Millones de situaciones fueron precisas para que hoy, querido lector, disfrutes de este fantasioso relato corto con estilo poético.
Asimismo, millones de efectos dominó ocurrieron en serie, "aunque imperceptibles", para: ver por primera vez, entablar la conversación inicial, recibir el mensaje o aceptar la solicitud de amistad de aquel personaje que se te viene a la mente en este momento; llámese el o la que te gusta, tu pareja, tu ex con el que todavía puedes salvar la relación, en fin.
Incluso, los fracasos amorosos guardan propósitos. Además del aprendizaje que de ellos se retiene, destaca el que alguien, después, te acepte con todo y tu pasado, anhele convivir con tu yo del presente para compartir un futuro juntos. Considero que a esas personas no se les debe dejar ir.
Esto también posee una aplicación adversa en los amores imposibles, esos que, por más que lo intentan, no se ven favorecidos, como en las relaciones a distancia. Aconsejaría no darse por vencidos, pero muchas veces, cuando las dificultades son constantes ("aunque imperceptibles" cuando se está sumamente enamorado), suelen ser síntomas de que no funcionará. Posterior a ello, casi siempre o casi nunca, llega algo mejor.
Una práctica común, sobre todo en las mujeres, es esperar señales. "El muchacho indicado será: el que me regale una rosa, el que me dedique una canción en específico, el que vaya a mi casa a pedirle permiso a mis padres para que salgamos". Todo eso puede ocurrir, no obstante, el interesado puede serlo en cualquier aspecto, menos por amor.
Las señales más evidentes, "aunque imperceptibles", de un verdadero amor se encuentran en un "¿cómo estás?", "¿cuál es tu mayor sueño?", "¿qué te apasiona hacer?", "me avisas cuando estés en casa", "¡tú puedes! No te rindas", entre otras muestras.
Es por ello que me he animado a escribir la historia que a continuación se presenta, con especial dedicatoria a la señorita que, con su cariño y entrega a lo nuestro, enternece y colorea mi vida. Quien, en reciprocidad, envía esas señales y aprovecha sus recursos, soportando también lo complicado que resultan la distancia y las ocupaciones cotidianas, pero todo por amor. Nuestros nombres se encuentran inmersos en el poemario en dos versos juntos, uno por cada verso, "aunque imperceptibles".