Capítulo 16
Ada
He decidido dar vuelta a la página, mi cara está hecha mierda, mis ojos demasiado hinchados, pero no me importa. Es otro día, afuera está el sol hermoso y radiante y voy a seguir con mi vida. No quiero seguir pensando en lo que pasó anoche y mucho menos en lo que viví con ese tipo. Nunca creí que lo nuestro terminaría de esta forma, pero así tenía que pasar.
Nada dura para siempre.
Soy joven, tengo sueños y la esperanza de volver a comenzar. Algún día encontraré a alguien más que sepa amarme y respetarme como debe ser. He evitado a Bethany toda la mañana, incluso en clases me cambié de lugar para no hablar con ella. No es su problema y tampoco estoy enojada con mi mejor amiga, simplemente quiero evitar hablar del tema. Sé que va a llegar con su impertinencia a preguntar por qué no estoy con Evan. Durante el almuerzo me siento en una mesa que ya está ocupada rompiendo con el código que tenemos ella y yo.
—¿Se puede saber por qué me estás evitando? —pone la charola sobre la mesa y recarga los puños sobre el metal.
—No te estoy evitando.
—No soy tonta, soy tu mejor amiga y te conozco como a la palma de mi mano. Si tienes miedo a que te pregunte sobre Evan ya lo sé todo y no sabes lo mal que la está pasando.
Sonrío y levanto las cejas sorprendida.
—¿Y crees que yo la estoy pasando genial? Mírame, estoy destruida por su culpa, yo soy la víctima no él.
—Se enamoró de ti ¿Qué ganaba con decirte la verdad? Si no sintiera amor por ti no le convendría haber hablado, él salía perdiendo mas que todos.
Achico los ojos y hago la charola de comida a un lado.
—Tú lo sabías —afirmo.
Cruza sus brazos y levanta los hombros.
—Sí, lo sabía y créeme que me enojé mucho cuando me enteré. Pero después lo vi preocupado por ti aquella noche que no aparecías y me di cuenta que su actitud no era solo por dinero. Se enamoró.
—Deja de defenderlo, creí que estarías de mi lado.
—Estoy de lado de la razón, tuvo mucha culpa, pero está arrepentido.
Esto es demasiado, no puedo creer que estoy escuchando esto de la boca de mi mejor amiga. Se ha puesto de lado de él cuando debería estar conmigo, la desconozco.
—Ada ¿puedo sentarme junto a ti? Me gustaría hablar contigo sobre lo que pasó el otro día.
Jackson.
Y aparece en el mejor momento, si ella cree que me han destruido está muy equivocada y entonces en todos estos años no a aprendido a conocerme bien. Le sonrío a Jackson y me hago a un lado.
—Claro que sí, necesito compañía.
Bethany se va sin hacer ningún ruido, hasta deja su almuerzo sobre la mesa. Si a ella no le importa lo que a mi me pasa entonces a la mierda.
—¿Cómo estás? No supe nada de ti el fin de semana.
—Estuve estudiando, ya sabes.
Asiente y agarro mi jugo, muevo la pajilla y me pongo en alerta cuando veo a Evan entrar a la cafetería. Volteo hacia Jackson y le sonrío, me atrevo a acariciar su mejilla y él se pone nervioso.
—¿Te sientes bien? No quiero que aparezca tu novio y se ponga a golpearme.
A penas lo menciona y Evan se detiene detrás de él.
—Ada, necesitamos hablar.
No le hago caso, ni volteo a verlo. Ya es pasado para mí, nadie va a manchar la reputación de mi padre de la forma tan sucia que él lo hizo. Que estupidez tan grande inventó.
—En serio no quiero problemas —murmura Jackson.
—¿Te gustaría salir un día de estos? Casi no tenemos clases ya, ¿o prefieres dejarlo para las vacaciones?
—Ada, por favor —lo vuelvo a ignorar.
Escucha y ve perfectamente como le estoy coqueteando a mi exnovio y sinceramente no sé de qué diablos quiere hablar conmigo. No necesitamos hablar, todo quedó claro ayer.
—La verdad no lo sé… —Jackson se rasca la cabeza.
—No quería llegar a esto, pero no me dejas otra opción.
Evan se vuelve loco y empuja a Jackson, cae de espaldas al suelo y a mí me levanta de mi lugar y me pone sobre su hombro.
—¿Qué diablos te pasa? ¡Bájame, imbécil!
—No hasta que me escuches, tengo algo que mostrarte.
—¡No quiero ir contigo a ningún lado!
Pataleo todo lo que puedo y lo golpeo, pero no me baja y sé que no va a hacerlo, maldición. ¿Por qué no entiende que no quiero saber nada de él? Lo nuestro se terminó y nada me hará cambiar de opinión, nunca voy a regresar con Evan.
—Si fueras una chica normal que escucha y se queda callada no estaría pasando esto.
Todos nos voltean a ver y murmuran cosas, veo a Jackson desde lejos pidiéndole ayuda, pero el muy idiota levanta los hombros como si no le importara, ¡me están llevando en contra de mi voluntad! ¿nadie puede hacer nada por mí? Oh, se me olvidaba que estoy en el hombro de Evan Taylor, el chico misterioso del que nadie habla y quien nadie se le acerca por miedo. Ojalá le hubiera tenido ese mismo miedo y en este momento no estaría peleada con mi mejor amiga ni me sentiría tan mierda.
—Yo soy una chica normal.
—Entonces compórtate como una.
Claro que no soy normal, acabo de salir de una relación que pudo haberme destruido, mi mejor amiga le da la razón al idiota que me rompió el corazón y terminé con el chico con el que me veía casada y con hijos por un idiota que dice que mi padre es un asesino. No, para nada soy normal. Me saca de la escuela sin que nadie quiera hacer algo por mí, esperaba que al final llegara un hombre fuerte y guapo y le dijera que me dejara en paz. ¿Evan no le tiene miedo a nadie? Siempre está a la defensiva con los demás.
—Te voy a bajar solo si prometes que vas a subirte a esta moto y dejarás que te lleve a donde tengo que llevarte.
—Ni loca voy a hacerte una promesa a ti. Bájame Evan, o te juro que te arrepentirás.
—Entonces nos vamos caminando, no tengo ningún problema.
Se da la vuelta y empieza a caminar dejando atrás su moto, me quedo boquiabierta porque está decidido a mostrarme algo que obviamente tiene que ver con lo que pasó anoche, en serio no quiero escucharlo. Solo quiero que me deje en paz.
—Está bien, acepto ir a donde tú quieras —se detiene—, con la condición de que después me dejes en paz, no te vuelvas a aparecer por aquí y me olvides para siempre.
—Como tú quieras.
Regresa a la moto y me deja por fin sobre mis pies, agarra un casco y me lo da. No puedo ver sus ojos porque trae puestos unos lentes negros.
—Ponte esto —ordena.
Oh, con que regresó el Evan pedante. ¡Perfecto!
Se lo arrebato y me subo a la moto, espero a que haga lo mismo y me pongo el casco en la cabeza. No quiero ni que mi cuerpo roce con el suyo, no quiero ningún contacto con él. Y que conste que estoy montada en su moto solo para que me deje de molestar y poder comenzar a olvidarlo. Deseo concentrarme en mi vida y olvidar este capítulo que viví a su lado, así que me sostengo de la parte de atrás y procuro no tocarlo. Estando así recuerdo la primera vez que me subí a su moto, el idiota me jugó una broma y casi muero de un infarto. Como quisiera que todo hubiera sido distinto, quizá ya estaba en mi destino conocerlo y ante eso no hay cosa que lo hubiera evitado, pero que tan solo él hubiera actuado de la manera correcta hubiéramos sido algo maravilloso juntos. Esta situación me recuerda a la canción de mi artista favorita, no estamos en peligro literalmente, pero nuestra relación o lo que fuimos juntos sí.
Aparca la moto de un lado de la acera y me quito el casco, acomodo un poco mi cabello y bufo. Miro hacia todos lados, pero no hay nada interesante. Tiendas de ropa y del otro lado algo que parece ser un bar.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunto.
—Ese lugar que ves allá —señala con el dedo el bar—, es el lugar en el que tu padre planeaba todo.
Me parece tan tonto lo que dice y algo increíble que siga con la misma historia, durante la noche no se le ocurrió otra cosa mejor.
—¿Sigues con lo mismo? Tú y yo jamás vamos a regresar, así que deja de seguir inventando tonterías para manchar la memoria de mi padre.
—Parece un bar común y corriente, pero no lo es, únicamente es la fachada para despistar.
Pongo los ojos en blanco y me bajo de la moto, le regreso su casco y pongo las manos en la cintura.
—¿Qué haces?
—Iré allá solo para hacer que te tragues tus palabras.
Se baja muy rápido y me agarra de los brazos.
—¿Estás idiota? Se nota que no tienes ni idea lo que puedes provocar si entras ahí.
—No me hables así, si fuera idiota te habría creído todas tus mentiras.
Me suelto de su agarre y volteo para asegurarme que no pasen autos y cruzar.
—No hagas tonterías, Ada.
—¡Déjame en paz!
Si me trajo aquí fue por algo, y en este momento entraré solo para corroborar lo que ya sé: es un maldito mentiroso que no merece mi amor. Afuera la fachada es como él dijo; común y corriente. Arriba tiene un letrero hecho con pintura que dice el nombre del lugar: la cabaña. Como si no conociera a mi papá, a él le gustaban las cosas bien hechas y esto parece que lo hizo un borracho que iba pasando por la calle. Antes de empujar la puerta me agarro el cabello y suspiro, no tengo miedo de nada porque no hay nada que temer. Estoy completamente segura que Evan es un maldito mentiroso, pero en cuanto salga de aquí lo eliminaré de mi vida para siempre.
Doy pasos pequeños pero muy segura de mí misma, él lugar por dentro es un poco frio y no hay nadie porque es lunes por la tarde, obviamente. Todos están viviendo sus rutinas.
Pude haber seguido el camino hasta llegar a la barra donde hay un hombre limpiando, pero me detengo y mi corazón se acelera al ver la foto de mi papá en la pared. Mis manos comienzan a temblarme y siento que mi respiración me abandona poco a poco, como si me estuviera muriendo lentamente. Hay rosas alrededor de la fotografía y veladoras prendidas, pero lo que mas me duele es ver las palabras escritas debajo de la fotografía.
En memoria de George Claire, Cobra: Siempre te recordaremos.
Quiero tragar saliva, pero mi boca está tan seca. No puede ser, Evan no puede estar diciendo la verdad. Yo conocía a mi papá, él no tenía ninguna pizca de maldad en su alma. Esto debe ser una muy buena jugada de Evan, eso tiene que ser porque no lo puedo ni lo voy a creer. No, no y no. Mis impulsos me llevan hasta el hombre de la barra, deja la franela con la que la limpia cuando me ve y sonríe.
—¿Te puedo ayudar en algo? —pregunta.
Meneo la cabeza y busco las palabras correctas para dirigirme a él.
—Soy Ada Claire, hija de George… Cobra.
Soy directa y clara para ver su reacción y saber si sabe algo, inmediatamente se pone pálido y se cruza la barra. Me agarra del brazo y con mucha fuerza me arrastra hasta la salida.
—Tú no puedes estar aquí, jamás deber regresar a este lugar.
—Suéltame, me lastimas.
Paso de nuevo por la foto de papá, pero esta vez no me permite ni verla. Evan aparece en frente de nosotros y me jala para ponerme detrás de él, con la mandíbula tan tensa se va sobre el chico y lo arrincona hacia la pared, pone el brazo sobre su garganta y empieza a jadear.
—Nunca, jamás en tu perra vida vuelvas a poner tus sucias manos en ella.
Recarga el brazo un poco mas y lo deja libre, el muchacho se agarra el cuello y trata de recuperar el aire.
—Entonces cuídala —dice con voz ronca—, no la vuelvas a traer aquí.
—No me digas lo que tengo que hacer.
Le da una patada en el estomago y lo deja en paz. Salimos y cruzamos la calle nuevamente, estamos en frente de la moto y Evan me zarandea de los hombros.
—¿Te das cuenta? No te estaba mintiendo en nada y te dije que no entraras. ¿Por qué no haces lo que se te pide? Joder.
—Porque tú no me mandas, idiota.
Cruzo los brazos y empiezo a caminar, estoy en shock y lo que menos quiero es seguir a su lado para que me restriegue en la cara las veces que pueda que tenía razón. Que estaba diciendo la verdad y no quise creerle, maldita sea. No quiero creerlo todavía y hay tantas cosas que empiezan a encajar en mi cabeza, pero lo que mas me cuesta entender es por qué mi padre, el hombre que tanto yo amaba era un asesino. Por eso Mason no me soportaba en su casa y me veía de esa forma, George Claire mató a dos miembros de su familia.
—Te llevaré a mi departamento, necesitas calmarte.
Se pone a mi lado moviendo la moto al ritmo de mi paso.
—No quiero estar contigo.
—Entonces te llevo de regreso a tu escuela, pero no voy a dejarte sola.
Me agarro la cara y me detengo.
—Entiende que no quiero verte ni estar contigo, ya lograste lo que querías: te creo, creo en todo lo que me dijiste con respecto a mi padre. Pero eso no cambia nada entre nosotros, me mentiste la mayoría del tiempo con respecto a tu persona y eso no te lo voy a perdonar. Nunca.
Enciende la moto y acelera.
—Entonces haz lo que quieras.
Teníamos un trato él y yo, y ahora toca cumplirlo. Veo como se aleja mientras sigo caminando sola y pruebo mis lagrimas saladas. Tengo el corazón hecho pedazos, nada volverá a ser lo mismo después de esto, nada.