—Lo siento, Ryuusei. No podemos detener la venta del casco MCH.
—Me lo suponía, doctor. ¿Pero puedo saber cuál es el motivo?
—Ya que no es un cometa ni un aditamento, se comercializa como una "ayuda" para entrenar. Eso, bajo la prohibición impuesta a Maruyama Electronics, no se considera una violación de la restricción.
—¿Y qué podemos hacer?
—Me temo que nada. Solo podemos evitar que lo usen durante los torneos oficiales ya que no se permiten accesorios que cubran los ojos. Pero de ahí en fuera, nada podemos hacer.
—Es que no es suficiente, doctor Ichihara. Usted sabe lo que ese casco puede hacer.
—No necesitas decírmelo, estuve ahí cuando Yamamoto nos lo comentó. Y créeme que seguramente esa es la clave para... Ya sabes. Pero simplemente estoy de brazos cruzados, los abogados de Maruyama son muy astutos.
—Solo espero, Dios mediante, que no tengamos que enfrentarnos a un ejército de soldados con un casco MCH.
—Yo tampoco, Ryuusei, yo tampoco. Pero hemos tenido buena estrella, hemos salido de esta una y otra vez. Confía en que todo saldrá bien de nuevo. Por cierto, ¿por qué no le has dicho a Kaito sobre...?
Ryuusei, del otro lado de la bocina, solo hizo una pausa y no respondió nada.
—Ya hablamos una vez al respecto, Ryuusei. Tienes que hacerlo, solo así encontrarás paz en tu alma.
—Es que... no puedo... —se escuchaba la voz entrecortada de Ryuusei al momento de mencionar ese bochornoso incidente. —Jamás había sentido algo como esto, pero... no puedo defraudar a Kaito.
—¿En qué lo vas a defraudar?
—¡En todo! ¡Usted no lo comprende, cuando a veo a Kaito, me veo reflejado en él hace quince años! ¿Cómo me sentiría si alguien llegara y me dijera que mi ídolo de la infancia es el que...?
—Kaito es muy listo, más listo de lo que parece. Estoy seguro de que comprenderá. Además, ¿qué puede decir si sabe que tú y yo somos amigos?
—Pero...
—Hazlo, Ryuusei. O de lo contrario se enterará por alguien más, y créeme, no será agradable ni para Kaito ni para ti. Cuando se lo digas, yo estaré a tu lado. Cualquier problema que tengas, ambos lo enfrentaremos. Hiciste mucho por mí y es momento de recompensártelo.
Ryuusei colgó la bocina de teléfono y le dio una calada a su último cigarrillo, el último de tres paquetes que había consumido esa mañana. Solo esperaba que la premonición del doctor Ichihara se cumpliera una última vez.
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Ai temblaba de miedo, apenas acababa de iniciar el día y habían dado la lista de los duelos para ese día y para el día siguiente: Ai contra Ei, la chica del "Marumaru Team"; Elena contra Hayato, Kaede contra Kaito y Karen contra Ren. Era posible que, al menos, un equipo se fuera a casa en esta ronda. Aunque, de hecho, agradecía que el hecho de que los "Sun Kiters" completos hubieran pasado la primera ronda ya que eso apaciguaba en parte los abucheos y las protestas del público. Pero, por otro lado, la presión era mayor, ya que sabía que, si los tres pasaban, en algún momento tendrían que enfrentarse.
Mientras tanto, Hayato y Karen estaban algo cansados. Los dos tenían pensamientos similares con respecto al pasado de Ryuusei. "Algo no encajaba con su historia", pensaban ambos. ¿Acaso ese casco MCH del que Ryuusei tanto temblaba al escuchar hablar de él tenía que ver con su pasado tan oscuro?
Los tres chicos estaban sentados en una mesa de la sala común del hotel, adaptada como habitaciones para cada participante. El desayuno gratuito de los tres chicos estaba intacto, no habían movido los palillos ni siquiera un poco.
—¡Ya subieron los duelos de los cuartos de final! —gritaba Kaito feliz, mientras llegaba con sus amigos.
Pero la felicidad se le desvanecería un poco al ver a Ai, a Hayato e incluso a Karen, preocupados.
—Chicos... —mencionó de nuevo Kaito. —¿Qué pasa?
—¡Voy a enfrentarme a esa mujer del Marumaru Team! —gritó Ai. —¡Tengo los nervios hasta la punta del cabello!
—¿Y eso te preocupa? —preguntó Kaito algo extrañado. —Ya estamos en el Ultimate Tournament, ¿qué más da?
Karen volteó extrañada al escuchar esas declaraciones de Kaito. Hasta hace poco, el Ultimate Tournament lo era todo para Kaito y ahora lo escuchaba decir que... ¿que no importaba? Ese no debía ser el Kaito inmaduro que había conocido meses atrás. ¿Qué clase de mosca le había picado? Esto no era normal.
Pero, antes de que Karen pudiera mediar palabra alguna, Kaito siguió hablando.
—Ryuusei me lo hizo entender todo. He llegado con todo mi esfuerzo al Ultimate Tournament, y estoy dando y seguiré dando lo mejor de mí. Pero tengo enfrente a quienes han entrenado por años para estar en este torneo... Sé que quizás no tengo oportunidad contra gente de la talla de Karen, pero que si llego hasta donde mi cuerpo y mis habilidades pueden, que sea dando mi máximo esfuerzo.
Ai, Hayato y Karen cambiaron su semblante en ese momento.
—De verdad que eres el sol de los "Sun Kiters". —le contestó Hayato.
—Eso es porque tengo amigos que no se apartan de mí en ningún momento. —contestó Kaito muy alegre. —Ai, me perdí tu primer duelo y lo lamento. No quiero perderme el siguiente, sé que darás tu mejor esfuerzo.