Kingdom Hearts: A Dream Beggining

IV

Durante el trayecto, ninguna de las dos dijo nada ni conversó lo sucedido. Hoshi tampoco estaba muy atenta a los pasajeros que iban en su mismo vagón,. De haber sido así, tal vez se habría dado cuenta de que había una figura con las ropas de la Organización XIII en el otro extremo. Sin embargo, el tren se detuvo y Tsuki se levanto, indicando a la niña que ya estaban en su nuevo destino. Al bajar del vagón, ambas podían divisar una fabrica de color amarillo con tejados de color rojo, con un letrero grande con la palabra "TOYS" entre estos. También tenía una puerta gigante de color gris, acompañada de chimeneas largas que parecían regaliz. A pesar de lo llamativo que era ese lugar, este era rodeado por una niebla gris, algo que incomodaba a Hoshi. 

—¿D-donde estamos? —preguntó, sintiendo escalofríos por todo su cuerpo—

—Parece una fábrica de juguetes, seguramente el que viva aquí debe ser alguien divertido.

Tsuki no parecía asustada, es más, estaba tranquila, demasiado tranquila. Incluso tocó al timbre de la puerta, respondiendo mediante un megáfono dorado.

—¿Quieeeeeeeen eeeeeeeeees?—aquella voz, a pesar de ser aguda, tenía un tono siniestro, con un toque de maldad y una pizca de locura. La niña dio un par de pasos hacía atrás, asustada ante aquella voz—. 

—Somos dos chicas que están de paseo, ¿Podemos ver el lugar? —respondió Tsuki con calma, recibiendo una mirada llena de confusión por parte de su amiga quién no lograba entender las intenciones de la chica de cabellos negros—

—¡Adelaaaante! —hablo la voz con un tono que mostraba una gran alegría, incomodando más a la niña. La voz que estaba detrás del megáfono río de una forma excéntrica. Las grandes puertas se abrieron, dejando paso así a las dos chicas—

Al entrar, pudieron comprobar los techos altos de la fábrica, que estaba repleto de juguetes, muchos y de diversos tamaños. Hoshi se abrazaba a su peluche el señor Bear, pues ese lugar no le gustaba nada a pesar de que podía ser el lugar soñado de cualquier niño. Tenía un mal presentimiento, aunque siguió a su amiga, a quién no le parecía extraño que un desconocido les abriera la puerta a su fábrica cómo si nada.

—¿Oiga, hay alguien aquí? —pregunto Tsuki, mirando a todos lados en busca del dueño de aquella "divertida" voz. A espaldas de ambas niñas, apareció un ser de color verde con cara de un mono, acompañado denun sombrero rojo y un traje verde que tenía de conjunto de un delantal blanco con unos pies muy curiosos, ya que éstos eran muy similares a los de un pato, sólo que estos eran mecánicos—

—Hola —Hoshi se asusto al escuchar aquella que escucho en la entrada,detrás de ella, dandose la vuelta para ver al anfitrión—. ¡Bienvenidas! —el ser, que parecía ser el juguetero, alzó sus brazos feliz. Su voz sonaba con eco debido al gran tamaño de la fábrica— ¡Bienvenidas! —se acerco de forma siniestra a la pequeña Hoshi y con una voz más grave repitió la misma palabra— Bienvenidas.

La pequeña de cabellos marrones se alejo más del  inquilino, abrazando a su oso de peluche asustada. Tsuki no pudo evitar sonreír ante ésta situación, así que se puso delante de ella para responder.

—Somos Tsuki y Hoshi, estamos de visita.

—Oh —sonrió el juguetero con ilusión, mirando directamente a la niña de ojos marrones—. ¿Por qué no pasáis la noche aquí? Es tarde y seguramente estaréis cansadas de tanto caminar.

Hoshi, dentro de si misma, quería negarse e irse del lugar rápidamente, pues ese señor le inspiraba mucho terror. Él juguetero se percató de esto así que, para convencerla, dijo lo siguiente:

—Y mañana podréis jugar con los juguetes. Los he hecho yo —esto lo señaló frotando sus manos, que más que tranquilizar a la pequeña, hizo que sospechara más de él, preguntándose porque querría él que se quedaran en su fábrica—.

—Pues —Tsuki, a pesar de la ilusión que le hacia, pensó un momento la respuesta—... Me parece bien—Hoshi tembló de miedo al escuchar aquellas palabras, pero por el momento no había forma de negarse—

—Muy bien pensado —dijo el dueño dando una gran sonrisa que tenía una pizca de malicia—. Sí.

El juguetero acompaño a ambas niñas a una habitación para las dos, la cuál se encontraba en una casa de muñecas que era de tamaño real. Esta era una habitación de color rosa apagado, con un armario empotrado lleno de vestidos y una cama rosa lo suficiente grande como para que las chicas pudieran dormir juntas.

—Pasad una buena noche —dijo con un tono de voz que preocupó a Hoshi, y más al observar cómo este salió, caminando hacia atrás por puerta y fundiendose con la oscuridad—.

—... No me gusta este sitio,—hablo Hoshi, abrazando sus piernas mientras se sentaba en la cama, temblando de miedo—.

—Ni que vayan a extraer tu corazón —Comento Tsuki, frase que inquieto más a Hoshi—.

—Quiero irme de aquí.

—¿No me digas que crees en historias de fantasmas?

—¿Es que está situación no te parece extraña? —preguntó, ya harta de la indeferencia de su compañera—

—No es qué todos los días podamos entrar en una juguetería y relajarnos —dio cómo respuesta Tsuki, acompañado de un tono de voz molesto a causa de la pregunta—. 

—Tampoco es qué todos los días encuentre a una supuesta amiga en la estación de tren —señaló con ironía Hoshi, cruzando sus brazos indignada—. 

—¿Estás insinuando que estoy mintiendo? 

—Tal vez —respondió Hoshi con un tono de voz frío, evitando la mirada de su compañera, sin darse cuenta de que hirió los sentimientos de su amiga—. 

—¿Es que sigues sin acordarte de mi? —al escuchar un tono de voz triste, la pequeña giro su cabeza y pudo observar cómo aquellos ojos morados reflejaban una gran tristeza—. 

—... Lo siento —respondió, arrepentida de lo que acababa de decir—... Es sólo que el juguetero actúa de una forma extraña... 

—Cloe también era rara... 

—Ella es diferente... Este señor —inspiró profundamente por la nariz, queriendo disipar sus miedos con el suspiro que soltó—... Tengo un mal presentimiento. 



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En el texto hay: ocs, lucientes, terrores

Editado: 12.04.2022

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