Hoshi caminaba por el oscuro lugar, sin rumbo y con lágrimas cayendo de sus ojos por la pérdida del clon de Tsuki, sintiendo culpa de no haber evitado su triste final. Ahora tenía que aceptar que habría sido imposible, pues fue solamente un títere. A causa de sus heridas y agotamiento, tuvo que sentarse en el suelo para descansar un poco. Las horas pasaron hasta que la niña escuchó un sonido. A pesar del dolor que sentía en su cuerpo, se levantó con cuidadoy espero unos segundos, hasta escucharlo de nuevo. Empezó a sonar una canción y comenzó a seguir la dulce melodia, pudiendo distinguir un piano ante cada paso que daba.
Finalmente, llegó a una ventana ante la que se agacho, asomando su cabeza, pero al momento, está se abrió y la niña cayó, dando un pequeño grito. Acabó sobre la copa de un árbol, atrapada por una de las ramas.
—¡Deemo mira! —grito una voz más dulce e infantil que la de Hoshi. Está últimamente giro su cabeza y vio una niña pequeña de ojos marrones y cabello del mismo color, llevando un vestido blanco y unos zapatos rojos. Parecía de 6 años —¡Alguien más ha caído!
Al lado de la niña apareció un ser negro, alto, con dos ojos blancos grandes y brillantes. Sin poder evitarlo, Hoshi lo comparo con los seres de sus recuerdos o los terrores, aunque este no parecía tener malas intenciones. El más alto agarro con sus grandes manos a la pequeña chica y la puso sobre el piano de color blanco, sentandola. Aún asustada, Hoshi noto un trato cariñoso por parte del ser de ojos blancos. Tanto como la niña como el éste último miraron a su invitada de forma curiosa, aunque incomodaban un poco a esta última ya qué estaba siendo el centro de atención en ese momento. Aprovecho para observar un poco la sala.
—¿Como te llamas? —le pregunto la más pequeña de los tres a Hoshi—Yo soy Alice y él es Deemo.
El ser asintió despacio, para relajar un poco a la chica, la cuál concluyó al fin que no eran peligrosos.
—Me llamo Hoshi —respondió—. ¿Donde estamos?
—En el mundo de Deemo. Él me está ayudando a salir de aquí —señaló al árbol en el qué había aterrizado Hoshi—. ¿Ves eso? Cuando Deemo toca su piano, este crece. Nuestra meta es hacerlo crecer con la música de Deemo y así yo podré salir, ¡y Deemo y tú podéis venir conmigo si queréis!
Hoshi se quedo bastante sorprendida por la respuesta de la niña. Se preguntaba porque ella estaba allí también, aún que no pudo preguntar, ya que la pequeña agarró de su mano y tiró de ella.
—¡Ven conmigo, te enseñaré todo! — Subieron unas escaleras que estaban a la izquierda y entraron por una puerta hecha de madera. Llegaron a una biblioteca y, en medio de esta, sentada en un pequeño escritorio junto a un libro, había alguien con ropas blancas y encapuchado, llevando una mascara. Esto hizo que Hoshi diera unos pasos atrás asustada, sospechando de ella al recordar a la chica que apareció en el mundo de la noche—. Hola Dama enmascarada —saludó la niña, agarrando aún la mano de la mayor—.
—¿Que quieres? —gruño la enmascarada, no parecía feliz de ver a la pequeña—
—Tenemos una nueva integrante, su nombre es Hoshi —presentó Alice con una gran sonrisa. Tiro de la mano de la mayor y se dirigió a la mesa—. Le voy a enseñar el lugar, así que portate bien.
—Es un placer —dijo Hoshi con algo de timidez en su voz. Aunque la dama miro a otro lado, disgustada—
—Más personas para hacer más ruido, genial. Marchaos de aquí y no me molestéis —tras esas frías palabras, ambas niñas se fueron, dejando el lugar vacío. Entonces, detrás de su asiento, justo donde estaba el cuadro de un árbol, apareció un portal oscuro y de él salió la encapuchada—... ¿Ahora quién es?
La muchacha se puso frente a la dama, para poder hablar así cara a cara, aunque ninguna podía verse al rostro ya que ambas lo ocultaban.
—Mi nombre no es importante, y creo que tú tampoco dirás tú nombre real —habló mientras se sentaba en la mesa cómo si estuviese en su propia casa—. Aún así, tenemos cosas en común, más de lo que crees.
—¿Ah sí? —habló con un tono frío y serio, aunque siguió escuchando, ya que sentía algo de curiosidad—
—Bueno... Tú no quieres que esa niña despierte y si dejas que la nueva haga de las suyas, Alice se irá de aquí. Entonces, éste lugar desaparecerá. Por mi parte, quiero que esa mocosa se vaya de aquí. Te propongo que trabajemos juntas, ¿qué opinas?
Tras unos segundos de silencio, la Dama Enmascarada asintió con lentitud y seguramente habríamos visto la sonrisa de la encapuchada. Está última chasqueo los dedos, invocando un par de terrores.
—Ellos distraeran a Hoshi y esconderan las partituras por ti —los serés fueron volando en varias direcciones, desapareciendo de la vista de ambas—. Por ahora me retiro —se fue por el portal, dejando de nuevo sola a la pequeña enmascarada—.
Mientras tanto, Alice y Hoshi llegaron a otra sala donde cuyo centro se encontraba una mesa adornada con una mano esquelética que funcionaba cómo sujeta velas, objeto que asustó un poco a la mayor y él cuál no podía dejar de mirar hasta que escucho un chirriante sonido. La chica giro su cabeza, divisando así una nota musical que tenía el símbolo de los terrores. Tan pronto como la vio, puso a la pequeña Alice detrás de ella y grito lo siguiente
—¡Alice, corre! —apenas la escucho, la pequeña corrió hacia la salida, dejando a Hoshi sola. A pesar de que tenía algo de miedo y aún no se había recuperado de sus heridas, no dudo en poner una pose de combate—¿Por qué tenéis que estar en todos lados?
Comenzó a lanzar bolas de fuego, pero eran débiles, a lo cuál el terror aprovecho esto para realizar su estrategia, lanzando notas de música que al estar a unos pocos centímetros de su contrincante, explotaban en su cara causando una gran sordera y paralisis a la de cabellos castaños, dejandola incapacitada para esquivar cualquier ataque. Hoshi jadeaba, sus piernas cayeron al suelo y sus párpados pesaban, sólo pudiendo distinguir una figura negra y alta al cerrarlos.
Editado: 12.04.2022