Capítulo 13
Ada
Este momento no lo cambiaría por nada en el mundo, luego de divertirnos en el agua nos sentamos sobre la arena y nos abrazamos mientras vemos las olas irse y regresar con fuerza.
—Este lugar siempre me da calma, siempre vengo aquí cuando quiero estar solo.
Volteo a verlo con el cejo fruncido.
—¿Y por que hoy decidiste venir conmigo?
Pone sus brazos hacia atrás y suspira.
—Quería compartirlo contigo.
Nunca me había sentido tan cerca de él emocionalmente como hoy, todo el tiempo sentía que él ponía un muro entre nosotros y no podíamos comunicarnos, pero derribó ese muro y estoy tan tranquila. Aprovecho que estamos tan bien en esta noche y me atrevo a hacerle algunas preguntas.
—Esa mujer, ¿siempre es así de cariñosa con ustedes?
—¿Rubí? —asiento y sonríe—, no tienes que preocuparte por ella.
—No me preocupo por ella.
Miento.
—Ella y Mason tienen el amor mas lindo que he visto, han tenido tantos problemas y siguen juntos. Rubí es como mi hermana, adoro a esa mujer no solo porque hace feliz a mi hermano, también porque ha estado conmigo cuando mas la he necesitado, incluso cuando solo quiero compañía para fumar un cigarrillo ella está ahí.
Suspiro y trato de calmarme, no quiero volverme a llenar de negatividad. Se nota a distancia que la quiere, no solo a ella, a toda su familia. Los ama. Estando aquí es otro. Desde que bajamos del avión se ve más tranquilo y feliz, incluso ya no hace sus comentarios con doble sentido. Me pongo a pensar en quien soy yo para separarlo de su familia, voy a irme de aquí y eso lo tengo muy claro, pero quiero que él esté conmigo en casa, que siga acudiendo al colegio y las cosas sigan como hasta ahora. ¿Y si algún día decide regresar sin mí?
—¿En qué piensas? —pregunta y me codea.
—¿Piensas volver aquí?
—Aquí tengo mi vida, mi familia, amigos. Tengo que volver, esto es lo que soy, Ada.
Me siento dividida y un poco mal, él me pide que me quede con él, pero no va a quedarse en Nueva York conmigo por las mismas razones por las que no me quiero quedar aquí. Pienso en mamá y en William, no podría abandonarlos, no todavía.
—¿Y qué va a pasar con nosotros?
Se voltea y agarra mi cara, no quiero nada de esto, solo que me responda.
—Quiero estar contigo, Ada. Esto que me haces sentir te juro que nunca me había pasado, y lo detesto ¿sabes? Detesto despertar y que seas tú mi primer pensamiento, odio que me guste tanto cuando sonríes y me enfada que me hagas tan feliz…
Esto ha sido lo mas lindo que Evan me ha dicho —a su manera— durante nuestra ajetreada relación. Mi boca dibuja una sonrisa y con mi dedo pulgar toco su labio inferior.
—Entonces disfrutemos el tiempo que tengamos que estar juntos y que lo demás nos importe un carajo.
Asiente y me lanzo a su boca, ya no tengo ninguna duda; este hombre me quiere y yo lo quiero a él, no podría soportar estar lejos de su ser ni un solo día porque seguramente me volvería loca. Me dejo caer sobre la arena y me quita el vestido, siempre voy a volver a él, no importa lo que pase. ¿Cómo lo sé? Porque esta pasión con la que nos miramos, nos tocamos y nos queremos es inusual, esa atracción que siento por él me atrae como un imán.
Es él, solo él y nadie más. Lo que fui antes de Evan ya no importa, mucho menos con quien estuve. Es un antes y un después, creí que el amor era una cosa totalmente distinta, la confundí con la rutina y pensé haber encontrado al amor de mi vida. Todavía no sé si ese hombre es Evan, pero me hace tan feliz que si esto sigue su curso como hasta este momento no dudaría en pasar el resto de mi vida a su lado.
Poco a poco me voy quedando sin palabras para describir lo que él me hace sentir. Me estresa, me arrastra, me lanza y después vuelve a arrastrarme hacia él. Estamos aquí, los dos tirados sobre la arena y esta vez sus movimientos son distintos, la forma en la que me besa es distinta, lentamente y con suavidad y entiendo perfectamente lo que quiere decirme con sus labios y sus manos; esta vez no me está cogiendo como tantas veces, hoy me está haciendo el amor. Y lo estoy disfrutando como nunca, sin importarme quien nos puede ver.
Este momento es precioso y no quiero que se vaya a terminar.
—Quiero que cuando dudes de mí recuerdes este momento, prométeme que lo harás —susurra.
Asiento y regresa a mis labios, lo siento en medio de mis piernas y me estremezco. Las abro mas y las rodeo en su cadera, muevo mi pelvis atrás y adelante y él gime. Si él supiera que cuando lo hace siento ganas de venirme así de rápido, todo él me excita y me enciende. Cuando estamos así dejo de pensar, me convierto en otra persona desconocida que solo se preocupa por sentir y hacer sentir, no existen inseguridades ni dolores en el cuerpo o corazón.
Me encanta la mujer en la que me convierto en la intimidad.
***
Nunca me había sentido tan incomoda como en este momento, trago saliva y miro el almuerzo servido en mi plato mientras todas las miradas de los Taylor están puestas en mí. Sobre todo, Mason, me observa con tanto recelo, no sé como se lleve con Evan, pero no es normal que odien tanto a la novia del hermano.
—¿A dónde fueron anoche? Los estuvimos esperando para cenar.
Pregunta Rubí que trata de eliminar toda la tensión que hay.
—Llevé a Ada con Polo.
—Estuvo preguntando por ti durante tu ausencia.
—Cuéntanos sobre tu familia, cuñada —al fin habla el hermano incómodo, me limpio la boca con la servilleta y sonrío—. Quiero saber todo sobre la mujercita en la que mi hermanito puso sus ojos.
Me remuevo en la silla y suspiro.
—Tengo un hermano, se llama William. Mi madre es ama de casa y… mi padre acaba de morir. Él era el mejor hombre del mundo, fue el mejor padre y lo extraño demasiado. Lo asesinaron, quisieron asaltarlo y…
Da un golpe en la mesa y se retira del comedor, miro a Evan que tiene los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás y no entiendo nada de esto.
—Bueno, yo también puedo contarles de mi familia —dice Bethany en risas.
Pero nadie le hace caso, ni Aron. Dejo la servilleta a lado del plato y me pongo de pie, no puedo soportar que me sigan mirando como si hubiera cometido un crimen. Anoche estábamos perfectamente bien Evan y yo, pero ya me doy cuenta que no todo en esta vida puede ser tan perfecto como lo estábamos dibujando, subo a la habitación a toda prisa y en el camino limpio mis lagrimas con rabia. No sé por qué Mason me trata así, desde el primer momento Rubí se ha portado bien conmigo a pesar de todo lo malo que he pensando de ella y pienso que Mason no merece a una chica como ella. Estoy enojada que no me hablen directamente, si no le agrado debería decírmelo en vez de mirarme como lo hace. Bethany llega a la habitación segundos después de que yo entro y se sienta conmigo.
—Cálmate, amiga.
—¿Qué diablos se trae conmigo?
—Seguramente está celoso.
Me limpio los ojos y sonrío, esa teoría ya la descarté porque me parece de lo más tonta.
—Yo no he sido la única novia que Evan ha tenido, es ilógico. Seguramente no aceptan que ahora está conmigo porque siguen queriendo a la exnovia.
Esa idea sale de mi boca sin ser procesada, pero me doy cuenta de que eso puede ser. Tal vez no han perdonado la forma en laque Evan terminó con ella y por eso tanto rencor hacia mí.
—Tal vez es eso, pero no te preocupes.
—Me ha pedido que me quede con él ¿Cómo voy a siquiera pensarlo si ocurren estas cosas?
Me agarra la mano y con la otra limpia mis lágrimas.
—Espera a hablar con Evan.
En ese momento se abre la puerta y entra él, me voltea para que no vea que estoy llorando y siento que el peso de Bethany abandona la cama. No tengo ganas de voltear, ni de seguir aquí ni mucho menos de ver a Evan. No quiero ser grosera con él, mi amiga nos deja solos aun cuando hubiera querido que se quedara conmigo, pero sabe que tengo que hablar con Evan, aunque no quiera.
—Feliz cumpleaños —digo sarcástica.
Paso la palma de la mano por mi nariz y suspiro.
—Te pido disculpas por él, no sé qué le pasó.
—¿Por qué no le agrado? Ni siquiera me conoce.
Levanto la mirada y él se queja, con su pulgar recorre los caminos que humedecen mis mejillas y limpia los rastros.
—Por favor mi niña, no llores. No apruebo el comportamiento de mi hermano, pero él y Rubí han tenido tantos problemas que no la está pasando muy bien.
—No tiene por qué desquitarse conmigo.
—Lo sé y ya hablé con él, esto no volverá a pasar.
Eso espero y si esa es la razón entonces está bien, todos tenemos nuestros cinco minutos de estrés y aunque la pasé mal y todavía tengo un nudo en la garganta por la indignación acepto sus disculpas. Abrazo a mi chico y suspiro. No quería que así iniciara su cumpleaños, me hubiera encantado prepararle el desayuno y llevárselo a la cama, después hornear un pastel, no tenía en mis planes que su hermano se portara grosero conmigo y armar otro drama, como ya es mi costumbre.
Quiero olvidar este mal trago y espero no volver a ver a Mason por lo que resta del día, si me es posible no quiero salir de esta habitación para no tener que topármelo en el camino.
—Tengo un regalo para ti.
Dejo de abrazarlo y sorbo por la nariz, sonrío y me levanto de la cama. Busco entre mis lo que voy a obsequiarle y cuando encuentro la caja la junto a mi pecho y aspiro. Regreso a la cama y me siento a su lado, tomo sus manos y pongo la pequeña caja blanca ahí. La mira curioso y la agita cerca de su oído.
—¿Qué es?
—Es algo muy preciado para mí —le quita el moño de color rojo y saca el colgante—. Me lo regaló mi padre cuando cumplí quince años, ese colgante y una bailarina fueron los regalos mas bonitos que recibí de él. Y ahora quiero que lo tengas tú, lleva mi nombre.
Sostiene la cadena de oro en su mano y tensa la mandíbula, espero a que reaccione, pero pasan los segundos y él la sigue viendo.
—¿Por qué a mí?
Guardo un poco de cabello detrás de la oreja y me sonrojo un poco, esperaba otra reacción de su parte.
—Porque… no lo sé. Es lo mas preciado para mí y quise obsequiártelo, así podrás estar conmigo incluso cuando yo no esté.
Por fin voltea a verme y me abraza.
—Gracias mi amor, no lo esperaba. La llevaré conmigo siempre.
Me siento mas tranquila y sonrío, se la pone y me enorgullece vérsela alrededor de su cuello. Por un momento creí que no le había gustado, pero sonríe y me besa. A veces quisiera saber en qué piensa cuando de repente se queda callado y taciturno. Pero después me arrepiento porque si supiera lo que él piensa no estaría en este momento a su lado y lo hubiera odiado mucho mas desde el día uno.