarme así, aquí ya no podemos estar, tenemos que irnos y buscar otro sitio

-Que otro sitio, Darvyn? - me dice mi madre- no existe otro lugar mas seguro que tu casa, si dices que esas cosas entraran pues trabaremos las puertas, las ventanas y todo aquel lugar que de hacia la calle y sea peligroso

-No entienden…

-Si entendemos, Dar – habla mi padre- pero si tu madre dice que nos quedamos aquí, aquí nos quedamos y si quejarse, que es lo que siempre decimos nosotros cuando de tu madre se trata.

- Todo lo que madre decida, todo lo que madre quiera y todo lo que madre desee, hay que cumplirlo sin rechistar – mi padre asiente complacido de que recuerde esas palabras – tapemos todo aquel sitio que entre la luz y las puertas para que nadie entre.

-Así será, Dar – dice mi padre – manos a las obras

El que mis padres se quieras quedar la verdad me pone de los nervios, con los chicos vimos lo que significaría quedarnos, corríamos demasiado peligro y lo menos que quiero en estos momentos es el que ellos corran peligro, los amo y si les pasa algo a mi se me acaba la vida.

Con los chicos estábamos colocando las cortinas de mantas para que no se pueda ver nada para dentro, también rompimos mi cama y las maderas las pusimos en las ventanas. Estos dos estaban un poco trabados por lo que paso en la casa de Harri y la verdad los entiendo, pero no es para que cada segundo que le toques el hombro salten y peguen un grito.

Ya cuando acabamos de hacer todo mi madre tenia hecha la cena, y tuvimos que comer sentados en el piso como indios por el simple hecho de que la mesa fue utilizada como barrera en la puerta. El olor a salsa se impregno en toda la casa, y le daba ese toque hogareño el cual siempre es cálido sentirlo, mas a la hora de estar con las personas que uno ama.

Mi madre se sentó junto a mi padre dándole la espalda a la ventana, la cual esta con dos maderas y las mantas, Harri en cambio esta frente a mi madre, ya que no quiere darle la espalda a ninguna ventana por miedo a que entre alguna de esas cosas, Tomas le da la espalda a la puerta e yo a la puerta de la cocina, en si estamos armando un tipo de ronda.

-  Esto en verdad esta buenísimo, señora Rizzo – dice Tomas metiéndose otro bocado de espagueti a la boca – en verdad lo esta

-  No hables con la boca llena de comida, Tomas – le digo, y niego siempre hace lo mismo cuando estamos los tres, pero no le digo nada ya que no estamos en frente de mis padres – es irrespetuoso

-  Lo siento, Señor y señora Rizzo

Mi madre niega

-  No pasa nada, Cariño – le da una sonrisa de esas que te llenan el alma de amor – me alegra que te guste 

- Esta muy rico, Señora Rizzo – dice Harri sorprendiéndonos, es la primera vez que dice algo luego de que abrazo a mi madre – Cocina muy rico.

Después de eso nadie dijo nada, nos disponemos a comer tranquilos y cada uno pensando en sus cosas. A la hora de dormir, tiramos las bolsas de dormir que teníamos en el garaje y no la usábamos hace mucho, mis padres se fueron a su habitación y nosotros nos quedamos en la planta baja.

-    Tomas duerme del lado de la ventana – dice Harri

Tomas lo mira

-    Ni de coña duermo de ese lado – me mira – duerme tu, Darvyn

-Ni de coña

-    Lo ves, nadie quiere dormir de ese lado – apunta a Harri – duerme tu y vence tu miedo, pequeño saltamontes



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En el texto hay: perdida, amistades, amor lgbt

Editado: 11.05.2022

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