Hoshi abrió los ojos, llevando un vestido azul oscuro combinado con unos zapatos negros y un lazo azul en el cabello, junto a unas medias blancas. Hace unos minutos estaba en el campo de batalla, junto a sus amigos, luchando contra una niña de su misma edad de cabellos rubios, pero ahora se encontraba en Vergel Radiante, pero no la que recordaba recientemente, no, si no la de su primera visita, y su recuerdo más amargo.
La niña de pelo castaño se levanto confundida y un poco asustada, no entendía que hacía allí. Entonces, llego a distinguir una figura rosada la cual reconoció al instante.
—¡Kairi! —sin dudarlo, corrió hacia la chica, saltando de una plataforma a otra, sin embargo, cuando llego a donde supuestamente estaba la pelirroja, está desapareció, cuál nube de humo— ¿...Kairi? —se abrazo a si misma y apretó sus rodillas asustada, mirando a todos lados cual conejo aterrado. De nuevo, vio la figura de su amiga, pasando por la puerta del castillo— ¡Kairi, espérame!
Crack
Subió escaleras arriba hasta llegar al portón, por el cual entró. De nuevo, su amiga no estaba allí, aunque había otra figura, la de su amigo Riku.
—¡Riku! —grito aliviada la niña y sin dudarlo se acerco al chico de cabellos plateados. Sin embargo, al estar a unos metros de él, se detuvo, ya que el varón no había reaccionado a su llamado—... Eres Riku, ¿verdad? —dijo dubitativa, hasta que la figura fue cambiando poco a poco mientras se giraba, hasta formar la figura de Ansem el sin corazón. La pequeña salió corriendo entonces, más aterrada que antes. Por poco se tropieza con un escalón mientras subía las escaleras en dirección a la biblioteca. Ya en ese lugar, cerró la puerta con mucha fuerza. Intento empujar una estantería para bloquear el camino, para que lo que más temía no entrará a ese lugar. Pero no estaba sola—
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—Hola de nuevo Hoshi —la niña se dio la vuelta y pudo distinguir a cierto pelirrojo de ojos verdes de sonrisa traviesa. Para muchos sería una gran alegría, pero Hoshi lo miro frunciendo el ceño. No le gustaba Axel, o más bien Lea, le daba igual como se llamaba, el caso es que no le caía bien y tenía sus razones—
—... ¿Que hacemos aquí? —intento sonar ruda, sin embargo, no lo parecía, todavía se notaba el miedo en su voz. La niña no se daba cuenta todavía donde estaba realmente, de que eso era una sueño. Sin embargo, Lea decidió responder, a pesar de la mirada de odio que recibía—
—No lo se, yo solamente, yo en realidad debería estar en batalla, luchando. Tú puedes volver a casa, sólo eres una niña.
Al escuchar esas palabras, Hoshi apretó su puño izquierdo. Miro directamente al mayor y dijo lo siguiente.
—¡Yo también puedo ser una elegida de la Llave Espada!
—...—río de nuevo, pero esa risa le produjo intranquilidad a la niña de ojos marrones, como si hubiera una pequeña maldad en esa risa—... ¿Estás segura? —preguntó de forma burlona, cuestionando así la misma afirmación de Hoshi, creandole más dudas a la pequeña—.
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Entonces, cambió el escenario. Estaba en el escenario donde Ansem, el sin corazón de Xehanort, intento abrir el Kingdom Hearts por primera vez. La pequeña observo el lugar con tristeza, pues la pregunta resonaba en su cabeza, ¿de verdad era merecedora de ella? ¿Tal vez debería ir a casa y esperar al final de la batalla?. Sin embargo, esas dudas se disiparon al ver la figura de su hermano mayor, su héroe y su admiración.
—¡Sora! —iba acercarse al castaño, pero se detuvo al momento de ver que este tenía una llave espada clavada en el pecho —... ¿Sora...? —sus piernas comenzaron a temblar, entonces, el alto comenzó a desaparecer, provocando que Hoshi recordará la primera vez en la que su hermano de transformo en Sin Corazón— ¡No! —la niña empezó a llorar, cayendo de rodillas al suelo— ¡No te vayas Sora! —grito con lágrimas en los ojos, ya se había esfumado la figura del varón ante ella— ¡No me dejes sola! —rogó la niña, alzando su mano, pero ya era tarde, su hermano ya no estaba— ¡Sora! —comenzó a berrear el nombre de su hermano, sin aceptar que había desaparecido delante de ella de nuevo— ¡Vuelve Sora, vuelve por favor! ¡No me dejes sola! ¡Me prometiste que no te irías de nuevo! ¡Sora! ¡Sora!
A pesar de la insistencia de la pequeña, su hermano no volvía. Pero está pesadilla no había acabado aún.
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—Eres una niña débil —dijo una voz infantil pero seria, en lo más profundo de la oscuridad, aterrando a la pequeña Hoshi—. ¿Por que crees que ninguna llave espada te eligió? Porque eres una niña llorona, solo sabes hacer hechizos de curación y te atiborras de dulces. ¿Que más se puede pedir de una niñata como tú? —Hoshi se tapó los oídos, pero era inútil, la voz seguía allí, en su cabeza— Y para hacer hechizos necesitas la ayuda de un libro, patético. Y no solo eso, no soportas la idea de que otras personas sean elegidas antes que tú, haciendo que la envidia nazca en ti —Hoshi negó con la cabeza—. ¿Como osas negarlo? Que mal por tu parte, esto demuestra una vez más que no mereces tener un arma como la llave espada.
Hoshi intentaba no escuchar esa voz, pero esas palabras la convencían. Puede que fuera verdad, pues siempre había mirado mal a Lea por ser un elegido, ¿pero que culpa tenía él? Y Riku había superado sus miedos y con ello había conseguido el merito de ser un maestro de la llabe espada. Pero, ¿que había logrado ella? Nada.
Entonces, el suelo se rompió cual cristal y la pequeña cayó al agua, mientras que su corazón se partió. A su vez, fue envuelta en una armadura para proteger lo que quedaba de ella. Y así, Hoshi cayó al mundo de los sueños, quedando profundamente dormida durante un largo tiempo, sin poder escuchar los gritos de sus amigos que le pedían que despertará.
Editado: 12.04.2022