Kimi ni aitakute

Capítulo IX Quédate conmigo

Un golpeteo constante en la oscuridad confundió sus sentidos. Un calor sofocante irritaba su piel y a duras penas  podía jalar el aire suficiente para seguir respirando. Le dolía todo su cuerpo y su mente se encontraba dispersa. No encontraba las fuerzas para escapar de su destino aunque su instinto le gritaba correr, alejarse de aquel lugar. Trató de gritar de desesperación pero se había quedado mudo y de pronto se resignó, sintió un hormigueo en la punta de sus dedos que pronto se extendió por todo su cuerpo y el sueño comenzó a apoderarse de él. Cerró su ojos dispuesto a dormirse pero alguien sujetó su mano, le recordó que no debía rendirse.

—¡¡Sasori!!—Gritó una voz de mujer en la oscuridad.

Al fin pudo abrir los ojos y se vio en un salón de clase, estaba vacío y oscuro a excepción de una cerilla que alguien sostenía frente a él.

—He oído que le temes al fuego, chico listo—dijo la persona que lo amenazaba con ella.

— ¡Aleja eso de mí!— se escuchó así mismo gritar.

—Solo es una pequeña cerilla ¿Qué te puede pasar?— preguntaron con sorna varias voces a la vez en su espalda.

—¡¡Aléjate de mí!!!— gritó Sasori y trató de escapar pero se vio imposibilitado por varias manos invisibles que lo obligaron a permanecer quieto y mirar como la flama de la cerilla crecía desproporcionadamente hasta alcanzarlo, aulló de dolor a su contacto. 

 

El piso se resquebrajó a sus pies haciéndolo caer de espaldas a una oscuridad desconocida. Estiró su mano envuelta en llamas pidiendo ayuda a la persona que sostenía la cerilla, pero al contrario solo le dirigió una fría mirada y esbozó una sonrisa.

 

—Tú jamás volverás a retarme—le escuchó decir.

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—Sasori, despierta, es una pesadilla. Estás soñando ¡despierta!—lo despertó la voz angustiada de Sakura y él se levantó sobresaltado sudando frío. Su respiración era agitada y miró a Sakura con una expresión desolada; la luz de la pequeña lámpara que iluminaba el cuarto, le recordó al fuego de la cerilla de su sueño y no fue capaz de articular palabra alguna.

Sakura había visto antes esa expresión, era la misma que Sasori había puesto al enterarse de la muerte de sus padres. Esa mirada vacía llena de un dolor silencioso que no podía compartir con otros, pero esta vez no lo permitiría, no se quedaría de brazos cruzados mientras él se hundía frente a ella.

—¡Sasori no sé qué viste en ese sueño, pero ya no puede dañarte, estás conmigo!—gritó ella pero él no pareció escucharla, entonces tomó su mano para atraerlo en un abrazo. — Estas conmigo ¡quédate conmigo!— trató de consolarlo.

Sasori pareció reaccionar finalmente y acurrucó más a Sakura contra su pecho que se encontraba cubierto únicamente por un par de vendas.

—Sasori, espera, abrirás tus heridas—pronunció ella tímidamente para deshacerse de su agarre pero él la atrajo con más fuerza.

—Quédate así un momento—dijo él con una extraña voz suave que no solía ocupar y la atrajo hacia la cama para acomodarla a un lado de él.

—Sasori...— pronunció ella con voz queda pero él colocó su dedo índice sobre sus labios mientras la rodeaba con sus brazos.

—No digas nada, solo quédate así y no digas nada...—le susurró al oído y Sakura estuvo a punto de quejarse cuando se percató en su respiración que él estaba llorando. La sostenía de aquella forma para evitar que ella lo mirara, desistió de soltarse y cansada se quedó dormida entre sus brazos.


Muy temprano en la madrugada, Sakura escuchó ruidos y se levantó somnolienta. Vio a Sasori sentado en la orilla de la cama vistiéndose.

— ¿Qué haces?— preguntó ella bostezando aún con sueño.

—Es hora de que me marché, lamentó las molestias. No quería despertarte—dijo  Sasori colocándose  una camisa limpia que Sakura previamente había dejado en una silla del cuarto. Él aun traía puestas las vendas que ella le había colocado.

—Espera, no te vayas, es muy tarde— dijo ella casi sin pensarlo y estiró su mano hacia él.

Sasori no evitó sonreír alegre por aquellas palabras y cubrió su boca para evitar que ella lo notara.

—Entonces...—se giró hacia ella para tomar un mechón de su cabello. —¿Quieres que me quede contigo a pasar la noche?— le preguntó con una voz suave que ruborizó a Sakura, esta vez se había despertado por completo.


—No seas idiota, lo que digo es...— iba a quejarsecuando Sasori se inclinó hacia ella para silenciarla con un beso. Fue corto pero muy delicado y cuando la abandonó, vio que Sasori la miraba enternecido. Ella siempre se quedaba anonadada y con un rubor sobre sus mejillas luego de que él la besaba; era una reacción sumamente adorable.

 

—No digas cosas que me puedan provocar o no sé qué podría pasar, ya no somos un par de niños Sakura— le susurró al oído Sasori y se dio media vuelta para continuar vistiéndose.

—Espera Sasori...— volvió a llamarlo ella.

—La próxima vez serás tú la que me busque y entonces, te diré lo que recordé acerca de nosotros— dijo y cruzó la puerta para salir de la habitación.

Sakura lo miró irse y se sumió en la soledad del cuarto, ahora estaba más confundida que antes. Qué era lo que le ocurría con Sasori, siempre que estaban juntos, sentía como él la atrapaba con fuerza a un remolino del que no podía escaparse y nublaba su juicio; su corazón latía de forma acelerada y su cuerpo ardía donde él la tocaba...

Sakura meneó la cabeza con un rotundo "No" y se envolvió con las cobijas.

—No me enamoraré de él, no lo haré, no lo haré, no lo haré... ¡Porque yo amo a Sasuke-kun! ¡Yo amo a Sasuke-kun!— frunció sus ojos para cerrarlos y obligarse a dormir.

Sasori camino hacia su casa dándole vuelta al último sueño que había tenido, sin duda era la primera pista que tenía de su accidente, ahora estaba casi seguro de dos cosas: que le temía al fuego y que alguien lo había lanzado por las escaleras donde lo encontraron inconsciente. Tendría que probar su teoría del fuego y sobre la persona que lo había lanzado, solo podía recordar un par de ojos dorados y una horrible voz que siseaba. En la mañana le hablaría a la inspectora que seguía su caso para brindarle aquellos detalles y por primera vez, deseo recuperar su memoria perdida. Le había mentido a medias a Sakura diciéndole que había recordado algo pero ahora estaba decidido a lograrlo, ella era más importante para él de lo que había pensado con o sin memoria su corazón le indicó que era de esa forma.

Sasori abrió la puerta de su casa y encontró a Chiyo- obasama sentada en el sillón de la sala, estaba despierta y por el cansancio en su mirada se dio cuenta que no había dormido por estarlo esperando.  



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En el texto hay: naruto, sasori, sakuraharuno

Editado: 15.08.2021

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