Kimi ni aitakute

Capítulo XII Promesas hechas de flores

¿Lo había soñado o realmente le había sucedido todo eso...?

 

Sentía su cuerpo arder como si se estuviera quemando por dentro y su cabeza le dolía como si fuera a explotar. Dentro de su mente tenía una maraña de recuerdos a los que no podía darle un sentido lógico. Todo estaba sucediendo tan rápido  que imaginó que caía en una profunda oscuridad sin que nadie pudiera ayudarla.

 

—Ayuda— pensó alzando su mano hacia la nada.

 

Entonces, como si alguien hubiera respondido a su súplica, sintió que la envolvían en un abrazo que la relajó  hasta tranquilizarse; un dulce aroma se coló a su nariz ¿Era flor de Azahar?  No supo decirlo, solo que le resultaba familiar y agradable. En alguna parte, era un aroma que le recordaba a alguien de su niñez.  

 

Dejó que aquellas sensaciones la reconfortaron y su mente aprovechó para alejarse del dolor en los tranquilos campos de los sueños, liberando los recuerdos que aquel aroma le trajo.  

 

Se vio así misma más joven, aproximadamente de unos 11 años. Reconoció el lugar donde se encontraba: era su casa.  Alcanzó a escuchar los fragmentos de una conversación que mantenían unas voces y supo distinguir que se trataba de sus padres que  hablaban  con alguien por el teléfono. Por la entonación de sus voces supo que algo iba mal...

 

— ¿Qué sucede?—les preguntó a sus padres al pie de la escalera, ellos estaban a punto de salir por la puerta principal.

 

Era de noche, casi de madrugada, hacía demasiado frío y no había podido conciliar el sueño. Se sentía ansiosa y bajó las escaleras para dirigirse a la cocina para beber un vaso con agua cuando  escuchó las voces de sus padres que se encontraban alterados por algo; no supo qué tan grave era el asunto hasta que escuchó el nombre de sus tíos y el de Sasori.

 

—Sakura, cariño...— dijo su madre bajando la mirada apenada.

 

— ¿Algo le pasó a Sasori?— la interrumpió  Sakura impaciente de preocupación. — ¿Qué sucede? Diganmelo. —

 

Su madre le dirigió una mirada de soslayo a su padre y suspiró.

 

—Cariño, escúchame bien— dijo su padre bajando la voz en un tono comprensivo. —Tus tíos tuvieron un accidente y se encuentran en el hospital...—

 

— ¿Cómo se encuentran? ¿Están bien?—Sakura volvió a interrumpir, imaginando lo peor.

 

Su padre estaba a punto de decirle algo pero su madre se adelantó y se acercó a ella para abrazarla.

 

— ¿Qué sucede, mamá?— preguntó Sakura sintiendo como el miedo se apoderaba de ella a pesar del cálido abrazo de su madre.

 

—Tus tíos murieron...—soltó su madre y al escucharla Sakura empezó a llorar.

 

—Presta atención— continuó su madre—Chiyo-san se encuentra en el hospital, al parecer Sasori fue el único que sobrevivió. No sabemos cómo se encuentra y Chiyo-san nos necesita...—le explicó.

 

—¡¡Llévenme con ustedes, por favor!!—chilló Sakura aferrándose al abrigo de su madre.

 

Su madre volteó a ver a su padre y éste asintió. Ella corrió a su habitación a cambiarse el pijama y ponerse algo más abrigador para la noche que les esperaba.

 

En su mente, repetía sin cesar el nombre  de Sasori. Los recuerdos de esa noche revivieron: el viaje en coche de su casa al hospital, el dolor de Chiyo-obasama al saber que su hijo y su nuera habían muerto, la terrible espera de saber qué pasaría con Sasori. Hasta el día lluvioso en el que enterraron a sus tíos sin la presencia de Sasori que aún continuaba convaleciente.  Cuando le autorizaron las visitas, Sakura no faltó ningún día a verlo; cosa que le agradecieron sus padres y en especial, Chiyo- obasama que se encontraba preocupada, ya que desde el accidente Sasori no había pronunciado palabra alguna.

 

Sakura corría diariamente de la  escuela al hospital para verlo y aprovechaba para leerle, llevarle  fruta y entregarle las muestras de cariño de sus compañeros que le deseaban una pronta recuperación. Esperaba que con sus pequeñas acciones pudiera aliviar de alguna forma su dolor pero por más que se esforzaba, Sasori no reaccionaba ante sus intenciones. Era como si su mente estuviera en otro lugar, muy lejos para poder alcanzarlo, como si su cuerpo se hubiera convertido en una carcasa vacía, incapaz de sentir algo.

 

Aquel día, Sakura había ido como siempre a animarlo. En su regazo cargaba un ramo de flores, fresco y colorido, pronto le darían la alta a Sasori y quería cambiar las flores de su cuarto que comenzaban a marchitarse. Al verla caminar por los pasillos, las enfermeras la saludaron afectuosamente, les parecía tierna la forma en que iba y venía diariamente  por lo que comenzaron a llamarla “Hana no hanayome” o lo que significaba lo mismo  la novia de las flores. Desde que Sasori se encontraba en tratamiento, ella cambiaba con mucho ahínco la decoración floral de su cuarto.

 

Entró al cuarto y lo saludo como de costumbre sin esperar respuesta; el silencio se había vuelto algo habitual entre ellos desde el día del accidente, así que procuraba llenarlo con su voz mientras le relataba lo que sucedía en la escuela y en su día a día. No pensaba darse por vencida, no lo abandonaría.



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En el texto hay: naruto, sasori, sakuraharuno

Editado: 15.08.2021

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