Kingdom Hearts: A Dream Beggining

I

Hoshi despertó, y lo primero que vio por sus orbes marrones fue un árbol cuyas hojas estaban hechas de algodón de azúcar. Sobre ella salto un conejo de lo que parecía ser de color rosa. Se levanto de la alcochada cama de plumas, apoyando los pies en una de las ramas que estaban echas de regaliz. 

Cada mañana, Hoshi iba al mar de chocolate a servirse un vaso de este mismo, luego, un conejo de color amarillo le traía un plato con los dulces favoritos de la pequeña. Esa mañana era un flan decorado con nata, con la figura de un conejo encima. La pequeña de ojos marrones tomó el plato con una sonrisa agradecida, comenzando a comer a los pocos minutos, pringandose los dedos y la boca, como siempre. Por suerte, Astrid, que así había llamado la niña al pequeño animal, tenía un pañuelo siempre en mano, bueno, en éste caso pata, y le limpiaba la boca.

—Gracias por el desayuno —decía Hoshi siempre que termiba. Tras levantarse y sacudir la falda de su vestido, procedió pasear por la Isla y explorarla. Ese día tocaba la zona sur, pues la zona norte ya se la conocía como la palma de su mano—.

Hoshi llevaba mucho tiempo allí. La primera vez que despertó, se maravillo con ese lugar, en el cual podía comer todos los dulces que quisiera y tenía todas las cosas que le gustaban, sobre todo chucherías y conejos. No habían verduras que sabían mal ni animales que daban miedo como los murciélagos o los cuervos. Sin embargo, con el tiempo se había aburrido de estar siempre jugando con los pequeños animales. Así que, cómo la niña curiosa que era, decidió explorar su Isla, pues los conejos la consideraban la gobernante de ese pequeño mundo, aunque la pequeña chica se sentía incómoda de que la tratasen de una forma tan formal. 

—¡Su majestad! —hablo uno de sus conejos, este era de color rojo y miro a la niña, con un tono educado le dijo—. Tened cuidado, no vaya a ser que os perdáis.

—Estaré bien Winnie —Le respondió Hoshi con un tono calmado e infantil—, solo quiero ver como es mi Isla. 

Y tras esas palabras, se separo del animal y siguió su camino. Al entrar en la zona sur, al principio no había mucha diferencia de la zona norte, pues seguía teniendo dulces y conejos, los cuales la iban saludando cuando la veían. Sin embargo, encontró un camino largo cuyo final tenía una pequeña cueva escondida en un par de arbustos. Apartó un par de ramas, notando que algunas se le quedaban pegadas a los dedos y a sus rodillas, ensuciando así un poco su ropa, pero no le dio importancia y entró por el pequeño agujero. 

Al entrar, se topo con un escenario muy distinto al resto de la Isla. La primera diferencia es que era una cueva normal y corriente, no como las demás que estaban compuestas de piedras echas con frambuesas o nubes. Además, las piedras de ese lugar tenían dibujos hechos con tiza, sin embargo, algo que llamó mucho la atención de Hoshi, hasta que vio una puerta de color blanco. Parecía que gritaba su nombre. Tenía que admitir que en ese momento tenía algo de miedo, sin embargo, se atrevió a abrir la puerta y el lugar, lejos de ser oscuro y frío, era todo lo contrario. Había un ambiente cálido , familiar. No podía explicar el porqué, ya que no tenía ningún recuerdo más allá de saber su nombre. 

Era una habitación morada que tenía una mesa en el centro, acompañada de un par de estanterías. También había una chimenea a la derecha, siendo el posible origen de ese calor tan agradable y una pequeña cama de sábanas blancas. En el techo, que estaba muy alto había una ventana. Hoshi pudo escuchar el sonido de las olas acariciar suavemente la arena por esta misma. Aunque, ¿cómo podía haber un mar encima de ese mundo? Eso era imposible. Entonces, entró con cuidado de no hacer mucho ruido, tal vez esperando encontrar a alguien más allí. 

Miro la sala mientras caminaba, había pocos libros a pesar de la cantidad de estanterías. Solamente una estaba al completo,  así que Hoshi se dirigió a esta misma, agarrando un libro que parecía ser de hechicería, aunque también tenía muchos dibujos. 

Hoshi se pasó allí todo el día, leyendo un poco más, hasta que noto cómo la iluminación se iba volviendo de un color anaranjado, indicando que era la hora de irse. Volvería por la mañana, pues aún le quedaban libros por leer. 

Durante una semana, Hoshi fue a la biblioteca, así había llamado ella misma al lugar, leyendo los libros de ese lugar. Algunos eran cuentos infantiles y otros eran la historia de un joven que salvaba los mundos de la oscuridad. No sabía porqué, pero en el momento que supo de este muchacho, sintió una gran admiración hacía él y siempre buscaba libros que tratase sobre el chico, convirtiendose así en su héroe favorito. 

A veces, practicaba algunos hechizos de los libros que de hechicería que había encontrado. Él primero que aprendió fue el de Electro , uno que servía para electrificar y paralizar a los enemigos enemigos, después de ese. Procedió a aprender otro, sin embargo no eran tan sencillos cómo el primero, así que se quedó con el hechizo de lanzar rayos, creyendo que sería suficiente. 

Pasaron un par de semanas más y ya se había leído los libros de ese lugar. Sólo faltaba uno, muy fino, blanco con bordes dorados. Éste tenía como título: El hechizo del Despertar.

Hoshi lo abrió con cuidado dándose cuenta de que sólo tenía una página escrita y las demás estaban en blanco, sólo teniendo un par de párrafos:

<<El hechizo del despertar es un hechizo que se aplica a las personas que se han quedado dormidas mediante una maldición, principalmente la del sueño eterno. Tiene varias formas de realizarse, normalmente es un acto de amor verdadero, pero los Maestros de la Llave Espada encontraron una forma de realizar este hechizos, introduciéndose en los corazones de las personas dormidas.>>

<<Cómo realizar el hechizo: 
Para realizar el hechizo del despertar sin ninguna llave espada o un acto de amor, tienes que primero encontrar a la persona de su mundo de sueños, derrotar a su Terror, el origen de su pesadilla. Tras derrotarlo, deberás pronunciar las siguientes palabras, rezando:>>



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En el texto hay: ocs, lucientes, terrores

Editado: 12.04.2022

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