Capítulo 15
Evan
Son las tres de la mañana, estoy un poco borracho y hace tanto frio que a penas puedo sostener el cigarro en medio de mis dedos. Miro hacia al frente, Rubí sostiene mi hombro y sonrío.
Quiero dejar de sentirme así, me duele tanto que Ada no confíe en mí, y le he dado motivos. Pero también le he dado tantas razones para que se quede conmigo, demostré que me interesa y que estoy para ella en cuerpo y alma.
—Ni siquiera sé en qué momento esto se convirtió en algo más, con ella siempre tengo la sensación de querer más. Me duele tanto que no piense de la misma forma que yo.
—No todos tienen que pensar igual que tú. Evan, la relación es muy complicada.
Me limpio una lagrima y fumo.
—Voy a demostrarle cuanto la quiero, le diré toda la verdad.
—Quiero que pienses muy bien antes de actuar, si se lo dices puede que no te vuelva a ver con los mismos ojos.
Lo sé y me enferma pensarlo, no quiero perderla, pero tengo que arriesgarme.
—No puedo seguir actuando a sus espaldas, todo tiene que ver con ella y siempre tengo que mentirle.
Ella está abajo y está muy enojada conmigo por haberla dejado sola durante la fiesta, tenía ganas de gritarle de una vez por todas lo que había pasado. Unos hombres del jaguar estaban ahí, seguramente querían llevársela y por supuesto que no lo iba a permitir, me aseguré de no regresar hasta que me confesaran la verdad y hasta matarlos con mis propias manos. Pero eso ella no lo sabe y me juzga y desconfía porque su cabeza juega con ella y la hace pensar tantas cosas malas de mí. Ya ha sido suficiente, cuando regresemos a Nueva York le diré todo. Y que pase lo que ella quiera que pase.
Voy a ponerme completamente en sus manos.
Ada
Al parecer lo que sentí ayer lo confundí con enojo, enojo es lo que siento en estos momentos cuando son las doce del mediodía y Evan ni siquiera me ha dirigido la palabra, como si la que hubiera cometido el error fuera yo. Esperaba que esta mañana me diera una explicación, pero no quiere ni verme, y como soy una estúpida me dejé convencer por Bethany para salir. No escuché muy bien a donde vamos, solo entendí que algo de pan de azúcar. Evan y yo estamos —literalmente— divididos por Bethany. Ella está en medio de nosotros y cada uno observa por la ventana.
Lo detesto, sí, otra vez.
—Estoy emociona ¿tú no, Ada?
Le sonrío y regreso la vista hacia la ventana. Quisiera no estar en el mismo lugar que Evan Taylor. No le cuesta nada hablarme con la verdad y decirme que rayos está pasando, pero no lo hace por oculta algo, y sospecho que es algo muy feo. Cuando Aron estaciona el coche abro la puerta y salgo sin esperar, saco mi celular únicamente para tontear en lo que ellos llegan a mi lado.
Bethany me agarra del brazo y nos adelantamos al camino, pero tenemos que esperarlos en la entrada. Arriba hay un letrero con letras azules que dice Teleférico Pão de Açúcar, respiro con profundidad cuando percibo el olor de Evan, vuelvo a agarrar a Bethany y camino antes que ellos. Estando dentro hay un letrero grande de color blanco al cual no le entiendo nada porque no está escrito en mi idioma. Los chicos adquieren las entradas. De inmediato acapara mi atención la roca gigante. Tenemos que hacer fila así que nos formamos y mientras esperamos me tomo fotos con Bethany y siento la mirada de Evan.
No voy a tomarme fotos contigo, idiota.
Ese será su castigo por tratarme como lo hace, por ocultarme cosas y comportarse conmigo como si fuera una idiota. Hago todas las fotos que puedo porque no me quiero perder de ningún detalle. Tal vez algún día cuando sea mayor y hayan pasado muchísimos años pueda mostrarle estas fotos a William o a mamá. Esperaré mucho tiempo para que el regaño no sea tan grande. Poco a poco la fila va disminuyendo y cuando es nuestro turno ocupo una esquina porque soy la primera en entrar y necesito posicionarme en el mejor lugar para tomar fotografías perfectas. Bethany y Aron ocupan otra esquina y Evan se va con ellos.
Bien, estoy sola en esto. ¡Perfecto! No lo necesito, pienso pasármela de lo mejor y si es sin él mucho mejor. No tengo por qué soportar sus berrinches o sarcasmo que detesto. Cuando el vehículo por el que vamos a volar por los aires se llena de gente, un guía aprieta unos botones y las puertas se cierran como si fuera un elevador. Conforme nos movemos y salimos el hombre guía nos va explicando que son varias etapas y lo que nos vamos a encontrar en el camino. Se siente maravilloso, es como si estuviéramos en un avión pequeñito, nos vamos elevando y se comienza a preciar la ciudad. Las casas se empiezan a ver diminutas y el mar sin fin.
Suspiro y sonrío al escuchar los gritos de emoción de Bethany, la miro y otra vez vienen a mí esos celos que tengo de la relación que ha forjado con Aron. La abraza y la besa sin cansancio y ella se ve tan feliz, mis ojos inconscientemente se mueven hacia Evan, él también me está viendo y yo me volteo rápido sigo tomando fotos, aunque ya no estoy poniendo atención a lo que hago. No puedo seguir aparentando que no lo necesito y que no me importa que estemos enojados, pero me duele mucho su actitud. Si él me hubiera hablado en la mañana yo habría olvidado lo de anoche solo por seguir a su lado, pero en vez de eso solo me ha ignorado y no tiene idea de cuanto me hiere.
No se puede jugar a ser siempre el fuerte. Yo no puedo hacerlo.
¿Por qué el orgullo tiene que ser tan fuerte? No quiero ser yo la que vaya tras él e intente solucionar nuestra situación.
La primera parte del viaje culmina y nos salimos, me adelanto como desde el principio que llegamos y me cruzo de brazos intentando pensar en algo que me haga sentir mejor. No quiero seguir así, primero estaba tan furiosa con él y ahora me siento triste porque lo extraño. Tenemos una gran batalla, quien ignore mas tiempo al otro ganará, pero ya me rindo. Antes de subirnos al otro teleférico que tenemos que tomar Bethany me alcanza.
—¿Qué les pasa a ustedes? ¿Ya no son novios?
—A estas alturas ya no lo sé, no hagas preguntas y sube.
Le doy un empujoncito y entra, de nueva cuenta ella toma una esquina y yo la otra. Preparo la cámara de mi celular en lo que se vuelve a llenar el teleférico, reviso las fotos que ya he tomado y sin quererlo también veo las de ayer y antier en la playa. No puedo más, levanto la cara dispuesta a dar media vuelta y reconciliarme con Evan, pero antes él rodea con sus manos mi cintura y deja su rostro en mi cuello. Los elefantes regresan, sí, ya los extrañaba.
—Por favor no discutamos más, mi amor. Perdóname —me da la vuelta—, voy a decirte todo en cuanto regresemos a Nueva York, te lo prometo. Pero termina con esto, estoy muriendo por cada segundo que no te tengo a mi lado.
Cierro los ojos y lo abrazo, este es el lugar que siempre me reconforta y en donde la mayoría del tiempo se me olvidan todas las inconformidades que tengo con él. Los momentos que tenemos juntos son tan buenos, son casi perfectos y quisiera quedarme solo con ellos. Cuando estamos juntos nos olvidamos de todo, deseo con todas mis fuerzas que eso pase siempre que estamos juntos.
—Yo tampoco quiero más peleas.
Por fin sonríe y siento la diferencia en todo, de inmediato tomo una foto de nosotros para enmarcar y recordar algún día la pelea que tuvimos. Somos unos tontos, y ahora que ha pasado la tempestad me rio de mí misma por lo chiquillos que nos comportamos, soy tan inexperta en esto que no sé como reaccionar ante tantos sentimientos. A pesar de que ya estamos bien y juntos no olvido que tiene que darme muchas explicaciones, sobre lo que pasó ayer y todas mis dudas; que son muchas.
Me emociono demasiado y doy de brincos cuando pasamos a lado del cristo redentor, le tomo tantas fotos que la memoria de mi teléfono empieza a reclamarme, y yo empiezo a disfrutar de este viaje.
***
Volteo a verlo y suspiro, desde que subimos al avión no ha soltado mi mano ni un segundo. Suspira y se queda pensativo mirando hacia el frente. Me levanto para ver a Bethany, ella duerme tranquila sobre el hombro de Aron y Evan sigue taciturno, empiezo a creer que este avión tiene mucha historia para él sobre sus antiguas conquistas, se comportó de la misma manera cuando iniciamos nuestro viaje de fin de semana.
—¿En qué piensas?
Voltea y me sonríe, besa mi frente y agarra mi cabeza para recargarla sobre su hombro. Confío en que, cuando lleguemos, va a decírmelo todo. Y empieza a crecer miedo dentro de mi ser, por fin voy a resolver mis dudas y la razón por la cual no confío ciegamente en él. Anuncian que pronto vamos a aterrizar y me siento bien, miro el momento por la ventana cuando eso pasa y me siento mas tranquila cuando salimos y nos encaminamos al colegio. Espero que mi madre no se haya dado cuenta o estaré muerta. Todo es silencio entre nosotros, recibo apretones y besos y nada más. Escucho sus suspiros y noto lo serio que va poniéndose cuando estamos a punto de llegar.
¿Qué está pasando por su mente?
Evan
¿Qué está pasando por su mente? Me pregunto cada segundo, pero toda mi incertidumbre se resume a pensar en qué va a pasar cuando le escupa la verdad en la cara.
Dios, por favor haz que me entienda y sepa perdonarme. No es fácil lo que voy a decirle, mucho menos será fácil para ella asimilarlo, pero tengo tanta confianza en que después de esto las cosas irán mucho mejor y ella aprenderá a confiar en mí.
Pueden pasar dos cosas después de esta noche: o termina de confiar completamente en mí, o la pierdo para siempre.
Me aferro a la segunda opción, no podría soportar perderla. Sé que estaba completamente en desacuerdo sobre la dependencia hacia la pareja, pero me es imposible pensar en mi vida sin ella. No puedo y no quiero. Regreso de mis pensamientos al escuchar la voz de Aron, hemos llegado. Me asomo y sí, ya estamos frente al maldito colegio. El momento llegó y a pesar de que estuve ensayando lo que voy a decirle durante todo el camino no sé como hacerlo, no estoy preparado. Me siento tan vulnerable, mis defensas están bajas y mi corazón se dispara sobre mi pecho. Le hago una seña a Aron y se lleva a Bethany con el pretexto de que tiene mucha hambre y quiere cenar, eso me ayuda a quedarme a solas con Ada y hablar sin interrupciones.
Todos los ruidos que son provocados por nosotros al caminar hacen eco en mi cabeza, tengo la boca seca y las manos sudorosas. Nunca había tenido tanto miedo como ahora.
¡Basta! Soy un hombre, no tengo por qué tener miedo ni inseguridad de mí. Mete la llave de su habitación y abre la puerta, la empuja y se quita la bufanda del cuello.
—Al fin de regreso —dice exhausta.
—Espero hayas disfrutado del viaje.
Enciende la luz, deja su mochila y pequeña maleta a lado de su escritorio y se sienta en la cama.
—Creo que sí —da golpecitos sobre el colchón invitándome a sentar a lado de ella.
Lo hago y suspiro, de inmediato veo hacia el suelo porque no quiero mirar sus increíbles ojos verdes y arrepentirme.
—Antes que nada, quiero que sepas que en verdad me enamoré de ti como no creí hacerlo, quiero que me escuches hasta el final antes de juzgarme.
Veo de soslayo que asiente.
—Está bien, solo di lo que tienes que decirme.
No hay marcha atrás.
—No existe ningún tipo que me deba dinero, fue una excusa estúpida para no decirte lo que ahora voy a hacer. Mi familia es mafiosa, he mentido, robado y hasta matado porque eso fue lo que me enseñaron, con eso crecí. —hago una pausa e imagino la cara que ha puesto—. Conocí a George Claire, mejor dicho, a Cobra, así se hacía llamar.
—¿Mi padre? No te estoy entendiendo.
—Él fue un tipo despreciable, gran parte de su fortuna fue robada a personas que confiaron en él para hacer negocios. Era sucio, la peor persona que existe…
Se pone de pie y aprieto los ojos.
—No voy a permitir que hables así de mi papá ¿Qué te pasa?
—Dijiste que ibas a dejarme hablar hasta el final. El lugar que tú visitabas y que conocías como una empresa de exportaciones era solo un lugar para despistar. Argentina, México y Colombia eran de él, se apoderó de la mafia en esos países, así como el jaguar de Italia y nosotros de Brasil. Como ya te mencioné: le robó a mucha gente y entre toda esa gente estamos nosotros.
Camina de un lado a otro y se pone muy pálida. A mí se me quiebra la voz al recordar todo lo que ese hombre hizo.
—Cállate, ya no quiero escuchar más mentiras.
—La desesperación y el enojo se apoderaron de nosotros y fuimos a buscarlo para ajustar cuentas como nosotros lo hacemos. Tu padre mató a sangre fría a Joao y Julieta: ellos eran mis tíos. Yo estuve ahí y no pude hacer nada para detenerlo.
Deja de sollozar y me agarra de la chamarra, furiosa conmigo. Piensa que le estoy mintiendo.
—¿Tú lo mataste? ¿Fue tu familia?
Meneo la cabeza y me sostiene la mirada con furia.
—Mintieron sobre su muerte, nadie quiso asaltarlo. Fue un ajuste de cuentas. Tenía muy mala fama y ya había hecho mucho daño, nosotros no tuvimos nada que ver.
Suelta mi chamarra y me da la espalda. Quiero abrazarla, pero no lo hago porque le doy su espacio para que procese todo esto que estoy diciendo.
—No entiendo por qué me dices todo esto.
—A Cobra lo mataron sin pensar en todo lo que estaba en juego. Él enterró todo lo que se robó en un lugar que solo tú vas a saberlo —aquí hago otra pausa, ahora va en lo que los dos estamos involucrados—. Por eso vine aquí, no estaba siguiendo a alguien porque me debiera dinero. Esa fue una excusa estúpida que inventé para no decirte todo esto: yo vine a esta ciudad, me instalé en este absurdo colegio siguiéndote a ti por…
—Porque crees que yo sé en donde está ese dinero —concluye.
—No lo sabes, pero lo harás. Es necesario que se lea el testamento de tu padre, pero todos tienen la certeza de que será a ti a quien le deje la ubicación de ese tesoro.
—¿Todos?
Se da la vuelta enseñándome su cara llena de lágrimas. Me mata verla así, doy un paso, pero se pone en guardia.
—Todos los enemigos de tu papá.
—Entonces… ¿solo significo para ti un montón de dinero robado?
—Al principio sí, pero cambié mis objetivos cuando toqué tu piel, cuando te tuve entre mis brazos y te hice mía. He disfrutado cada momento que he pasado contigo, los besos, las caricias y hasta las peleas.
Termino con esto, me acerco a ella y la abrazo. Llora en mi pecho y me golpea la espalda con todas sus fuerzas, entiendo su dolor porque su padre lo es todo para ella, pero tarde o temprano tenia que saber la verdad. Toco su espalda y subo y bajo mis manos, pero me empuja y abre la puerta.
—Nunca te voy a perdonar esto, eres una basura. Lamento decirte que te equivocaste de persona, yo no voy a ser mas tu juguete. No quiero volver a verte en mi vida.
—No me hagas esto, te lo ruego.
—¿Tú sí puedes ensuciar la memoria de mi padre? ¿meterte con mi familia? Imagino cuanto te burlaste de mí ¿verdad? —se limpia la cara y sonríe con despecho—. No soy la mujer que pensabas.
Lo sé, maldita sea. Sé que no es la chica sumisa que creí, es totalmente diferente, es la mujer que yo quiero y me está rompiendo el corazón, justo como yo acabo de romper el suyo.
—Cálmate, Ada…
—No puedes pedirme que me calme, me enamoré de ti, pero voy a arrancarte de mi corazón, te lo juro.
No quiero seguir con esto y tampoco puedo hacer algo para que mis lagrimas salgan y mojen mi cara, no quiero perderla.
—Nunca podrás arrancarme de tu corazón ¿sabes por qué? Porque lo nuestro es real.
La agarro del cuello y la beso, pero ella ya no responde como antes. Me detesta, no quiere que la toque y yo me quiebro cada vez más. No saldré vivo de aquí.
—Bésame, por favor —le suplico.
Me responde con una bofetada y hace todo lo posible para sacarme del cuarto, debe haber algún remedio para esto. No podemos terminar de esta forma, golpeo con todas mis fuerzas el maldito pedazo de madera que me está separando de ella y le grito que abra y me escuche. En verdad me enamoré, dejé de lado el daño que su papá le hizo a mi familia, rompí con las reglas que habíamos establecido, con nuestros planes solo para enfocarme en ella.
—Ada, ábreme por favor. Te amo, joder.
Recargo la frente sobre la puerta y sigo golpeando con las fuerzas que me quedan, hace tanto que tenía este dolor dentro de mí. No estaba en mi naturaleza sufrir por una mujer y me da rabia estar llorando, pero ¿a quién quería engañar? Era lógico que no iba a entenderme y pensaría que todo este tiempo jugué con ella. Si tan solo supiera que mi mundo gira alrededor de ella, que me levanto por las mañanas y lo primero en lo que pienso es en su sonrisa. Me rehúso a perder su amor, esto que hice era necesario para poder avanzar, pero me siento como un animal, debí habérselo dicho de mejor manera, no era cualquier cosa. Le pido una y las veces que sean necesarias que me abra, pero me grita desde adentro que me largue y que nuestra relación se terminó. Siento que el aire abandona mi cuerpo y me duele el pecho y el corazón.
—Evan, ven conmigo.
Me alejo de la puerta y limpio mi cara, Bethany regresó. Ella sabía que esto iba a pasar en este momento.
—Habla con ella, dile que me perdone.
—La conozco, no querrá hablar con nadie, mucho menos contigo. Deja que se tranquilice.
—No puedo.
El mundo se me está viniendo encima, siempre fui tan seguro de mí mismo y aprendí a no dejar que la gente sepa que estoy destruido porque así se aprovechan para atacar, pero en este momento no puedo aguantar más. Bethany me abraza y dejo que me vea así, que escuche mi llanto y vea mis lágrimas.
—Aron está afuera, ven conmigo.
Me agarra del brazo y veo por ultima vez esa puerta. Trato de calmarme porque no quiero que mi hermano me vea de esta forma, tengo que ser fuerte para afrontar lo que viene. Este es solo el inicio, aun hay mucho camino que recorrer. Aron está sentado en las escaleras y se levanta de golpe cuando me ve, mi moto está estacionada en frente y él frunce los labios.
—¿Qué pasó?
A la mierda eso de ser fuerte, busco sus brazos y me refugio en ellos.
—La perdí —me da palmadas en la espalda y me pide que me tranquilice y la deje pensar un poco—. Sácame de aquí, por favor.
Asiente y nos subimos a la moto.