Kingdom of Dragonye. Novela Ligera.

13

Capítulo 13: Ana.

Todo el grupo de los religiosos permanecían sin vida en el suelo; cada uno de ellos habían cedido rápidamente ante el poder de Yade sin la mínima oportunidad de defenderse.

Yade desactivó su poder maldito. Todo había acabada en una justa victoria.

« ¡Increíble! —la fémina estaba muy sorprendida por lo que había visto—. Acabó con todo ellos sin mucho esfuerzo. ¿Pero acaso ella es una Guerrera de la Guerra?» la fémina, sorprendida, mantenía su distancia, sin abandonar su posición actual.

NOTA ESPECIAL: Los habitantes de la Alianza de las Razas llaman a los guerreros que hacen trabajos de exterminación de demonios en el Círculo de las Razas como “Guerreros de la Guerra.”

—¡También eres increíble, Yade!—loó Bárbara, llena de entusiasmo—. ¿Será que algún día seré así de poderosa como ustedes?

—Si crees en ti misma, estoy segura que lo puedes lograr—le dijo Yade, colocando su mano en la cabeza de Bárbara.

—¡Gracias, Yade! Eres la mejor.

Yade solo se rio. Se sentía muy contenta por la nueva generación de jóvenes, llenos de mucha energía, valentía, y entusiasmo.

Yade miró a Bruno, y este le afirmó con la cabeza, intuyendo lo que le quiso decir con la mirada. Los tres se acercaron a dónde estaba la fémina, que no movió ningún músculo ni para huir lejos cuando tenía la oportunidad de hacerlo.

—¿Estás bien? —le preguntó Yade, extendiéndole su mano—. Mi nombre es Yade.

—Si, estoy bien—respondió la fémina sin titubear, pero todavía manteniendo su distancia—. Mi nombre es Ana. —Estrechó su mano con la de Yade.

—No hay nada que temer, Ana, nosotros estamos aquí para ayudarte.

—Si… —y luego calló, bajando de repente su mirada, como si algo le preocupara en ese momento.

—¿Qué te pasa? —le preguntó Yade, preocupada por el repentino bajón de emociones de Ana—. ¿Te dieron algún mal golpe esos inicuos seres sin corazón?

Ana negó con la cabeza. Yade no entendía nada de su repentino bajón de sus emociones.

—¿Necesitas estar sola? —Yade lo volvió intentar de nuevo—. Si es eso lo que quieres, nosotros podemos irnos en este momento. Solo presentimos el mal desde la posición alejada donde estábamos y venimos rápidamente para acabar con él. Cómo ya te sientes fuera de peligro. Ya podemos irnos…

—¿Presentir el mal desde lejos? —interrumpió de repente, con una pregunta—. ¿Entonces ustedes son Guerreros de la Guerra?

—¿Guerreros de la Guerra? —intercaló Bruno, integrándose en la conversación.

—¿Qué son esas cosas? —Bárbara también se integró en la conversación.

Ana se sorprendió. ¿Cómo era posible que ellos no supieran que era un Guerrero de la Guerra?

—Siento decepcionarte, Ana—negó con la cabeza—. Pero ninguno de nosotros somos Guerreros de la Guerra—afirmó Yade.

—¿Cómo? —exclamó Ana, sin ignorar en su insistencia de creerlo—. Pero si usaste poderes como uno de ellos.

Yade soltó varias risitas inocentes, mientras se rascaba la cabeza. —Te explicaría todo desde el principio, pero eso sería una larga conversación. Pero lo único que te puedo decir es que este chico—atrajo a Bruno a la fuerza—, lleva en sus hombros una gran responsabilidad del Gran Héroe Yato Ukaza de acabar con el nuevo Círculo de los Demonios.

—¿Yato Ukaza? ¿El Héroe del Infinito? —exclamó Ana, mostrando mucha sorpresa en su rostro—. ¿Así que la Profecía de los Dioses recae sobre ese chico?

—Exactamente—afirmó Yade, sonriendo.

Ana se arrodilló de repente delante de Bruno. Bruno respingo de sorpresa.

—¡Oye, oye, oye! ¿Qué estás haciendo? —le decía Bruno, nervioso, mientras movía sus manos aceleradamente—. No soy ningún miembro importante de la ESI para que me estés mostrando pleitesía de esa manera.

—Hace unos días atrás, nuestro jefe sintió un gran poder que tenía un parentesco con el gran poder de nuestro Gran Héroe Yato—comenzó a hablar, con su mirada inclinada al suelo—. Desconcertado, mandó a varios de nosotros para espiar fuera de nuestro escondite para ver si teníamos éxito… Pero lamentablemente todos fueros asesinados por los soldados de la Iglesia Principal. Creo que ellos también habían sentido ese majestuoso poder sagrado y nos esparcieron con intelectualidad al asentarse en varios lugares de los campos alejados de nuestra aldea.

—¡Pero ellos no tienen el derecho de hacerse con las tierras que le pertenecen a la naturaleza! —exclamó Bárbara, molesta—. ¡Ellos no pueden romper una promesa que los antiguos miembros de la Iglesia Principal le hicieron a los dioses!

—Bárbara… —Yade estaba sorprendida por la intervención repentina de Bárbara.

—Ya la Iglesia Principal no existe—añadió Ana, levantando su mirada, pero sin dejar su posición de pleitesía—. Las dos religiones que estaban asociadas para mantener el orden de la Gran Religión de la Naturaleza se han separado por un repentino cambio.

Bruno, sintiéndose mal porque Ana estaba arrodillada sin motivo alguno, le extendió su mano y le dijo:

—Ven, Ana, levántate. No puedo soportar verte arrodillada sin motivo alguno.

Ana aceptó ese grato gesto y estrechó su mano con la de Bruno, y este la ayudó a colocarse entre sus pies.

—Hay muchas preguntas por delante—dijo Yade, mirando a Ana—. Pero una de esas me intriga mucho. ¿Por qué te atraparon primeramente?

Ana dio un repentino respingo al acordarse la razón por la que fue atrapada en infraganti.

—B-bueno… este… —Ana se sonrojó todita; no sabía cómo decirlo—. Estaba haciendo… este… y este…

—Entiendo Ana—le interrumpió Yade, haciendo una mueca de sorpresa al intuir lo que estaba haciendo Ana para que fuera cachada en infraganti—. No hace falta que te esfuerces tanto a contarnos que hacías antes de ser cachada en infraganti.

—¿Pero qué demonios hacía? —intercaló Bruno, ansioso por saber la verdad—. ¿Por qué no lo cuentas?

—¿Y que demonios es un Guerrero de la Guerra? —Bárbara también tenía esas mismas ansias de saber lo que no lograba entender.



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En el texto hay: demonios, novela ligera, aventura fantasia

Editado: 08.10.2025

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