Kingdom of Dragonye. Novela Ligera.

14

Capítulo 14: El Destino Beneficiario.

—¡Lenuxs! —baladraron Yade, Bruno y Bárbara al unísono.

Todos ellos mostraron mucha perplejidad sobre el apellido nombrado, hasta que…

—¿Quién es Lenuxs? —inquirió Bárbara, rascándose su mentón.

—¿Será una ciudad? —inquirió Yade, imaginándose cosas sobre Lenuxs que estaban erradas—. ¡O más bien! Puede ser una gran montaña mágica.

—¿Cómo puede ser la Familia Lenuxs una gran montaña mágica? —replicó Ana, hastiada—. ¿Y porqué hacen tanto suspenso si no saben nada de la Familia de los Lenuxs?

Yade y Bárbara se rieron, mientras Ana exigía una repuesta más sensata.

—Lenuxs… —comenzó a musitar Bruno, tratando de acordarse en donde había escuchado ese nombre—… Lenuxs…

—¿Bruno…? —Yade se acercó a él, y preocupada, le preguntó: —¿Qué te pasa?

De repente, un recuerdo le llegó en la mente de Bruno: el claro relato del Gran Héroe Yato se manifestó en una viva animación muy real, sumiéndolo en un tris en su subconsciente.

Una energía negativa se manifestó de repente en el Foco de Poder dónde descansaba el Poder Astral del Infinito: el Ojo del Infinito.

—¡¡¡LENUXS!!!

De repente, el cuerpo de Bruno se vio embojotado por una gran cantidad de poder astral, que se había funcionado con otro poder desconocido que lo aumentaba desmesuradamente.

—¡¡¡AHHHHHH!!! —baladró fuertemente Bruno, desatándose de repente una recia tempestad a causa del sobrecalentamiento excesivo de su poder en su cuerpo. La tierra comenzó a temblar. Los árboles eran sometidos por violentos movimientos que lograba que las hojas de las ramas se despegarán y volarán lejos.

—¡Bruno! ¡Cálmate! —le gritaba Yade. Pero era inane. Bruno estaba sumido en su propia ira, una ira que aumentaba más y más cuando se conjugaba con su poder astral.

Ana cayó de posaderas en el suelo, desconcertada del inmenso poder que brotaba del cuerpo de Bruno.

—¿Así que este es el gran poder de la Profecía de los Dioses? —se preguntó Ana, con los ojos llenos de sorpresa, mientras la violenta tempestad movía su cabello y sus ropas.

—¡Increíble! —baladró emocionada Bárbara, levantando sus manos al aire—. ¡Eres fuerte, Bruno!

Yade intentaba detener a un Bruno que se había descontrolado de repente por un recuerdo que trajo su pasado al presente.

—¡Detente, Bruno! —le exigía Yade, alzando su voz, mientras una desesperación comenzaba a aparecer en su rostro—. ¡A ese paso vas a destruir completamente estas tierras! —lo intentaba, pero Bruno no escuchaba, estaba sumido en su propia ira.

Sin tener más alternativas, Yade, de repente, abrazó a Bruno, llorando con impotencia en el pecho de este.

—Por favor… detente Bruno. —La voz de Yade indicaba lo preocupada que estaba por él.

Mientras tanto, la conciencia de Bruno se encontraba levitando en la oquedad de su interior, sin saber el motivo por la que se encontraba levitando en ese lugar. « ¿Qué hago aquí? Y espera un momento…» Bruno sentía que algo estaba mal. « ¡Yade está llorando! ¡Lo puedo sentir! ¡Yade! » Bruno reaccionó rápidamente y, de un momento a otro, ya se encontraba en su mismo ser.

—¿Yade? —inquirió como pudo, mientras veía como Yade lloraba con fuerza entre su pecho. También se acató que su cuerpo estaba embojotado de mucho poder astral. Para subsanar su desliz, también la abrazó, diciéndole: —Tranquilízate, Yade. Todavía no me pienso rendir.

—¿Bruno…? —reaccionó Yade en si misma cuando notó que su querido Bruno había recuperado la conciencia.

Bruno desactivó su poder astral a voluntad y la tempestad cesó, calmándose todo lo que estaba siendo sometido violentamente.

—Lo siento, Yade—se disculpó Bruno, viendo como Yade no tenía intenciones de dejarlo de abrazar—. Me dejé llevar por mi ira. ¿Estás bien?

—Por favor, Bruno—habló Yade, en voz baja—. ¡Nunca vuelvas a descontrolarte de esa manera! —gritó, con lágrimas en los ojos.

—Lo prometo, Yade.

Bruno sonrió, mientras veía que los sollozos de Yade no paraban. Él muy bien lo sabía, Yade le agarró mucho cariño, logrando que su sentido de protección aumentará de repente hacia su persona.

***

—¿Qué relación tienes con esa montaña mágica llamada Lenuxs, querido Bruno? —le inquirió Yade, fuera de toda información sobre el apellido Lenuxs.

—¡Que no es una montaña mágica, carajo! —le replicó Ana, cabreada.

Bruno mantuvo silencio, manteniendo su mirada agachada. No sabía cómo explicarlo.

Yade, Bruno, Ana y Bárbara habían avanzado un poco más hasta alcanzar un menudo campamento que fue abandonado recientemente. Las carpas estaban ilesas, y también todo lo que había ahí estaba en buenas condiciones. Los cuatros estaban reunidos en el medio del menudo campamento, dónde descansaba una taciturna fogata sin vida; no obstante, los invitados avivaron de nuevo las llamas de su latente existencia.

Todos ellos estaban sentado en el pulcro suelo.

—Si no lo quieres decir, no te esfuerces en decirlo—le dijo Yade, sonriendo—. Yo tampoco tenía esas ganas de saber todo el daño que te hizo esa montaña mágica—bromeó.

—¡Que no es una montaña mágica, te digo—le volvió a replicar Ana, con ganas de golpearla.

—¿Cómo es posible que una montaña mágica pueda hacerle daño a una persona? —intercaló Bárbara, siguiéndole la broma a Yade sin acatarse de ello.

—¡Que no es una montaña mágica, caramba! —Ana estaba a punto de arrancarse los cabellos de lo cabreada que estaba.

Yade se rio cuando veía que Ana golpeaba la cabeza de Bárbara sin motivo alguno.

—Fue la Familia Lenuxs que me quitó todo lo que más quería en esta mediocre vida—habló por fin, sin mostrar sus sentimientos de rencor—. Por culpa del Señor de la Familia de los Lenuxs, mis padres y mis hermanas se encuentran enterrados bajos tierra en estos momentos.

Yade mostró una gran sorpresa en su rostro cuando escuchó eso.



#1253 en Fantasía
#1810 en Otros
#128 en Aventura

En el texto hay: demonios, novela ligera, aventura fantasia

Editado: 08.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.